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El coste de ganar

Es un gusto ver triunfar a David sobre Goliat, aunque a veces también nos incomode

Protesta contra las obras del gasoducto. AEP
photo_camera Protesta contra las obras del gasoducto. AEP

ES RARO que pinche una película tipo Erin Brockovic, En el nombre del padre o cualquiera de esas en que una eléctrica del medio oeste norteamericano debe reconocer que provocaron no sé cuántos casos de cáncer y pagar un pastón a familias que ya están destrozadas. Incluso Espartaco, aunque sepamos que al final lo crucifican. Pero en ese caso concreto nos compensan tres cosas: 1) Jean Simmons; 2) Kirk Douglas y 3) Ese antefinal de "Yo soy Espartaco". Siempre mola ver triunfar a David sobre Golliat.

Otra cosa es cuando sucede ante nuestras narices. Eso lo cambia todo, porque a veces nos vemos obligados a tomar partido y las cosas no siempre son blancas o negras. Y no solo eso: olvidamos que son películas. La realidad exige que el pequeño las pase canutas. A veces durante muchos años, y el pequeño a veces es el vecino que, también a veces, nos pide ayuda. Y eso es una molestia en nuestras ajetreadas vidas.

Hace unas semanas la Plataforma contra el Trazado del Gasoducto logró una victoria contra pronóstico ante nada menos que Gas Natural Fenosa. Impresionante para casi todos. No para ellos, que lo tuvieron claro desde que empezaron. Nunca les vi dudar de la victoria final. Ni una vez.

No fue un camino fácil: recogieron dos mil firmas. Patearon el terreno. Se plantaron ante las máquinas. Les denunció una multinacional por defender sus propias tierras.

Gas Natural afirma y reafirma que no, que en realidad el Tribunal Supremo solo les mandó volver a hacer toda la tramitación del gasoducto, que está funcionando desde hace ya mucho tiempo (ay, ¡esa lentitud de la justicia!). Sin embargo, y pese a mi ignorancia sobre asuntos jurídicos, creo que será fácil comprender que a estas alturas Gas Natural se ganó a pulso nuestra desconfianza hacia cualquier cosa que nos cuenten sobre este asunto.

Primero no iba a haber ningún problema. Luego no iba a molestar a nadie. Luego había algún problemilla, pero todo era legal. Luego perdieron alguna batalla judicial pero no la guerra. Ahora, qué quieren que les diga, transmiten la sensación de no saber aceptar la derrota final o, para ser exactos, parece que tratan de minimizar daños en lo económico y de buscar una salida hacia adelante en imagen pública.

En medio está esa gente de la Plataforma que ahora piden al Supremo que ordene cerrar el gasoducto. ¿Y qué esperaban? Llevan años diciendo que el trazado es ilegal y si como parece nada menos que el Supremo les da la razón, pues habrá que hacer caso a Rajoy y acatar las decisiones de los tribunales. ¿No es eso lo que dicen siempre?

Pero claro, dicen algunos: es que Alcoa, es que la gente que tiene gas en casa... Pues si todo es como pinta y estos vecinos tienen razón, no es a ellos a quien tienen que mirar. Tendrán que preguntar al inmenso complejo jurídico de Gas Natural Fenosa que qué pasa y en qué estaban pensando cuando ni tan siquiera se dignaron en recibir ni una sola vez a esa gente que lo único que quería era que no les pasasen esas tuberías a cinco metros de la puerta de casa. ¿Tanto les costaba? Pues se ve que sí.

Vale, es una estrategia de esas que usan los grandes bufetes de las grandes empresas. Pero ahora también hay que pensar que a veces sale mal y que entonces a lo mejor la culpa no es de quien los llevó al juzgado, sino de quien no tuvo la sensatez, la serenidad, la humildad y la decencia de sentarse a hablar con una gente de Ribadeo y Barreiros. Yo conozco a varios de ellos y no muerden. Ni siquiera huelen mal. Son tipos normales, pero tenaces. Tal vez no contaban con ello.

Por un lado me gustaría que cortasen unos días el gasoducto. No por la gente que tiene gas natural en su casa, sino por ver qué haría Alcoa. ¿Demandaría el dinero que tendrían que gastar a Gas Natural Fenosa? Sería una lucha de colosos interesante.

Esperemos que no haya que llegar tan lejos. Mucho me temo que esta vez los chicos del bufete de la multinacional sí se sentarán con nuestros convecinos a preguntarles qué es lo que querían. Es una pena no poder ver esa escena en que entran en una sala tragándose el orgullo de clase.

Estas cosas pasan de tarde en tarde: el pequeño gana. Deberíamos disfrutarlo y alegrarnos por ello, incluso aunque nos quedemos unos días sin agua caliente. Pero es que hay que preguntarse el precio a pagar por que las cosas se hagan bien por una vez y no como un tipo desde un despacho de Madrid dice que están bien así, y punto.

Algo así pasó con la A-8, que dijeron que tenía que dejar el Cantábrico en San Cosme para ir a Vilalba, y ya ven.

EL GUSTO Un reconocimiento más que merecido a Tito Margaride

EL PABELLÓN polideportivo de A Pontenova pasará a llamarse Tito Margaride para homenajear al gran atleta que sigue siendo un auténtico campeón, aunque ahora realmente sea su hijo Miguel al que hay que referirse utilizando ese calificativo, al menos desde el punto de vista deportivo. Pero desde el humano, al menos por el momento, el joven deberá todavía continuar una trayectoria de lucha como la de su padre, que le hizo merecedor del reconocimiento del pueblo que le vio trotar durante años y convertirse en un fenómeno pese a la escasez de medios con la que se encontró en aquella época.

EL DISGUSTO Una petición con poco recorrido real en la práctica

LA DIRECTIVA de la asociación de comerciantes de Ribadeo, que preside David Martínez, lanzó el fin de semana anterior una petición de auxilio a las fuerzas del orden para que, por favor, hubiera mayor vigilancia nocturna porque a los locales de hostelería los están friendo a robos. Todos dicen que es necesario, pero la realidad es que la respuesta, en la práctica, es un gran vacío. La realidad es que por ejemplo el Concello ni siquiera puede contratar más municipales aunque quiera. No hay guardias civiles para patrullar de día, así que imagínense de madrugada. Que no espere gran cosa.

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