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El gran tratado

ES NORMAL que los dos partidos con mayor presencia en la corporación provincial traten de apuntarse el tanto. Semejante muestra de visión estratégica, gestión y diplomacia debería perdurar en los manuales de ciencia política. No puede extrañar a nadie que socialistas y populares intenten acaparar el protagonismo en este caso. Sin duda, la importancia del acuerdo alcanzado en el paraninfo del Pazo de San Marcos es de tal trascendencia que sería un fracaso para cualquiera de los dos partidos que la foto del día los dejase en un segundo plano. El éxito de semejante maniobra y, sobre todo, su relevancia de cara a la supervivencia de la mayor empresa de nuestra provincia es un trofeo que ninguna de las dos organizaciones puede dejar escapar, especialmente si pensamos en términos de rédito electoral. Se trata de un gesto superlativo para garantizar la supervivencia de cientos de puestos de trabajo y las posibilidades económicas de una de las comarcas de Lugo con mayor dinamismo y número de habitantes. Sin lugar a dudas, visto el empeño que mostraron unos y otros por adelantar al rival político, por la derecha y en línea continua, debe tratarse de un paso decisivo para asegurar la estabilidad del mercado laboral de nuestra provincia y sus propias perspectivas de futuro. Algo de lo que los ciudadanos y, de forma especial los afectados, nos acordaremos durante décadas. Evidentemente, por si alguien se pregunta a qué nos estamos refiriendo, hablamos del entendimiento al que se llegó en el último pleno de la Diputación para aprobar una declaración institucional de apoyo a los trabajadores de Alcoa y a favor de la continuidad de la fábrica en San Cibrao.

Incluso la inocua declaración a favor de los trabajadores de Alcoa siembra discordia

Que nuestros diputados provinciales hayan sido capaces de llegar a un acuerdo para aprobar esa declaración institucional es algo que no ha pasado desapercibido, sin lugar a dudas, para la cúpula directiva de la empresa norteamericana, una multinacional con centros de trabajo en medio mundo y que ocupa el tercer puesto en producción de aluminio a escala global. Lo más probable, habida cuenta de la relevancia del documento, es que el texto, nada más finalizar la intervención del presidente de la Diputación, llegase a la central de Alcoa en España, que está en Madrid. De allí, seguramente después de una reunión de urgencia entre los responsables de la compañía en nuestro país, viajase hasta la sede de Ginebra, para luego atravesar el océano y acabar en la mesa de los principales ejecutivos en las oficinas de Nueva York e incluso de Pittsburgh, en Pensilvania, donde la firma inició su ascenso a finales del siglo XIX. Seguramente no recibió la misma atención que el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Europa –el denostado TTIP–, pero casi. 

De ahí, la premura de unos y otros por atribuirse el protagonismo del armisticio puntual en la institución y la autoría del propio tratado. 

En los correos electrónicos de las redacciones entraron con tan sólo tres minutos de diferencia comunicados de gobierno y oposición. Ambos con el mismo contenido, pero con diferentes interpretaciones. Ç

Los populares informaban de que su grupo provincial había "conseguido que la Diputación de Lugo apruebe una declaración institucional sobre el futuro de las plantas de Alcoa". Mientras, socialistas y nacionalistas incidían en que "el pleno aprobó una declaración institucional que propuso el presidente" y que recogía 2exactamente los mismos acuerdos que contemplaba la propuesta del gobierno provincial", que inicialmente iba a ser tratada como una moción. 

Dicen que la victoria tiene muchos padres y que la derrota es huérfana, pero no deja de ser divertido, si no fuese que el fondo del asunto no tiene ni puñetera gracia, que nuestros representantes, siempre tan apegados al ciudadano, se peleen por tan pírrico botín. 

Tiene lo suyo que los populares afirmasen en su comunicado que habían conseguido "convencer al equipo de gobierno de que con la situación de Alcoa y de sus trabajadores no se debe hacer política". Para partirse.

Paradai

Alguien debería coger las maletas y marcharse a su casa. Después de años escuchando hablar del Plan Paradai y del puente sobre la vía férrea que iba a solucionar un problema grave de incomunicación en esa parte de la ciudad, parece una broma que la CHMS diga ahora que hay que tirar la rotonda de acceso. No fue una obra exprés. Si había algún problema, el organismo de cuenca debería haber avisado. Si no lo hizo y tiene razón, alguno de sus responsables debería responder por su negligencia. Si no le hicieron caso, el punto de mira se desplaza hacia los promotores del proyecto.

* Artículo publicado en El Progreso el día 03/06/2016

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