Blog | Recto verso

Vidas perdidas

Los festivales sirven hasta para reivindicar una forma de vivir olidada en el tiempo

SI HOY es lunes y esto es El Progreso, ya lo sabrán todo sobre el Resu. Faltan ya solo horas para que se levante el telón más majestuoso del heavy metal y otros estilos circundantes en la ciudad de Viveiro. Miles y miles de personas circulando con una educación que ya querrían para sí en otros eventos de masas de por aquí mismo donde la costa no va tan ordenada. 

Pero no conviene teorizar demasiado sobre el Resu básicamente porque no tiene sentido y habría que ser muy bueno para aportar algo que no se haya dicho ya. Y no es el caso. Simplemente les deseamos lo mejor. Exactamente lo mismo que les deseamos a todos los demás festivales que van surgiendo por la comarca y que con sus matices van componiendo un fresco cada vez más completo de la música contemporánea y popular en sus distintos géneros. Desde la avanzadilla electrónica del Tentacle a los más indies del Vrao en Foz.

Ayer [domingo 3] mismo concluyó una oferta singular en Abres, a caballo entre Trabada y Vegadeo, que me encantaría que se consolidase. Se llama ‘Eu son Eo’ y nace de un concepto tal vez algo complicado pero desde luego interesante: la fusión de la vida tradicional vinculada al río Eo (prácticamente desparecida) con una proyección de futuro. Así que la oferta se basa por un lado en mostrar aspectos de aquella vida en torno a todo lo que significaba el río y, por otro, nada de folk tradicional: caña con Novedades Carminha y muchísima música electrónica. Es la fusión entre dos mundos. 

Cuando escribo estas líneas desconozco el resultado que obtuvieron. Allí juegan aún más que en otras partes con el hándicap meteorológico. 

Aunque ya haya pasado, no está de más recordar todo eso que quieren recuperar: la memoria de la vida en el Eo. A partir de la localidad de Abres el Eo pierde su condición de río para transformarse en ría. Durante siglos, la gente de ese entorno vivió completamente vinculada a esta peculiaridad. 

Ahora ya casi no quedan, pero los salmones supusieron una suculenta fuente de ingresos para cientos de familias en la parte comprendida entre Porto y A Pontenova, con epicentro en San Tirso y el propio Abres. 

Pero no solo eso. Hace muchos años ya había una carretera espantosa, pero además la gente no tenía coches. Desde Trabada o Sante era habitual ir a Vegadeo y Ribadeo en burro, a caballo o andando. Desde Abres se iba en chalana. Descendían por el río, normalmente con las mareas, cargados de mercancías que iban distribuyendo en diferentes puntos de las riberas, como una fábrica de sal, que todavía boquea, que tuvo un punto de crecimiento salvaje en el pasado. 

También descendían hasta más abajo, hasta Vegadeo, donde había pequeños embarcaderos en los que atracar y descargar las mercancías que vender posteriormente en el mercado. No era ninguna broma. En aquel entonces competía en igualdad de condiciones con Ribadeo. 

En cuanto a lo de la pesca, queda dicho que siempre la aprovecharon hasta sus últimas consecuencias, seguramente más de la cuenta. Uno que tiene sus orígenes allí al lado, en Sante, escuchó algunas historias completamente alucinantes. Como el duelo a tiros entre los escoltas de Franco y un grupo de lugareños mosqueados no por las políticas represivas o hasta asesinas del generalísimo, sino porque no tenía nada mejor que hacer que plantarse allí a pescarlos sus salmones. 

Lo de pescar es un decir. Si mal no recuerdo está viva la persona que se encargaba de que, cuando iba a pescar el dictador, nunca le faltase una pieza con la que poder chulearse. Al hombre se le daba bien bucear y le ensartaba directamente los salmones en el anzuelo para regocijo del canijo de Ferrol que por un momento se sentía el mejor, algo que no debía de sucederle con excesiva frecuencia. 

Todo ese sentido de pertenencia al río se prolongó durante generaciones. Allí confluyen numerosos afluentes del Eo y a los que vamos poco nos resulta hasta sencillo perdernos en los recovecos de Guiar o Ferrería. En la zona cuentan que siguen existiendo trampas para salmones y todo eso, pero tengo mis dudas de que sigan siendo fructíferas y de que ahora no sirvan más que como entretenimiento de algún vecino con pocas ganas de ponerse a tirar la caña. También hay quien lo hace legalmente, por descontado, pero por lo general son mucho más agradecidas las historias de crápulas simpáticos que elegían un salmón muerto para colocarle a Franco quedándose él con los vivos, y el Gran Líder Español ni tan siquiera se enteraba. ¡Qué tiempos!

EL GUSTO
Un esfuerzo cultural muy de agradecer en estos tiempos

EL CONCEJAL de cultura de Ribadeo, Farruco Graña, acaba de clausurar la tercera Feira do Libro del municipio. Por circunstancias políticas que no vamos a comentar aquí recae sobre el Concello de Ribadeo la práctica totalidad de la organización y promoción de este evento que, no hay más que hojear su programa, se nota claramente que está sacado adelante como un empeño personal y a base de mucho esfuerzo y afán por la cultura. Esto no impide que parezca que va creciendo. No es el Ribadeo Indiano, pero leer libros exige algo más de esfuerzo que salir a tomar los vinos vestido de blanco. 

EL DISGUSTO
Un acto complicado de entender que no quedará impune

A LA NUEVA alcaldesa de Lourenzá debieron de tener que explicarle dos veces el miércoles qué había sucedido para que alguien se cebase cómo lo hizo con material municipal y de una empresa, causando una enorme serie de daños. Es difícil de entender cómo alguien puede dedicarse a destrozar coches y edificios, que no son suyos, claro, sin que ni siquiera se sepa exactamente por qué. Al menos de momento. Eso sí, no fue muy listo y en dos días cayó. Al margen de apoquinar con los destrozos debería caerle un buen paquete. Le caerá: más le valdría haber desviado 100 millones a Suiza.

*Artículo publicado en la edición impresa de El Progreso el día 04/07/2016

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