Blog | Recto verso

Prensa local o comarcal

La rareza de tener un semanario propio, como Ribadeo, abre una ventana a otros mundos

EL PASADO sábado esta casa estuvo de celebración en Ribadeo. El semanario La Comarca del Eo cumplió 5.000 números y eso no es cosa de dejarla correr. Hay que pensar que son 5.000 sábados de manubrio. 5.000 semanas en las que alguien, quien sea, se preocupó de asomarse a la ventana y ver lo que pasaba en Ribadeo.

Últimamente eso lo hago yo con alguna frecuencia. A diferencia de anteriores editores del semanario, se da la circunstancia de que en realidad esa parte de mi trabajo es un anexo que me toca conjugar con la principal, que es la elaboración del suplemento de A Mariña, fuente inagotable de dichas y desdichas.

Esta dualidad me permite comparar muy bien lo que en principio parecería una diferencia pueril: entre prensa local y prensa comarcal.

En apariencia absurda, puedo jurar que se trata de disciplinas completamente diferentes. Muy poco que ver. La prensa comarcal funciona con una serie de resortes mucho más cercanos a la prensa de ámbitos espaciales mucho mayores. Hasta ella llegan los tentáculos de organismos autonómicos y, en ocasiones, hasta estatales, aunque más rara vez. Pero sucede. En ella hay lugar para ciertas apuestas o para abrir puertas que pueden ser cerradas en caso de no encontrar lo esperado al otro lado.

La prensa local es otra cosa. Para empezar, no hay oficio más exigente. Y no se trata de autoexigencia, al menos en principio, aunque acabas cayendo en ella a base de no querer afrontar las tremendas reprimendas de la audiencia que concita a su alrededor.

En el caso de La Comarca del Eo, creo que puedo situar su índice de penetración sin equivocarme demasiado en algo cercano al 80% del público posible mayor de 30 años. Huelga decir que eso es algo totalmente impensable para cualquier medio de comunicación del tipo que sea. Es probable que Radio Popular de la Costa lo consiguiese en sus primeros y fulgurantes años, cuando también implantada en Ribadeo sus trabajadores se convirtieron en estrellas mediáticas. Y quede claro que eso no es una metáfora, es la fiel constatación de un hecho sin precedentes e irrepetible.

En la prensa local que te baile una letra es motivo de mofa y que se publique algo con un tono inadecuado para alguien es inmediatamente objeto de réplica. Se trata también de una atalaya para trabajos algo más reposados, en los que la gente aficionada a la historia local, quien descubrió la labor de algún personaje o quien husmeó en algunos archivos aún sin explotar expone allí sus operaciones y conforma así un ecosistema en el que acontecimientos tan de andar por casa como puede ser el partido de fútbol del domingo comparten espacio con ensayos sobre algún ribadense del pasado que realizó algún descubrimiento o hecho extraño que se nos explica.

En otras palabras, es algo fascinante.

Dicho esto, el paso del tiempo deja bastante claro que esa circunstancia que a mí me lo parece no se lo parece a todo el mundo. Antes, era de lo más habitual que las villas de carácter medio o incluso pequeño tuviesen su propio semanario. El paso de los años los fue podando a base de bien. La propia capitalidad provincial no dispone de uno, aunque sea precisamente El Progreso lo que muchos consideran ‘el’ periódico. En A Mariña solo pervive El Heraldo de Viveiro. Poco más.

Lo dijo Juan Calvo-Sotelo en el acto que se celebró el sábado: no sabemos la suerte que tenemos. También lo comentó el alcalde de Ribadeo, Fernando Suárez: La Comarca consigue plantar cara a las redes sociales. Es más, puso sobre la mesa algo que es rigurosamente cierto. La diferencia entre lo que se publica en La Comarca del Eo y lo que se cuelga en las redes sociales es que en estas últimas cuando separas el polvo de la paja, expresión que él mismo utilizó, resulta que el semanario gana por goleada. Y sobre todo queda. No es lo mismo que te pongan a parir el sábado en La Comarca del Eo que en ese extraño cajón de sastre de Facebook llamado ‘Non eres de Ribadeo si non...’ Esto es así. Al menos de momento.

Y yo, que trabajo en esto, qué puedo decir, que siga así durante muchos años, porque la realidad es que se trata de un fenómeno asombroso que pese a la exigencia del público sí genera algunas alegrías que también, cómo no, se expanden con la misma potencia que las tristezas de otras veces. Por lo demás, esta casa continuará tirando hacia delante con este semanario y además le lavó la cara profundamente.

Y el acto bien, gracias. Gracias sobre todo a los que asistieron. Ellos son los que hacen la prensa local.

EL GUSTO: Una iniciativa que marcó la Navidad de la villa ribadense

PUEDE ESTAR más que satisfecho el alcalde de Ribadeo de cómo le salieron las cosas con su apuesta por la pista de hielo como actividad alternativa de ocio en Navidad. Lo cierto es que ya se había probado con anterioridad en Viveiro y Foz con resultados irregulares que, en cualquier caso, no animaron a sus promotores a continuar con ella. Sin embargo, en Ribadeo sí cuajó. A falta de conocer las cifras oficiales de la gente que pasó por ella, lo cierto es que es evidente que ayudó mucho a atraer clientes al comercio ribadense, que al fin y al cabo era el verdadero objetivo de esta iniciativa que, seguro, se repetirá.

EL DISGUSTO: Las obras, otra vez a medias, en la carretera de la costa

HAY QUE pensar que es por el mal tiempo, pero lo cierto es que hace ya un tiempo que las obras de reparación de la carretera de la costa se quedaron como estaban. El departamento que dirige de forma interina Ana Pastor no acaba de prestar la atención que se merece a esta obra sin que nadie dé una explicación clara de por qué. Ahora llueve mucho y es una excusa perfecta, pero lo cierto es que el brío inicial (justo antes de las elecciones) se deshizo como un azucarillo y la cosa ya no marcha con tanta alegría. Mientras, hay que seguir cogiendo baches cada vez que se va desde Foz hacia el occidente.

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