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Mensaje de socorro

El lío de los socorristas en la provincia se enreda todavía más en el caso de Ribadeo

A DÍA de hoy parece un despropósito que el domingo no estuviesen funcionando los socorristas en las playas a toda máquina. Pero así fue. Solo algunos concellos algo previsores tenían unos cuantos de los que tendrán el próximo fin de semana trabajando a pie de agua. Este año la Xunta montó un buen fregado con esto. En realidad, es solo un daño colateral más del paulatino desmantelamiento de casi todo, que van arrojando a los concellos para que carguen con buena parte de los servicios que siempre fue ofreciendo el Gobierno autonómico. Lo mismo vale para el central, que también suelta lastre que da gusto. Luego cada palo que aguante su vela y los alcaldes vuelcan su mirada en la Diputación, esa entidad que decían (decíamos) que había que suprimir porque era una inutilidad, ¿se acuerdan? Pues si no es por ella no hay carreteras por las que circular, menos planes de empleo a los que agarrarse y muchas menos competiciones deportivas.

Hace unas semanas hubo un episodio singular: el alcalde de Barreiros, Alfonso Fuente, que recordemos que desde un punto de vista técnico ahora mismo no es del Partido Popular, le tiró un buen capote a Darío Campos un día que fue de visita por allí, diciendo que vaya maravilla la Diputación, que a ver si en la Xunta se enrollaban así. Le faltó tiempo a José Manuel Balseiro, el delegado de la Xunta en Lugo, para aparecer a poner orden. Luego el alcalde convino en que, después de todo, la ayuda de la Xunta también era algo impresionante, se hicieron una foto y todos contentos. Pero para entonces el guiño ya estaba hecho. Mensaje recibido.

Esas cosas pasan por lo que decíamos antes: a los concellos poco a poco se les va cargando con más peso del que pueden asumir, así que un día pillan de malas a un alcalde que lleva pidiendo no sé qué no sé cuánto tiempo, y este se revuelve. Los del PP no se revuelven prácticamente nada porque saben lo que hay. La mayoría de los del PSOE tienen cierta tendencia a la continencia porque no saben qué se van a encontrar. Me refiero a en sus propias filas: si van a pisar tierra firme o si no habrá nadie que les eche una mano.

Y luego están los demás, que son muy pocos. El que monta, de largo, los mejores números, es el de Ribadeo, Fernando Suárez. Ahora mismo se encuentra en una situación singular: un complicado equilibrio entre ser del Bloque Nacionalista Galego y de un partido independiente, con diez concejales de diecisiete, arreando ya la mitad de su tercer mandato, dueño de un pronto poco frecuente en política y firme defensor del ribadensismo por bandera, algo que se puede permitir y en lo que tiene campo libre porque su formación quedó fuera del poder en todas las instituciones. Todo ello forma un cóctel que le permite pequeñas salidas de tono, más pirotécnicas que dañinas, cuando se siente maltratado por la Xunta, algo que cada vez es más frecuente.

Esta pasada semana fue a cuenta de los socorristas. La Xunta consideró más que suficiente que Ribadeo tuviese siete y Fernando Suárez, que alimenta una plantilla de 23, puso el grito en el cielo y llamó al Ejecutivo "fato de miserables" y comentó una frase espectacular referida a su responsable en Lugo: "É merecedor do todo o meu desprezo". Balseiro pasó de puntillas sobre todo esto, pero sí que trató de explicar lo de los socorristas y su respuesta empeoró notablemente la situación: dijo que fíjense si habrá objetividad que a Xove le dieron seis socorristas y a Ribadeo siete. Menos a Xove, que gobierna el PP, que a Ribadeo, y con el mismo número de playas. Y lo remató anunciando que un año de estos van a meter dos millones de euros en As Catedrais, en uno de esos anuncios vacuos que tanto desesperan a la gente.

Al final el Concello asumirá el gasto de los socorristas que le hagan falta y que no se preocupen en el PP, que ya se encargará Fernando Suárez de contarlo. Parece como si dieran por perdido el concello desde un punto de vista político: vamos a apretar las tuercas hasta el final porque nos da igual. Estas cosas calan en la gente, tal y como le espetó la concejala de Ciudadanos Marta Sáiz al portavoz del PP en el último pleno: da la sensación de que dicen que si no gobiernan ellos no llegará nada de la Xunta para Ribadeo. Bueno, es una estrategia. La están llevando al límite del sentido común en temas como este del socorrismo o la situación de la traída de agua, que un día va a dar un disgusto muy serio. Imagino que alguien en el PP analizará si la estrategia les está compensando el esfuerzo invertido en algunas estrangulaciones. No sé quién echa cuentas, pero a día de hoy, es obvio quién va ganando. A ver dentro de dos años.

EL GUSTO

EL DIRECTOR de la Escuela de Música de Ribadeo, Hugo García, puede estar contento de cómo le fueron las cosas en el planteamiento del festival de fin curso, celebrado al aire libre en el Cantón de Ribadeo. Parece una obviedad que con buen tiempo las actuaciones lucen mucho más fuera. Hay que leer la letra pequeña y comprender que el trabajo para ellos se multiplica y aquí lo del tiempo es una auténtica ruleta rusa y no se puede contar con él. Pero si el trabajo se puede hacer y el tiempo acompaña, el resultado es mucho más espectacular y, además, alegra la vida a los peatones.

EL DISGUSTO

HACE UNAS semanas avanzamos aquí mismo a Javier Castiñeira los dolores de cabeza que le iban a dar las obras de humanización de las dos calles principales del pueblo. Vamos a barrer un poco para casa y hacer notar lo poco que hizo falta para mostrar la razón que teníamos. Y es que no hay que equivocarse, la gente no quiere obras: quiere el resultado de las obras. Todo lo que conllevan, como se dijo aquel día, es un auténtico incordio y ahí no hay ideologías que valgan. Castiñeira va a tener que aguantar el tirón que se le viene encima. Y sobre todo, acabar con tiempo de sobra para las siguientes elecciones.

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