Usted quizás recuerde a Ramón Tamames, de cuando hace miles de años fue del Partido Comunista, luego participó en la formación de Izquierda Unida, de ahí se fue a un partido de Adolfo Suárez, que quería ser eterno, y luego su figura se difuminó, y pasaron los años, pasaron las décadas, pasamos de un siglo y de un milenio a otro y de repente, en pleno 2023, nos dicen que con ayuda de Vox, será candidato al Gobierno de España porque habrá una moción de censura contra el presidente Sánchez, y Tamames será el candidato alternativo.
A ver, sin entrar en el fondo de los asuntos, Tamames tiene 89 años. Con todos mis respetos, está medio muerto. En cada familia hay una oveja negra a la que difuminar, como hay una oveja blanca que compite con otras ovejas blancas, porque todas son blancas salvo la negra. Tamames es más que todo lo antedicho; es la oveja blanca y la negra. Pasó por el comunismo rabioso, y cuando eso no daba votos se pasó al centro, al CDS (Centro Democrático y Social), un invento de Adolfo Suárez que acabó en derrota monumental.
Luego no supimos más de Ramón Tamames. Lo antedicho ocurrió hace tantas décadas que yo creía, lo digo muy en serio, que a día de hoy el tío estaba muerto. Cuando supe que mi admirado Santiago Abascal lo proponía para presidir el Gobierno del Reino de España, dije, pues buah, pues Tamames puede presidir España, lo que a mí no me viene del todo mal porque soy un gallego independentista y lo mejor que me puede pasar es que Tamames presida España, esa tierra de fuera.
Resulta que los de Vox proponen a Ramón Tamames como presidente de España. Pues vale, como nadie sabe quién es Ramón Tamames, mejor sería que postularan a Fofito. Si usted pregunta entre su círculo social quién es Fofito y quién Ramón Tamames, Tamames lleva las de perder. No sé por qué Santiago Abascal quiere proponer a Tamames. Nadie sabe quién es, y a pesar de que la gente cabal como usted y yo no juzgamos a nuestros líderes por su edad, habremos de reconocer que una persona de 89 años igual no es una apuesta de futuro. Cualquier mamífero bípedo como Tamames, usted o yo no buscaríamos a un viejo agonizante para que nos diseñara un futuro.
Ramón Tamames es el ejemplo de la evolución de la teoría política extremista española en las últimas décadas. A lo largo de su trágica carrera se postuló con todos y a la vez contra todos. Fue comunista, socialista, contrista, liberal, pero nunca fue nada del otro mundo y siempre fue un actor secundario. Hoy se siente excepcional e imprescindible porque Santiago Abascal le propone presidir España mediando una moción de censura destinada al fracaso.
Vale. Imaginemos que Ramón Tamames, un moribundo de 89 años, se convierte en presidente de España. Yo qué sé. El tío vivió casi un siglo y fue de todo sin llegar a nada. Ahora quiere ser presidente cuando hace 40 años era un mediocre. Pues palante.
