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La leche: ni tan buena, ni tan mala



Alejandro Fernández Digón. Nutricionista




Todo el mundo ha oído hablar de la leche. A algunos les parece un gran alimento, a otros les parece un error nutricional. Vamos a arrojar un poco de luz sobre el tema.

La leche es un alimento líquido, más que una bebida. Contiene proteínas, hidratos de carbono y grasas. Es muy pobre en hierro, y también en vitamina C, por lo demás casi contiene un poquito de todo.

Vamos por partes. La proteína es uno de sus mejores componentes, ya que la proteína de suero (en inglés, whey) es de muy alto valor biológico y muy asimilable, de absorción rápida.

La otra proteína, la caseína, ya es más problemática, es de absorción lenta. Lo malo es que puede causar alergias. Mi recomendación es no tomar leche jamás si eres alérgico a ella. Tampoco en este caso puedes tomar lácteos.

Si tienes alguna enfermedad autoinmune, tampoco sería aconsejable.

El azúcar de la leche es la lactosa. Este azúcar está formado por galactosa y glucosa, dos azúcares simples. Es el responsable de la intolerancia a la lactosa. Pero, al contrario que en el anterior, si eres intolerante a la lactosa sí que puedes comer yogurt o queso, pues en este caso ya se ha transformado a ácido láctico y no te sentará mal. También puedes optar por tomar leche sin lactosa.

La grasa de la leche siempre ha sido considerada mala, pero los últimos estudios demuestran que en el caso de la leche entera, que sea fresca y ecológica, de vacas que pasten libremente en los prados, es una grasa rica en CLA, es decir, Ácido Linoleico Conjugado, una grasa buena que incluso ayuda a adelgazar. También es más rica en TCM, es decir, Triglicéridos de Cadena Media, un tipo de grasa que se utiliza casi como un hidrato de carbono y es una buena fuente de energía. También es cierto que tiene grasa saturada, que esa ya no es tan recomendable, si bien al aportar vitamina A y D, estas son liposolubles (es decir, se encuentran sólo en la grasa), creo que globalmente la grasa de la leche es nutricionalmente muy aceptable.

Resumiendo, si no tienes una enfermedad autoinmune, si no eres alérgico a las proteínas de la leche de vaca (principalmente, a la caseína) y no eres intolerante a la lactosa, no veo ninguna razón por la que deberías dejar de tomar leche de vaca. Es más recomendable si eres una persona de ojos claros y de tez blanca y tomas poco el sol, ya que es una buena fuente de vitamina D.

La más aconsejable es la natural, pasteurizada solamente, fresca y entera. Mejor la ecológica, de ganado de pasto.

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