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El misterio de la compra

A RIBADEO SU expansión comercial le salió más o menos como esperaba, pero en otra parte. Como si un culturista que trabaja el cuádriceps se levantase un día con los bíceps de Nadal. El pasado viernes el hipermercado Eroski volvió a llamarse hipermercado después de que el grupo Mondragón le hubiese cambiado la denominación a supermercado. Vegalsa le devolvió la de híper, aunque está por ver si solo a efectos publicitarios o también contables.

Es ya de sobra conocido que en dos días Mercadona abrirá a 300 metros de allí una superficie más o menos idéntica en tamaño pero con sus propias señas de identidad que pusieron a andar a la gente de Eroski porque no es ninguna broma que los valencianos se te pongan al lado a hacerte la competencia. Como te despistes, en menos de lo que canta un gallo empiezas a ver desfilar carros de la compra pero salidos del portal de al lado, no del tuyo.

Así a bote pronto y sin ningún ánimo de milimetrar nada, en esa zona hay varios concesionarios de coches, un Decathlon, un Brico King, un Lidl, un Merkal de calzado, dos gasolineras, varios talleres mecánicos y al menos un bazar chino que ríete tú de los del polígono industrial ese de Alcorcón en el que no hay nada que no sean bazares chinos.

Pues como decía al principio, todo eso entraba en los planes de futuro de las corporaciones municipales de principios y mediados de los 90 (participadas por todos los de entonces: PP, BNG y PSOE), pero ligeramente más al norte.

A 200 metros escasos de todo ese mejunje comercial recitado antes se encuentra el flamante polígono industrial de Ribadeo. Echando la vista atrás se trata de una infraestructura que nació torcida. Otro gallo hubiese cantado de haberse levantado en donde quería Eduardo Gutiérrez, una zona para la que lo prometieron todo: puesta en valor del castro que hay allí, del yacimiento paleolítico que también anda por esa zona, recalificación urbanística en otros puntos para que se pudiese construir aunque fuese solo un poco... No se hizo absolutamente nada de nada. Ni se exploró el castro ni se recalificó el suelo ni se construyó nada, ni siquiera el polígono industrial.

Pero eso son batallitas del abuelete. El caso es que el polígono industrial está donde está, lo gestiona Sepes y no hay manera de que arranque. A ver si al tener al lado todo ese montón de oferta comercial se le acaba pegando algo y se pone allí algún almacén o, como le gusta decir al alcalde de Ribadeo cuando hay algún acto al respecto o se tiene que referir a él: un centro logístico. A estas alturas vale cualquier cosa.

Toda esa zona comercial de Ribadeo, para quien no la conozca, está junto a una salida de la A-8 y justo a la salida del casco urbano ribadense. Los vecinos casi siempre van en coche, aunque tampoco es raro encontrarse gente que se da un paseo y vuelve cargando con algunas bolsas.

La pregunta es obvia: ¿Cómo están notando los negocios del casco urbano de Ribadeo toda esa aglomeración de auténticos monstruos comerciales? ¿Beneficia, perjudica o ni una cosa ni otra?

La asociación de comerciantes de la localidad no para de organizar todo tipo de actividades a lo largo de todo el año para conseguir ese objetivo que les sonará de escuchárselo a todas: la fidelización del cliente. ¿Pero qué es eso exactamente? Porque cuesta creer que realmente los locales comerciales pueden sobrevivir si, pongamos por caso, la misma cafetera te cuesta 20 euros menos a la salida del pueblo que en una tienda del centro. Un día cualquiera que vayas a hacer ‘la compra de la semana’ te la traes, y punto. ¿O esto no es del todo así?

Es difícil de decir y una cuestión muy peliaguda. Por ejemplo: está más que comprobado que en ámbitos más populosos se está viviendo la tendencia opuesta a la acumulación de centros comerciales. Las grandes marcas los abandonan para correr a instalarse en los cascos urbanos y, si hay casco antiguo, mejor que mejor. Vean si no dónde se ubica Zara, Primark... Todas estas cadenas marcan tendencia, y su tendencia es comprar inmuebles en pleno centro de las ciudades abandonando los grandes centros comerciales donde tan bien les fue en el pasado.

Obviamente ninguna localidad de A Mariña se encuentra en disposición de vivir ese fenómeno porque no tienen las dimensiones adecuadas, pero sí podrían estar igualmente afectadas por esa tendencia. Tal vez eso sí sea peor: tener al rival junto a la puerta. Si alguien tiene la respuesta, por favor, que formule la pregunta.

EL GUSTO Una lista que puede deparar muchas y grandes sorpresas

EL GRUPO Sargadelos presentó este lunes en el hotel Voar, con el que está emparentado a través de Segismundo García, una nueva edición de los Foros de Debate que darán continuidad a los que promovió a mediados y finales de los años 90. Atención porque Segismundo García no es hombre que haga las cosas de cualquier manera, así que la lista de ponentes de este año ya anunciamos aquí que no desmerecerá en nada de nada a lo alcanzado en aquellos años. La iniciativa privada devolverá a Ribadeo al primer plano de la cultura a nivel estatal.

EL DISGUSTO La visita del hombre de moda al final no pudo ser

JAVIER FERNÁNDEZ, el presidente de esa gestora del PSOE que ya veremos cómo será recordada, porque lo que es seguro es que será recordada, no pasó por la localidad de San Tirso de Abres para participar en el homenaje a un antiguo alcalde asesinado durante los primeros años de la Guerra Civil como estaba previsto. Tal vez fue por la gran expectación que está generando este hombre. Lo cierto es que daba algo de risa a quienes le conocíamos ver cómo se le hacían perfiles encumbrándole como hombre pragmático, tranquilo, cabal... cuando en realidad nunca tuvo carácter, pese a ganar en las distancias cortas.

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