Blog | Recto verso

Tesoros bajo el agua

Nos hacen pocas visitas oficiales, así que habría que aprovechar todas las que tenemos

A LA RÍA de Ribadeo, en Ribadeo, se le vino haciendo un caso relativo durante generaciones. Gente con buen ojo sí se lo hacía, sobre todo en verano. Los amantes de la vela enseguida detectaron que era un lugar excelente para las ciabogas. Imagino, no lo recuerdo, que fueron unos cuantos de ellos los que empujaron para que se pusiera en marcha lo que hoy es el Real Club Náutico de Ribadeo. En torno a él se gestó un paseo muy recomendable que sosiega los ánimos y recoge un solete agradecido, para mi gusto más en invierno.

Con sus problemas y problemones, la ría sigue ahí, alterándose más de la cuenta con el paso de los años pero todavía imponente. Ahora se aprovecha también de forma excelente para sacar algún pez interesante para la cena en pesca submarina y, más últimamente todavía, es objeto de curiosidad arqueológica por los amantes del submarinismo.

A partir de ahí, comienza una historia con final todavía por escribir pero que promete. Aunque las gentes del pueblo ya lo sabían, poco a poco se van dando a conocer más y más barcos hundidos a lo largo y ancho del estuario. Un favor que nunca le pagaremos a este fenómeno es el de haber ampliado nuestro vocabulario. Gracias a él, en Ribadeo conocemos mejor que en cualquier otro lugar del Cantábrico el significado de la palabra «pecio».

El pasado martes anduvo por aquí el Jefe de Arqueología de Patrimonio, Roberto Pena. También se acercó una gente de la Armada y los del CAS Costa de Lugo que avisaron de que en una zona cercana a la segunda pilastra del Puente de los Santos podían haber dado con otro barco que en su día tuvo poca fortuna. Hechas las pesquisas pertinentes resultó no ser así aunque el esfuerzo de la gente del CAS Costa de Lugo tuvo igualmente su recompensa porque lo identificado por el arqueólogo Miguel San Claudio (con el que hubo quien se hizo fotos y todo, a lo Mick Jagger) resultó ser un depósito de restos arqueológicos que él, a vuela pluma, ubicó entre los siglos XVI y XIX.

Se trajeron a tierra unos cuantos de esos restos y luego los llevaron al museo de Bueu para analizarlos más en profundidad y atinar con el diagnóstico.

En este punto es en el que nos detendremos un momento. El responsable de Arqueología autonómico al que antes se hizo referencia, Roberto Pena, resultó ser un científico de lo más agradable... y de lo más razonable. A preguntas de los medios de comunicación allí presentes, el hombre se mostró de lo más conciliador y explicó que, después de todo, ellos no tienen mayor interés en quedarse para sí (en este caso en Vigo) con los restos que se van extrayendo de la ría de Ribadeo, y que en el caso de que se les habilitase un local bien acondicionado, no habría ningún problema en dejarlos allí para que la gente al menos se haga una idea del pasado marino de Ribadeo, que por lo que él mismo explicó es de lo más variopinto.

Una lástima que en el gobierno municipal de Ribadeo, como le pasaba a Felipe González antes y ahora a Mariano Rajoy, se enterase de la oferta por la prensa. Tantos esfuerzos dilapidados en discutir con la Xunta y para una vez que desde allí se lo ponen a huevo, no hay nadie para recoger el guante.

Como rectificar es de sabios, el alcalde de Ribadeo enseguida apuntó que no solo quieren eso, sino un objetivo mucho más ambicioso en el que resulta que ya estaban trabajando y tenían a punto de caramelo. Es una suerte porque a lo mejor hasta puedan llevarlo a buen puerto y todo.

En todo caso, no estaría de más que cuando se dan este tipo de visitas, alguien del gobierno municipal se pasase por allí. Al menos en este tipo de cuestiones inocuas. Sabemos lo mucho que se enfadaron en Viveiro, Burela y Trabada porque no les invitaron a visitas de los conselleiros, y con razón. La visita del martes no era exactamente lo mismo. Podías ir por allí y hablar con aquella gente con total naturalidad. No había mucho formalismo y todo el mundo sabía que iban a estar allí (había salido en todos los medios de comunicación), así que fue una pena que nadie le explicase a Roberto Pena al menos una parte de ese proyecto que el Concello está a punto de finiquitar.

El pasado de Ribadeo es realmente impresionante, y una parte importante recae en la ría y en la ingente cantidad de fondos que fueron llegando a la localidad a través de ella. Ahí está la historia del Marqués de Sargadelos para corroborarlo.

Es uno de los problemas de nuestro tiempo, no solemos estar a la altura de nuestro pasado para poder mejorarlo.

EL GUSTO. Uno de esos héroes a los que nunca se les llama por su nombre
A RAÍZ de un rescate en un barco mercante en el quinto pino conocimos a Daniel Corvo, un rescatador del Pesca 2 y que fue uno de los participantes en la operación realizada en el Modern Express cuando este se encontraba en una deriva muy peligrosa. Generalmente tanto él como sus compañeros se juegan el pellejo sin que nos demos cuenta para nada. A veces levantamos la vista y les vemos pasar en el helicóptero, pero nunca se pone cara a esta gente que se juega el tipo para quitar a gente del mar en unas situaciones que, por lo general, son de lo más peligroso. Hay que reconocérselo.

EL DISGUSTO. Trabada tendrá que esperar por otro puente en Abres
LA ALCALDESA de Trabada, Mayra García, se trajo buenas y malas noticias la semana pasada de su visita a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. Las buenas son la promesa de cierta limpieza del río Eo en Abres (Vegadeo) y Ría de Abres (Trabada). Las malas, que para sacar adelante la construcción de un nuevo puente en Ría de Abres, ya que el actual está completamente obsoleto, tanto ella como su colega veigueño César Álvarez van a tener que sudar tinta. Tendrán que recurrir a Fomento, con lo que eso significa de retrasos, papeleos y colas interminables. Parece que habrá que esperar.

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