Blog | Recto verso

Confesiones a 1 de agosto

ESCRIBIR CUALQUIER COSA a 1 de agosto, confío en que sepa perdonarme mi director, es algo que no se le hace a nadie. Particularmente porque plantea una dicotomía difícil de salvar: hay que escribir y no puede ser eso, cualquier cosa. Porque un lunes 1 de agosto la cosa es así: van a leerte los que están interesados de verdad en hacerlo. Y ése es siempre un público exigente que no se conforma con cualquier cosa. De modo que, como dijo uno más listo que yo: si hay que morir, hagámoslo rodeados de fuegos artificiales.

Si acaso hubiese algún lector que no sea de A Mariña, no cabe otra que recomendarle que nos venga a visitar, faltaría más, pero que llame primero. Según a donde quieras ir, la cosa está peliaguda. El consumo de agua en Foz indica que la población del municipio está prácticamente triplicada. A un bar de Ribadeo le sucedió lo siguiente: de un ron extraño del que venden una botella al año, hace años vendieron una caja en dos días. Los legendarios problemas de circulación y aparcamiento en Viveiro del pasado son una anécdota a día de hoy.

Quiero decir con esto que, aunque estoy plenamente convencido de que eso de la recuperación económica es una chufla que le pueden contar a quien se la quiera comprar, por alguna razón la mayor parte de nuestros municipios costeros están experimentando una respuesta turística bastante considerable. Los interiores también, aunque a nivel numérico, es obvio que no es lo mismo. Ni en A Mariña ni en ninguna otra parte del planeta salvo, en algunos puntos, Italia.

Algo que me llama poderosamente la atención es la gran cantidad de pulpos que había en el mar y por los que temo de cara a un futuro no muy lejano. El consumo de este bicho repugnante se está convirtiendo en tendencia, como se dice ahora. Si cada uno que se sienta a comer pulpo estos días en nuestros concellos le sacase una foto a su ración y la subiese a facebook, instagram o cualquier otra chorrada de esas por el estilo, sería lo que ahora llaman ‘trending topic’. Llegará el día en que se haga y las toneladas de pulpo desaparecidas en verano superarán el número de visitantes a la playa de As Catedrais y entonces nosotros mismos deberemos reenfocar nuestro trabajo y contar tentáculos en lugar de arcos pétreos.

Pero no todo es de color de rosa. Esa circunstancia del aluvión de gente que recibimos está revelando con total claridad que vivimos en un lugar apartado y, lo que es peor, en muchos sentidos abandonado al punto de generar problemas infraestructurales que molestan de verdad.

Si ya nos metimos aquí mil veces con el estado de la carretera de la costa que esto suceda en verano es absolutamente desesperante. La circulación ya es lenta de por sí y encima se hace sobre infinidad de baches. Hay tramos que son zona de guerra y las colas a ciertas horas del día son continuas. Lo curioso para los que cubrimos la mitad del trayecto de la costa lucense casi a diario es la casi completa ausencia de agentes de la DGT a las horas centrales de la mañana. Te cruzas con alguna patrulla que va o viene, nunca a pie de carretera, pero poco más. Eso no me cabe en la cabeza. Durante el invierno el radar te fríe a esas mismas horas. Claro que hay que ser sinceros, el radar ahora no se necesita para nada porque lo normal es que no se vaya a más de 50 por hora en ninguna parte y además es imposible adelantar porque siempre vienen coches de frente.

Estas reivindicaciones de patio de colegio ya dan casi vergüenza hacerlas por repetitivas y obvias, pero ahí están. Nadie nos hace ningún caso.

Un buen ejemplo de ello lo vemos en la Diputación. En medio de la vorágine algo surrealista que vemos de la formación no formación de gobierno y de esa ‘gran coalición’ de que todo el mundo habla pero nadie está dispuesto a asumir salvo, lógicamente, el PP, (creo yo que con cierta razón por parte de todos), nadie hizo lo que yo esperaba que sucediese cualquier día: que a nivel estatal posasen su mirada en el extraño acuerdo que se llevó a cabo en la Diputación Provincial de esa pequeña (no literalmente, más bien en el sentido del PIB) provincia gallega llamada Lugo, en la que ambos partidos llegaron a una suerte de entendimiento no muy bien aclarado, pero entendimiento al fin y al cabo.

Pero ni para glorias mayores parecen fijarse en que andamos por aquí, así que no es de extrañar que la cosa siga como cuando en los 90 la gente se sorprendía: ¿Pero Lugo tiene mar? Pues tiene tío, tiene. Eso sí lo estamos solucionando, entre As Catedrais y el consumo de pulpo, en poco tiempo quedará claro para todos que nos baña un mar maravilloso y algo frío.

EL GUSTO La consagración de la Noite Flúor de Acisa en Ribadeo

EL PRESIDENTE de Acisa de Ribadeo, David Martínez, sacó adelante una nueva edición de su iniciativa denominada Noite Flúor. Será este jueves y participarán un total de treinta establecimientos comerciales. La idea, como siempre, es sacar a la calle las ventas de los comercios ribadenses y, sobre todo, ofrecer una alternativa comercial diferente en la que además los clientes reciben regalos y sorpresas alternadas con actuaciones de distinto tipo por las calles de Ribadeo. Con toda la gente que hay en la localidad durante estos días, seguro que será un reclamo de primera categoría.

EL DISGUSTO La injusticia y el paso atrás de Viveiro que quedó en nada

ES COMPLICADO decidir si meter a María Loureiro en esta sección o en la de arriba junto a otros tres concejales y un técnico a los que la Audiencia dejó libres de toda culpa tras uno de esos juicios a políticos que tanto enervan a la gente porque desvían la atención de los que sí se lo merecen. En todo caso, queda aquí abajo por el disgusto que pasaron todos aunque al final se convirtiese en el gran gusto de salir airosos. La gracia hizo dar un paso atrás en política a María Loureiro y se adivina que ese era el único objetivo de todo este enredo. Algunos deberían repensar su contribución al descrédito de la clase política.

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