Blog | Recto verso

La carrera que viene

El regreso de esta sección deberá coincidir con la llegada de anuncios de la vida política

NO SABEMOS nada de nada. Cuando esta sección regrese en septiembre probablemente tampoco. Pero ya no tardaremos mucho porque a la vuelta del verano los partidos políticos no podrán ocultar ya más sus intenciones. Los que lo hagan será por una sola razón: tienen problemas.

Ahora sería el momento de los espabilados: anuncias que te vas y la gente lo lee tirado en la playa y le hace caso, sí, pero tampoco mucho. Ya habrá tiempo. Pero todo se difumina un poco entre salvamentos de los socorristas, la Panorama, especiales de fiestas y cosas así. Pero hay que tener la sangre muy fría como para que no se te caliente a mediados de julio, eso es cierto.

Por idénticas razones los que vienen deben esperar a que se pase este fregado, o leerá la buena nueva un señor de Valladolid al que le importará más bien poco, ocupados como andan en saber cuál es el horario de mareas.

En la comarca de A Mariña está casi todo el pescado vendido, pero precisamente el que no lo está es de lo más sabroso. Por ejemplo: todo el mundo sabe que se va a volver a presentar María Loureiro en Viveiro, Jesús Novo en O Vicedo, Demetrio Salgueiro en Xove, Alfonso Villares en Cervo, Castiñeira en Foz, Rocío López en Lourenzá, Elena Candia en Mondoñedo, Darío Campos en A Pontenova, Mayra García en Trabada, Alfredo Llano en Burela.

Lo sabemos por una cuestión muy sencilla: todos son alcaldes ganadores. No hay razón alguna para que no repitan. Es interesante echar un vistazo a su anverso: ver quién de sus respectivas oposiciones va a repetir. Por ejemplo: ¿Quién será el cabeza del ista del PP de Burela? ¿Y del PSOE de Foz? ¿Y del BNG de Mondoñedo? ¿Qué pasará con el PSOE en Riotorto en 2019 tras el bochorno que les hizo pasar la tránsfuga Emilia Seoane? ¿Encontrarán cierta estabilidad los socialistas ribadenses como para frenar la caída libre que emprendieron en 2007?

La vida en la oposición es un terreno muy árido y convulso, donde antes había una larga lista esperando para darte el tiro de gracia, pero la realidad es que poco a poco el desapego hacia la política hizo que ya casi nadie quiera asomarse a ese abismo, y menos en el mundo local, más desagradecido. Porque es evidente que si alguno de nuestros cargos autonómicos y estatales tuvieran que presentarse dando la cara sabiendo que se la van a partir, no les quepa duda: no lo haría, o lo harían una sola vez obligados.

Cualquiera que lleve un tiempo en política local tiene el recuerdo de cómo funcionaban las cosas en los felices años 90, cómo se movía el dinero de los ayuntamientos y cómo se cobraba hasta el punto de que compensaba económicamente ser cualquier concejal porque, llevases la delegación que llevases, te ibas a sacar un dinero. Y si tenías una dedicación, para qué contar.

Ahora eso se acabó. Cobran los que cobran y el resto debe andar con pies de plomo porque ya sabemos cómo anda el tema de las imputaciones, a las que no lograron dulcificar cambiándoles el nombre.

Luego está el funcionamiento. Todo es muchísimo más farragoso. Los trámites son eternos. Precisan decenas de informes que antes se hacían en una cuartilla que el interventor o secretario de turno firmaban sin tan siquiera mirarlos a menos que se tratase de algo gordo.

Y, desde luego, las críticas del personal. Todo es sojuzgado con total severidad, aunque eso pasó siempre. Pero hacerlo a cambio de nada es algo que casi nadie está dispuesto a asumir.

Así que evidentemente esperaremos para solventar algunas de las gigantescas incógnitas de las que estamos pendientes los medios comunicación porque también están pendientes los vecinos: qué pasará con el alcalde de Ribadeo y el resto de su gobierno municipal, dónde irá y con qué partido el ahora alcalde "independiente" de Barreiros, qué pasará con algunos de los que se pegaron grandes batacazos como Yanes Ginzo en Trabada, Carmen Veiga en Barreiros, Lamela en O Valadouro.

También habrá qué ver dónde caen algunos casos curiosos, como los que concurrieron por el BNG de Viveiro y ahora ya no se sabe muy bién dónde andan, porque para seguir los cambios de En Marea es necesaria una brújula de las buenas.

Andaremos y veremos. Pero estarán conmigo en que es triste el sentimiento de desapego que se observa. Esa convicción de que todo el mundo está harto, de que no aparecerá un Obama a nivel local en ninguna parte. Es una pena porque la falta de ilusión es un problema muy grave que acabaremos pagando todos de formas que todavía no llegamos ni a adivinar.

EL GUSTO

Una organización milimetrada que tuvo su recompensa

PUEDE ESTAR más que satisfecha Ana Martínez de cómo le salieron las cosas en este Ribadeo Indiano. Colectivos que suelen quejarse casi pase lo que pase esta vez se rindieron a la evidencia de que la fiesta sigue creciendo y además de forma muy ordenada para la cantidad de gente que se mueve, que son miles y miles de personas, además llegadas desde los puntos más insospechados. E n t r e s u equipo y la Asociación de Comerciantes elaboraron un larguísimo programa que a su vez evita que la fiesta sea un gran botellón. A día de hoy, se trata de un evento mucho mejor que las fiestas patronales.

EL DISGUSTO

El que lleva Javier Castiñeira por hacer las cosas bien

El regreso de esta sección deberá coincidir con la llegada de anuncios de la vida política el disgusto El que se lleva Javier Castiñeira por hacer las cosas bien SON INCREÍBLES algunas protestas a la decisión del alcalde de Foz de poner orden en algunas cuestiones que no deberían ni mencionarse: el control de la velocidad de los vehículos en el casco urbano o de los perros cuando pasean con sus dueños. El primer día de controles de velocidad impusieron más de 250 multas, que es algo alucinante. Luego resultó que una gran cantidad de gente no se molesta en poner un microchip al perro, algo que es obligatorio hace años. ¿Y resulta que la culpa de las multas es del alcalde? Cosas como estas justifican la desazón de la que se habla en el texto principal

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