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Tres de una tacada

Las fiestas temáticas de Ribadeo, Viveiro y Burela transitan territorios distintos e interesantes

Tres personas caracterizadas. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Tres personas caracterizadas. JOSÉ Mª ÁLVEZ

ESTE FIN de semana fue glorioso en A Mariña. Mercado Renacentista en Viveiro, Festa Castrexa en Burela y Fiesta Indiana en Ribadeo. Tres frescos sociológicos para abrir boca en julio. Cada cual a su vez más y más representativo a cada año que pasa. En eso los de Viveiro llevan muchísima ventaja, porque la fiesta suya viene de lejos, está muy asentada en el imaginario popular y es complicado que se desarme porque la esencia de salir a comer a la calle puede mantenerse más allá de que haya o deje de haber una organización detrás que se encargue de organizar un desembarco lustroso o actividades de calle luminosas.

En eso anduvieron listos en Viveiro. Tiraron de su conexión con Carlos V que, como suele pasar, no es  particularmente profunda pero en realidad eso es lo de menos. Lo importante es el disparadero y a dónde llega la bala que lanzaste al principio sin ni siquiera saber a donde.

Es innegable que dieron en el blanco, un poco lo mismo que les pasó en Ribadeo, donde el leit motiv es todavía más endeble: un buen puñado de edificios indianos (algunos espectaculares, eso sí) dieron para estirar una idea singular: celebrar la emigración. Fueron bien pocos los que regresaron contentos de su aventura pero, sinceramente, no me gustan algunas críticas que se hicieron al gobierno municipal porque se celebra la historia de un fracaso como sociedad.

Pues claro que es verdad, pero cuando la humanidad se puso a buscar algo químicamente puro salieron cosas tremebudas. El exceso de puridad solía acabar en un chovinismo exacerbado que rayaba en el fascismo o directamente se ponía a su servicio. Por otro lado en Baviera exaltan como nadie en el mundo el consumo de alcohol en el famosísimo Oktoberfest y no veo que nadie se rasgue las vestiduras. Qué decir del San Fermín en el que estos días se festeja una carnicería a la que yo no le encuentro sentido. Pero en fin, si hay a quien le gusten los toros, pues que los disfruten.

Esto de Ribadeo en comparación es una auténtica chufla. La fiesta podría correr el riesgo de iniciar su descenso, pero por lo visto desde el viernes a la caída del sol, ese declive no parece que se vaya a dar, al menos por el momento.

El año que viene tocará fiesta tras unas elecciones municipales. Veremos si afecta, pero estaría bien que no, porque a la vista está que cada vez sale más gente caracterizada. Los sábados es hasta complicado encontrarse a alguien vestido de calle.

El presidente de la Asociación de Comerciantes dijo que no era ninguna barbaridad calcular que la fiesta mueve unos tres millones de euros. No soy yo nadie para rebatirlo porque además carezco de datos que tal vez él sí que maneje, pero algo mucho me parece. Sea como sea, si la fiesta consigue mover un millón de euros en solo tres días se trata de algo gigantesco.

Podría ser. Después de todo, hay que pensar en los cientos y cientos de grupos que salen a comer y a cenar estos días, en los que es complicado encontrar mesa si no hiciste antes una reserva. Es obvio que los trajes se van perfeccionando, particularmente los de ellas, algunos espectaculares de verdad. Y eso no sale precisamente barato. Así que entre unas cosas y otras, podría salir esa cifra.

Caso diferente es la Festa Castrexa de Burela. Como todas estas temáticas de los últimos años arrancó con una fuerza impresionante, en este caso impulsada por el reclamo del famoso torques y la presencia castrexa en el entorno. Pero ahora está arrastrando algunos problemas derivados de que hay problemas para encontrar una comisión organizadora que la saque adelante.

Al final, y esto es así, nos gusta que nos lo den todo hecho para luego poder criticar a gusto. Pasa con estos, con las comisiones de fiestas y con todo en general. Así que a la Castrexa, que es como se la llama de forma abreviada en Burela, es a la que más le está costando salir adelante, y eso que a la gente que finalmente se animó a tirar de ella hay que reconocerle que lo hizo con ganas y sin miramientos.

Sea como sea, van a tener que seguir afrontando ese problemilla en años venideros y tal vez no les resulte sencillo. Fue solo un fin de semana pero las localidades de A Mariña ya se quitaron de encima tres de sus fiestas temáticas. Faltan muchas todavía, esparcidas por la práctica totalidad de los municipios, donde si no hay de esto hay una malla y si no cualquier otra cosa como por ejemplo el festival de Trabada del fin de semana anterior.

Aunque parezcan muchas, no me parece que sobre ninguna.

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