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Esto es una maravilla

La planificación urbanística en nuestras localidades más grandes es casi un chiste

EP
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EL MISMO día que la alcaldesa de Trabada anunciaba un paquete de medidas importante para intentar hacer algo que ayude a fijar población en el municipio la de Mondoñedo avanzaba un acuerdo para reparar una casa apuntalada que tienen en medio de la ciudad. Cuando se habla de Mondoñedo siempre hay que poner ‘ciudad’; fue una de las primeras cosas que aprendí en este periódico. Las dos tratan de lidiar con el problemón de la pérdida de población, un drama al que Mayra García (la de Trabada), le puso fecha: llevan una década desangrádose sin parar. 

Sé muy bien que tiene razón y que la pérdida de población se aceleró en estos últimos diez años. Pero también sé que no es algo que le ataña a ella en un 33 por ciento, los tres años de esos diez que lleva en la alcaldía. Las zonas rurales llevan perdiendo el paso mucho más tiempo. A falta de datos que consultar a mano ese fenómeno lleva varias décadas en funcionamiento, tal y como hablamos aquí mismo hace poco. En A Mariña somos pocos los que engordamos. Si se toma un estrato temporal amplio apenas cuatro municipios son los que tienen una curva en alza: Ribadeo, Foz, Burela y Viveiro, que naturalmente ganan a costa de los que pierden. El pez grande se come al chico. Las ramificaciones de la ley de Darwin son muy puñeteras.

Como ya se expuso aquí algo sobre esas aldeas que se pierden, creo que no está de más echar un ojo a los triunfadores de este fenómeno terrible y desolador. Lo que más me llama la atención es lo bien delimitada territorialmente que está la emigración interna. Todo se concentra en calles del casco urbano. Te sales unos metros de la última del pueblo y todo es zona rural con los problemas consabidos. Es increíble.

En Ribadeo, como en todas partes, hubo varias épocas de ensanche. Fruto de una de ellas se hizo la calle San Roque. Es una calle concebida originalmente como una zona residencial, en unos años en los que ya la villa había abandonado por completo la parte baja y se expandía por lo que hoy son las Cuatro Calles. Se concebió una auténtica avenida: anchísima, arbolada y ajardinada. Otras ampliaciones posteriores muestran cómo nos vamos haciendo más tontos: estrechas, oscuras, sin aparcamientos.

Si algo tienen nuestras localidades es espacio para crecer, tal vez Viveiro algo más enrevesado que el resto. Pero en general podrían hacerlo de forma ordenada y coherente. Pero no. A nadie se le ocurrió nunca pensar que el urbanismo no es solo un problema que le afecte a la alcaldesa de Madrid o a la de París. No es ya el desconocimiento profundo de conceptos complejos, sino el desuso a conciencia del sentido común hizo que las cuatro localidades más importantes de la comarca creciesen de forma que no tengan apenas espacios públicos decentes en sus zonas modernas.
En Ribadeo los padres siguen usando para llevar a sus hijos el mismo parque que usaron sus abuelos dos generaciones atrás. Los intentos que se hicieron de crear otros fueron patéticos. El gobierno municipal tiene que andar haciendo equilibrismos para encontrar zonas de aparcamiento provisionales porque plantearse uno estable es a día de hoy inconcebible.

Pero lo que más me llama la atención es el tamaño de las calles y por qué no se conciben proporcionalmente a las necesidades del mundo actual. En estos cuatro pueblos triunfadores me quedo pasmado cuando veo que se planificó de forma tan constreñida. ¿Tanto poder tienen los constructores o tan poca visión de futuro nuestros políticos? ¿O será un poco de ambas cosas?

Sea como sea, una cosa es segura: no hacemos las cosas bien. Metemos a la gente en pisos de 85 metros cuadrados y los de más de 100 son para una élite que escasea cada vez más. Compramos y vendemos coches a montones que no tenemos dónde meter. Los bancos para descansar a veces están al borde de una carretera. Los árboles para dar sombra son una idea en un boceto que nunca se llegó a plasmar en la realidad. Nuestras aceras se levantan con una regularidad de lo más sospechoso. Parece que somos el reverso de los egipcios y buscamos siempre cómo construir para que no nos dé un solo rayo de sol, ni el primero ni el último de ningún momento del año. Somos incapaces de plantear un espacio público que reúna dos condiciones: amplio y céntrico, ya que por lo general solo conseguimos tener una de las dos. Los cascos viejos son una fuente inagotable de problemas que solo se pueden salvar de dos formas: con un convencimiento profundo de la belleza de vivir allí o porque es lo único que nos podemos permitir. 

Por lo demás, esto es una maravilla.

EL GUSTO Mucho más que una fiesta, mucho más que una faba

LA FESTA da Faba de Lourenzá es la representación más viva que tenemos a día de hoy de las posibilidades que ofrece nuestro campo. En este caso, hay una gran cantidad de gente que consigue sacar un buen dinero extra gracias a esta leguminosa que, por el momento, da de comer en exclusiva a pocas familias. Para eso hace falta una gran superficie, muchos conocimientos e incluso una buena red de contactos. Pero es innegable que su calidad es asombrosa y ya es capaz de mover casi por sí sola una parte importante de la economía de un municipio como el que ahora mismo preside Rocío López.

EL DISGUSTO Otra fuga de agua en Barreiros que se alarga demasiado

NO ESTÁ teniendo suerte el alcalde de Barreiros en la elección de sus ausencias del Concello. En las dos últimas hubo problemas. Esta última fue una fuga de agua importante que le pilló ausente y con la alcaldía sin delegar. La fuga se repite en importancia y en lugar, así que hay que inducir que algo está fallando allí. Eso mismo pensó
él, que ya avanzó que se cambiará la tubería para que no pase bajo una carretera cuyo estado puede ser responsable de su rotura, como seguro que también lo es el material en el que está construida. No será nada comparado con el día que esto mismo pase en Ribadeo.

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