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Cautivo y desarmado

España está a punto de dar un paso decisivo en acabar con algo que nos sigue corroyendo

Simpatizantes del franquismo el pasado sábado. JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)
photo_camera Simpatizantes del franquismo el pasado sábado. JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)

CAUTIVO Y desarmado el General Franco se resiste a rendirse, y con él los suyos, los que aún defienden su legado, los que corren a sus pies para honrar sus restos mortales, algo que ha sucedido este fin de semana en el Valle de los Caídos. Porque el Valle de los Caídos es eso, un monumento para honrar al franquismo y sus cuarenta años de dictadura y, mientras siga manteniendo ese significado, España continuará teniendo en su interior una bomba de relojería, un nauseabundo culto hacia quien debería solamente ser llorado por sus familiares.

Ningún gobierno se ha atrevido a meter ahí la mano y a hacer de la Memoria Histórica una iniciativa de dignidad nacional. Ni socialistas ni populares han dado el firme paso de hacer de España un lugar donde se respire mejor. Ahora parece que Pedro Sánchez ha dado orden de que los restos del caudillo deben ser devueltos a sus familiares, también que los familiares de los que tienen a los suyos tirados por las cunetas de media España puedan recuperar sus restos con el apoyo de la Administración y no en base a la iniciativa de diferentes Asociaciones, se anularán las sentencias dictadas por los tribunales de excepción franquistas, se retirará toda simbología de exaltación de la Guerra Civil, se cambiará la función del Valle de los Caídos y se ilegalizarán asociaciones que hagan apología del franquismo como la Fundación Francisco Franco, todavía receptora de ayudas públicas.

Ningún gobierno se ha atrevido a meter ahí la mano

Sí señoras y señores, un 18 de julio de 2018, casi cuarenta y tres años después de la muerte de Franco, seguimos dándole vueltas a este asunto que en otros países estaría más que solucionado, con los restos de las víctimas de esa Guerra llorados por sus familiares, con el Valle de los Caídos como un lugar de enseñanza para no olvidar nunca lo que fue aquel tiempo, con las posesiones de la familia-caso del Pazo de Meirásdevueltas al pueblo-, sin honras a sus descendientes -como ese vergonzoso ducado con grandeza de España que el Ministro de Justicia del Partido Popular horas antes de cesar dejó atado y bien atado en manos de la nieta del sátrapa-, y con el dictador lejos de un espacio público donde ser alabado. Alemania, Argentina o Chile, con feroces regímenes han sido mucho más valientes que nosotros y años después de haber superado esos tiempos de horror han sabido poner fin a ese tiempo de una manera firme.

Los tímidos pasos dados por Zapatero fueron un esperanzador arranque en la creación de una Ley de Memoria Histórica que se fue apagando poco a poco, ahora el nuevo gobierno de Pedro Sánchez, acelerando con sus 84 diputados en la consecución de mejoras en diferentes terrenos emponzoñados de nuestra sociedad parece apostar firmemente por impulsar esta Ley con unos objetivos mucho más ambiciosos. También en Galicia se está trabajando mucho y bien por impulsar políticas públicas de memoria histórica y así el pasado viernes en Pontevedra en una iniciativa de la Concellería de Memoria Histórica, Luis Bará reunió a representantes de concellos y diputaciones de cara a la creación de una red gallega contra el olvido y la impunidad. Y mientras se dan estos pasos en la dirección de normalizar el país asistimos a como Pablo Casado, la gran esperanza blanca del Partido Popular califica toda esta cuestión como el monotema, supongo que se referirá a lo que le aburre que muchos ciudadanos no puedan poner unas flores en una humilde tumba mientras hay quien puede ir al mausoleo del dictador con el brazo en alto.

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