Blog | Recto verso

A sangre fría

La Guardia Civil continúa buscando a los autores del salvaje ataque a un vecino de Reme

Reme de Arriba. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Reme de Arriba. JOSÉ Mª ÁLVEZ

ES UNA gran pedantería tomar robado para un artículo personal el título de una obra maestra como la que escribió Truman Capote. Pero los que la hayan leído habrán comprendido enseguida por qué está aquí. Para quien no, decir que una familia de una casa aislada de una localidad aislada de un estado aislado de Estados Unidos recibe una noche cualquiera de invierno la visita de dos individuos. En cierto modo también aislados. Una cadena de confusiones y mucha imaginación les había llevado a creerse que se iban a encontrar allí una especie de fortuna o algo así. Resultó ser una casa normal en la que no había dinero. Optaron por no dejar testigos y mataron a los cinco miembros de la familia. A sangre fría. A Holcomb (así se llama el pueblo) también la sangre se le quedó helada y Capote, para mi gusto el mejor escritor de la historia, aunque no el mejor narrador, cuenta por qué un año después seguían teniendo miedo en Holcomb al igual que en muchos otros pequeños pueblos aislados de Estados Unidos: "porque saben que puede volver a pasar. Y que les puede pasar a ellos".

No nos acercamos a las dimensiones de lo que pasó aquella noche en Holcomb, pero el viernes pasado dos sujetos acabaron en una idea igualmente aislada de Ribadeo, Reme de Abaixo. Ni siquiera es una aldea. Es un núcleo de unas cuantas casas. No llamaron a la puerta de una cualquiera, llamaron a la de un par de vecinos de 82 y 84 años. Llevan un coche pequeño y azul que llama la atención por desconocido, pero son las nueve y algo y a esa hora nadie anda por allí para verlos. Llaman a la puerta y son amables pero arrojando cierta insolencia. Se quedaron sin gasolina y se la piden prestada. No, mejor no. Mejor que les den dinero para comprarla. La situación se tensa y los dos hermanos de la casa, aunque a pesar de su edad se encuentran bien de salud empiezan a ponerse nerviosos porque barruntan lo que les viene encima. Así que tratan de ir con el mal menor: les dan unos cincuenta euros. Los tipos se enfadan. Por alguna razón estúpida, como en la novela de Capote, tienen la idea de que con ese golpe sacarán un pellizco que les dará para ir tirando, así que se ponen violentos.

Suena el teléfono y ellos lo silencian, hay empujones y empieza un barullo que va creciendo. Tratan de retenerlos allí pero al final el hombre sale hacia un cobertizo que hay junto a la casa y allí se desata una sinrazón que acongoja los corazones de la gente que vive como ellos, en aldeas, en pequeños núcleos, en soledad relativa pero también en armonía y tranquilidad. 

Esos dos desgraciados cogen al hombre en el cobertizo y lo apalizan a base de bien, sin ningún miramiento. Repetimos: el hombre tiene 82 años. Su hermana grita. Él también, mientras pudo. En un momento dado uno de ellos da con un hacha que andaba por allí y sin pensárselo le asesta un golpe en la cabeza. Tal vez sí lo haya pensado algo, porque no le da con el filo, sino con la parte roma. Los vecinos se alarman y alguno sale a ver qué está pasando. 

Ellos se dan cuenta de que la cosa se pone fea y al instante cogen el coche y se marchan. Al vecino de Reme aún le quedan algunas fuerzas para salir por su propio pie del alpendre y por eso sus vecinos pueden ver algo más del coche. Parece una tontería, pero eso puede acabar siendo importante. 

A partir de ahí es más sencillo imaginárselo porque la barbarie deja paso a la solidaridad: llamadas histéricas al 061, a la Guardia Civil, a la Policía Local, prisas, llantos, primeros auxilios, esa inquietud  que va ganando el ánimo mientras no llega la ambulancia. Los minutos se hacen eternos pero llega pronto.

El hombre va camino del hospital y, a pesar de los pesares, lo que parecía un desenlace fatal podría solucionarse de forma más o menos aceptable para el cuerpo del agredido. Aunque tal vez para su mente, no tanto.

Y se trasladan a Ribadeo las preguntas de Holcomb: ¿Quién es esa gente? ¿Qué les hizo ir justamente a Reme de Arriba? ¿Qué esperaban encontrar? ¿A qué viene esa violencia gratuita? Y todas ellas contenidas a su vez en una sola: ¿Por qué? Truman Capote se pasó años mascullando una respuesta que encontró y que no pudo digerir más hasta el punto de que lo volvió loco: Por nada.

La Guardia Civil tiene montado un buen tinglado buscándolos. El alcalde de Ribadeo está enfadado de verdad. Se le nota muchísimo más alterado que cuando tuvo un desencuentro tremendo con la portavoz del PSOE. La gente se va tranquilizando, pero estuvo muy nerviosa. ¿Es esto lo que nos espera? ¿Es este el futuro de nuestra zona rural? Pero insisto. Sobre todo: ¿Por qué? Por nada.

EL GUSTO. Trabada da un paso decisivo para poder crear la residencia
LA ALCALDESA de Trabada, Mayra García, celebra esta misma semana un pleno en el que dará un paso decisivo para la puesta en marcha de la residencia de ancianos. Se trata de la creación de la comisión que estudiará su sistema de gestión, y que se trata de un paso imprescindible. También aprobará el convenio bilateral con la Diputación necesario para poder sacarla adelante , y a que antes eran convenios multilaterales. Todo ello este miércoles en una sesión en la que se siguen avanzando los trámites imprescindibles para un servicio fundamental que los vecinos y la alcaldesa esperan hace tiempo.

EL DISGUSTO. Críticas de varios concellos a los criterios de Adeac
ESTA PASADA semana fue la de la concesión de las banderas azules a playas y puertos. En nuestra provincia el que controla de esa materia es sin ninguna duda José Palacios, un hombre que lleva toda la vida trabajando en ello y que tiene un bagaje personal fuera de toda duda. Sin embargo, en los últimos años y desde luego la semana pasada, políticos de distintos colores le critican porque dicen no entender por qué les dan o les quitan las banderas pese a tener los arenales igual que en años anteriores. Al principio eran casos aislados, pero ahora la cosa crece. Incluso cuando las logran. Podría aclararlo.

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