Cáncer de piel

Juan Barja López. DermatólogoLa piel es un órgano fundamental en nuestra relación con el medio que nos rodea. Es su parte más superficial, la epidermis, sobre la que puede asentar el cáncer de piel.Una de las funciones principales de esta capa consiste en protegernos de la radiación UV desprendida por el sol y que llega a través de la atmósfera. La melanina que producen nuestros melanocitos tiene un papel fundamental para ello. De este modo, las personas más morenas, al presentar mayor cantidad de este pigmento en la piel, tienen menos riesgo de cáncer de piel.Nuestros orígenes celtas hacen que la mayoría de la población gallega presente un fototipo bajo (piel blanca, que se quema antes de broncearse), por lo que la protección frente a la radiación ultravioleta no es muy eficiente y el riesgo de cáncer o precáncer cutáneo aumenta.Determinados grupos, como los pacientes trasplantados, ancianos o gente que padece determinadas enfermedades genéticas, presentan un riesgo incremental todavía mayor.¿Qué es el precáncer cutáneo? ¿Cuáles son sus consecuencias?Llamadas queratosis actínicas, son lesiones originadas por una mutación genética en los queratinocitos de la epidermis, ocasionada por una exposición excesiva a la radiación ultravioleta de una piel que no está preparada genéticamente para ello. Son lesiones descamativas de tacto rasposo y aspecto inocente.Cuando el número de células mutadas es muy importante en una determinada zona, aparece un cáncer de piel llamado carcinoma epidermoide. Este tumor tiene potencial para metastatizar en ganglios regionales por vía linfática o a nivel de órganos distantes a través de la sangre y puede causar la muerte del paciente si no se realiza un diagnóstico temprano y un tratamiento quirúrgico adecuado.Tanto las queratosis actínicas como el carcinoma epidermoide aparece sobre todo en áreas expuestas al sol, generalmente la región facial, los labios, el cuello, el dorso de las manos y, según la exposición, también en antebrazos o piernas. Es típico de agricultores o gente con una exposición solar recreativa intensa.¿Cuál es el cáncer más frecuente que aparece en la piel?El cáncer más frecuente en la piel, y al mismo tiempo el que resulta ser el tumor maligno más frecuente en el hombre, sobre todo en la raza blanca, es el carcinoma basocelular.En la aparición de este tumor pueden influir las exposiciones solares intermitentes e intensas en gente con escasa capacidad para broncearse (como tomar el son con intensidad durante el corto periodo de vacaciones). Se localiza sobre todo a nivel de cabeza y cuello, aunque también pueda observarse en el tronco con relativa frecuencia.Puede originar lesiones muy destructivas y desfigurantes en el área facial si no se extirpa a tiempo, pero no suele dar metástasis ni causar la muerte de la persona afectada.¿Y cuál es el cáncer de piel más peligroso?El melanoma. Este tumor tiene un comportamiento peculiar: si se extirpa a tiempo, con una mínima cicatriz, conseguimos curar uno de los tumores malignos más agresivos que padece el ser humano.Si no se hace a tiempo, el tumor profundiza, se disemina a través de la sangre o de los vasos linfáticos y se vuelve incontrolable. La quimioterapia o inmunoterapia actual para el melanoma resulta insuficiente en la mayoría de los casos para el control del tumor.Puede aparecer en las zonas antes mencionadas, aunque las de más riesgo son, sin duda, la espalda y las piernas. No sólo la exposición solar estaría relacionada con su aparición, también la genética. Sabemos que la genética tiene un papel muy importante en éste tumor, tanto a nivel de herencia como a nivel de mutaciones puntuales que hacen que un grupo de melanocitos de la piel comiencen a crecer de manera descontrolada y que, posteriormente, puedan migrar a través de los vasos sanguíneos o linfáticos.Lunares y melanomasLos nevus son tumores benignos, aunque los melanocitos que los forman pueden malignizar. Tener un gran número de lunares parece que incrementa el riesgo de melanoma.Aún más importante que el número, es la forma de los mismos, la que guía al dermatólogo a la hora de vislumbrar el riesgo que pueden presentar las lesiones.Anteriormente, los dermatólogos nos guiábamos por los criterios ABCDE (Asimetría, Bordes irregulares, disCromia — la aparición de diferentes colores dentro de la misma lesión— y Diámetro mayor de 6 mm, anteriormente Elevación, actualmente Evolución) sobre el riesgo de malignidad de un lunar y la conveniencia de extirparlo.Actualmente es el dermatoscopio, una pequeña linterna de luz polorizada, la que orienta la mayoría de nuestras decisiones.¿Cuándo es necesario controlar los lunares?La gente que presenta múltiples lunares, nevus atípicos o displásicos o aquellos que han tenido un melanoma deben seguir controles como mínimo cada 6 meses para minimizar el riesgo de presentar un melanoma en fase avanzada.Asimismo, deben controlarse aquellos lunares que crezcan rápido, sean planos o abultados, sobre todo si tienen diferentes colores y bordes irregulares. Síntomas como el picor, sangrado o dolor casi nunca están presentes en los melanomas iniciales ni avanzados, aunque han sido referidos como signos de malignidad.¿Qué podemos hacer para prevenir el cáncer de piel?Tres pilares parecen fundamentales:1. Debemos evitar la exposición solar recreativa entre las 11 y las 17 horas.2. Usar las sombras y tapar las zonas expuestas con sombrero, gafas de sol o ropa, especialmente, tejidos sintéticos y oscuros o utilizar un fotoprotector tópico con un FPS superior a 30. Éste se debe reaplicar cuando vamos a estar más de un determinado número de horas y tras el baño.3. El control precoz de lesiones sospechosas.Foto 1: Queratosis actínicas. Posible degeneración a carcinoma epidermoide.Foto 2: Exploración con dermatoscopio de lunares.Foto 3: Imagen obtenida con el dermatoscopio que sugiere la existencia de un melanoma.

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