Blog | Recto verso

En la tele, para mal

LA GRAN mayoría de la población vivimos en "una zona normal". Cuando salen en la tele nuestros barrios o nuestras casas hablan de "un barrio de clase baja", "un barrio de clase media", "un barrio de clase alta", "una ciudad de provincias", "un pequeño pueblo de...", "una ciudad dormitorio", "un pueblo de pescadores", "un céntrico barrio de..." Todas esas expresiones que yo sé que se usan de forma inocente en los medios de comunicación, de hecho yo mismo las uso cuando toca, no son en realidad una forma de ubicarnos en el lugar de los hechos, sean los que sean, sino que son un método para pringarnos del día a día. Son un eufemismo que tapa una expresión mucho más atinada y que tan solo pretende despertar nuestro interés como espectadores o lectores. Lo que quieren decirnos realmente es: "Esto podría haberle pasado a usted". Ni más ni menos.

El segundo día de clase de una asignatura que aún hoy no sé si servía de mucho, Redacción Periodística, el profesor, que era un viejo (o a mí me parecía un viejo) del Opus Dei nos soltó esa historia de que si te ofrecen un millón, que entonces era de pesetas y era una pasta, no como los 6.000 euros de ahora, por matar a un amigo denunciarías a quien te lo propuso. O a uno de tu barrio, o de tu pueblo. Pero que si te lo dan por pulsar un botón y que muera un negro del África tropical o un filipino o un chino... ¿qué? Total, a quién le importa. El jueguecito está bien traído y, aunque simplón, tiene mucho de verdad. Pero no hay que dramatizar, porque al final lo que quiere decir realmente es que miramos con mucha más atención lo que pasa en nuestro patio, aunque sea una memez, que un atentado con 300 muertos en Yemen.

Antes o después nos llevaremos otro disgusto serio con la violencia de género

En A Mariña pasan muchas cosas interesantes, aunque no suelen salir por la tele. Yo casi no la veo, pero a día de hoy es imposible no tropezarse con ella. Con la tele, digo. Salen cosas realmente estúpidas y pienso por qué no habrán sacado algo que nosotros publicamos esa semana y que creo mucho más interesante. La respuesta es variopinta, y buena parte de culpa la tiene la estructura con que funcionan las televisiones, sin cobertura para esta zona. Es decir, les cuesta mucho tiempo, dinero y esfuerzo desplazar hasta aquí una unidad móvil. No compensa. Sale más a cuenta hacer cualquier patochada en el centro de Santiago, aunque no haya por dónde cogerlo.

Así en general, qué quieren que les diga, yo prefiero que no salgamos en la tele. Es muy raro que manden aquí una de esas furgonetas por algo alegre. Casi siempre son desgracias. Hace solo unos días se celebró un juicio en Lugo y pensé que estuvimos a punto de abrir un Telediario. Juzgaron a un mocoso de Ribadeo de 20 años, Kevin Pérez Estrada, que estuvo a punto de matar a palos a su pareja.

Tras tomarse 20 ansiolíticos (según su versión), se encontraba lo suficientemente despierto como para pisarle la barriga a su pareja, embarazada, y tratar de asfixiarla con un cojín y una cortina de baño. Resulta curioso escucharle que perdió el control y se le fue la pinza pero, ¡qué cosas! justo hasta que llegaron los de la Guardia Civil, que dijeron en el juicio que el chico estaba callado y colaboró con ellos sin problema. Curiosa forma de actuar la de esos ansiolíticos.

Lo dicho, este tal Kevin Pérez que imagino que acabará donde le corresponde, en el trullo, casi nos manda a todos los de Ribadeo a abrir el Telediario. Aunque ahora tiene que ser muy espectacular para que algo que no sea Cataluña abra los telediarios. En TVE murieron cuatro personas cuando los incendios y si no protesta el Consejo de Informativos nos dedican 30 segundos. Y eso que al parecer fue un atentado terrorista. Sus familias deberían entonces ser consideradas como tal: víctimas del terrorismo.

Pero volviendo a Kevin Pérez, su acto de maldad nos sirve para mostrarnos que cualquier día volverá a pasar y habrá una mujer muerta también aquí. Todos sabemos o sospechamos de casos que podrían acabar así, pero no lo contamos vaya usted a saber por qué. Porque a lo mejor le tenemos miedo al Kevin de turno. O apreciamos a su padre. O peor aún, pensamos que en el fondo no es mal tipo porque le conocemos desde pequeño y le vimos crecer. También porque en el fondo, nos decimos, no es asunto nuestro, como si salvarle la vida a alguien no fuese asunto de nadie.

En Teixeiro debe de seguir el doble homicida de Cervo (mató a su mujer y a su suegra). Ese no parece tener remedio. Este de Ribadeo tiene 20 años. Me gustaría pensar que la cárcel le servirá para algo. Pero mucho me temo que no va a aprender nada bueno. Con él o con otro, al final abriremos el Telediario.

EL GUSTO: Una buena salida para Os Castros de Mondoñedo

LA ALCALDESA de Mondoñedo prepara un buen futuro para el castro de Os Castros. El topónimo y lo que oculta, como en tantos lugares de Galicia, se mezclan a la entrada de Mondoñedo y fueron estudiados por Abel Vigo para conocer el alcance del castro que hay bajo tierra. Con todo bastante claro, Elena Candia quiere hacer un juego doble, ahora que ya sabe que la ubicación de los restos arqueológicos se lo permite, y se trata de aprovechar la zona por la que no está el yacimiento para dar un nuevo acceso a una parte de la ciudad ahora con un vial insuficiente. Seguro que agiliza el castro y la carretera.

EL DISGUSTO: Una reparación que solo demuestra un gran abandono

DÍAS ATRÁS vimos un nuevo bacheo de la carretera de la costa. Los que lo hacen físicamente no tienen la culpa, pero realmente da ganas de parar un momentín, bajarse del coche y preguntarles quién les mandó hacer eso como lo están haciendo y donde lo están haciendo. No por nada, para ir a preguntarle quién le mandó a él o a ella y así succesivamente. Al final del camino está este hombre, Íñigo de la Serna. No es más que otro ministro de Fomento. Ninguno nos hizo ni caso, pero desde luego este tampoco. La situación es tan vergonzosa que da la impresión de que nos lo hacen adrede.

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