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Cuando Marley también gritó Go Bohs! en Dalymount Park

El estadio de la zona norte y obrera de Dublín, que acogió un concierto del genio jamaicano en 1980, es la sede del Bohemian FC, un club especial por su labor social y el apoyo a los colectivos desfavorecidos 

Marley
photo_camera Bob Marley

EL VIEJO césped de Dalymount Park había vivido de todo. Sobre su superficie se habían mezclado la ilusión de los favoritos y el miedo a la derrota de los que se sentían inferiores. Allí habían atronado los goles, habían asomado las lágrimas en las mejillas por un éxito o una decepción mayúscula. Sobre su firme desgastado se habían relatado historias de épica y desgracia, de sudor y barro, de noches de verano y Copas en el palmarés. Sobre la hierba de Dalymount había goleado Peru Zaballa para confirmar el camino de España hacia la Eurocopa del 64, el primer título colectivo del país del sol. Sobre aquel tapete verde que solía ser marrón en los duros días de invierno jugó Irlanda hasta que la FAI (Federación Irlandesa de Fútbol) prefirió Lansdowne Road. Pero un 6 de julio de 1980 Dalymount Park no se movió autónomo bajo las canciones con sorna del Bohemian o el Shamrock Rovers en un derbi de Dublin. No lo hizo tampoco con el 'Amhrán na bhFiann' cantado con el alma y la mano en el corazón de la camiseta verde. Lo hizo bajo el embrujo del reggae de Bob Marley.

Allí, sobre un césped con olor a pinta de Guiness, con un público paciente de una sociedad agazapada sobre las faldas negras de las sotanas, de una derecha que convertía en gris cualquier intento de policromía, de un pueblo de emigrantes, de orgullo sumido en alcohol y pobreza, allí cantó Marley. 

El genio de Nine Mile ofreció un concierto que mostró al futuro que era posible la alegría y la esperanza para un país que solo había conocido penurias. En medio de los 'troubles', de la guerra entre el IRA, la UVF o la UDA que asolaba el norte escindido, el jamaicano sacó su talento como siempre solía. El viejo Dalymount, a sus 79 años, danzó con el ritmo acompasado, fumó su hierba y echó el humo al cielo encapotado, se dejó llevar por una noche, sin la tensión que siempre lo asolaba.

Era difícil que Marley eligiese un espacio más acorde con su identidad. Quizás el Millentor, el poderoso estadio del St. Pauli, estuviese a la altura. Dalymount no es el campo hamburgués, igual que el Bohemian FC no es el equipo marrón y blanco alemán. Pero ambos tienen el mismo interior, ese que acoge al desamparado, ese que enseña los dientes, ese que tuerce el paso al camino recto para elegir la opción más enrevesada. Ese que prefiere tender la mano a los colectivos apartados por el poder dominante. Ese que nace del orgullo de clase, la misma que se levanta a las seis de la mañana con las manos callosas y la tristeza en la mirada al norte del río Liffey.

En Dalymount reside el Bohemian FC, un equipo obrero, de pub y fábrica

Porque sobre el cemento de Dalymount, en su interior, como Jonás en la panza de la ballena, habita un club y una afición ligada a su entorno como pocas. En las entrañas de Dalymount reside el orgulloso Bohemian, que juega en la Premier irlandesa. Un equipo obrero, de pub y fábrica, de pantalón tejano y chaqueta de cuero. No se ven zapatos de ante ni corbatas en Dalymount. Allí se trabaja para que los que menos tienen puedan agarrarse a algo.

“Dalymount es un lugar en el que me enamoré del fútbol ", dice Mark Keane, de 35 años, miembro del Bohemian Supporters Club, a la revista on line 'These football times'. "El olor a humo y Bovril forma parte de la vieja grada de madera. Es un lugar que atrae a algunos personajes increíbles. El Bohemian atrae a todo tipo de seguidores y todos son bienvenidos. Dalymount ha sido testigo de grandes jugadores, pero para mí representa a los fans del Bohemian y a su ingenio, inteligencia y humor”.

El club ha realizado campañas en favor de los refugiados, ha impulsado la cultura y ha luchado contra la xenofobia y la homofobia

El Bohemian es un club diferente. Ligado a los movimientos sociales dublineses, ha llevado a cabo acciones para mejorar su entorno, ha realizado campañas en favor de los refugiados, ha impulsado la cultura y ha luchado contra la xenofobia y la homofobia. 

Como parte del 'World refugees day' de 2015 se creó una parte de la nueva piel de Dalymount, un mural unido a otros que tiñen de colores y referencias a la identidad 'Bohs' y que definen qué significa ser miembro de esa comunidad futbolística y social.

En las paredes del vetusto estadio se pueden admirar frescos en contra del racismo. Junto al 'Love football, hate racism' se observa la figura de un hincha S.H.A.R.P (Skin head against racial perjuice), el casco espartano y la inscripción 'This is a working class protest'. También surge el escudo del club y, en los últimos tiempos, apareció la icónica imagen de Marley, recordando que tocó allí hace casi 40 años. Al lado, un mural conmemorativo de Thin Lizzy, grupo mítico irlandés  que sacó toda su inspiración en el pequeño terreno dublinés.

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Pero los colores y las reivindicaciones no están pegadas al hormigón vertical, a las paredes antes desnudas que ahora tienen un discurso fijado. También aparecen en la grada, con la vida que otorga una hinchada que sabe que lo suyo no es solo celebrar goles.

Ahí están las Brigadas Bohemians o los GayBohs, entre otros. Todos colaboran en llevar a cabo las acciones diseñadas por el club a través de la Bohemian Foundation. Como el pasado junio, cuando invitaron a 80 residentes de los centros de asilo (Direct Provision centres) de la capital irlandesa a un partido ante el Drogheda United. 

La Fundación del club también organiza eventos de fútbol para niños, jubilados y personas con discapacidad intelectual, así como proyectos relacionados con el balompié y la comedia en la cercana prisión de Mountjoy.

“No trabajamos en la comunidad para marcarnos tantos a nuestro favor o sentirnos bien con nosotros mismos", dijo el presidente del Bohemian Chris Brian al Irish Times en la presentación de una serie de iniciativas sociales compartidas con el Cork City. "El Bohemian está en el norte de la ciudad de Dublín y es nuestro deber trabajar en y para esa comunidad”.

“El título de More Than A Club dice mucho", opina el jugador 'Bohs' Oscar Brennan, de 21 años. "Es más que solo once chavales que salen a jugar un viernes por la noche. Todos participamos en un club que está muy vinculado a la comunidad aquí en Dublin 7 y al norte del centro de la ciudad. Es de esperar que pueda haber una mayor conexión con el trabajo que ya estaba en marcha con la Fundación del club”.

Parte del personal del 'Bohs' está formado por voluntarios que permiten que el club salga adelante en el día a día

El carácter popular del Bohemian llega hasta su propio personal, formado por voluntarios y no por profesionales que se ocupan de la tienda, el mantenimiento del estadio, de la confección de los programas de los partidos o de la megafonía. Todos echan una mano para que el club salga adelante en el día a día.

Pero el Bohemian tendrá que volver al principio, aquel que dio origen a su nombre. La denominación del equipo –o 'gipsys' como también se los conoce- es el que es porque en su fundación, allá por 1890, iban de un terreno a otro para poder jugar.  El club rojinegro vendió Dalymount -cuya propiedad data de 1901- al ayuntamiento dublinés en 2015 a cambio de 3.8 millones de libras (más de 4 millones de euros) para saldar unas deudas que comprometieron su existencia. 

El club vendió Dalymount al ayuntamiento, que se comprometió a derribar el campo y construir uno nuevo

La institución pública se comprometió a derribar el campo y construir uno nuevo (con un coste de unos 20 millones) sin el carisma ni la historia del viejo estadio. Impersonal, como otros tantos del fútbol moderno, no habrá visto jugar allí a Bobby Charlton o a Pelé, o Zidane o Van Basten, como esos mitos hicieron en el estadio al lado de St. Peter's Church en el pasado. Desaparecerán los murales y las risas compartidas los fines de semana para dejar paso al olor a patatas precocinadas de un espacio aséptico.

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“A menos que seas fan del Bohs, es imposible explicar lo que significa Dalymount", explicó Jordy O'Reilly a These Football Times. "Lo que hace especial a Dalymount no es solo el fútbol. Son los focos, la vieja grada, el ver las mismas caras cada semana. Es ir al bar después de los partidos. Perdimos el primer duelo de la temporada por 4-1, pero en el bar era como si hubiéramos ganado 4-1”. “El nuevo estadio no tendrá la misma atmósfera. Las luces se habrán ido para siempre”, relataba con un halo de tristeza O'Reilly. 

El proyecto, cuando comience, obligará al Bohemian a penar por la ciudad sin una casa propia. Cuando logren los fondos necesarios, Dalymount se vendrá abajo y se dinamitará una parte de la identidad de un club que, una noche de julio de 1980, tuvo al mayor músico caribeño de todos los tiempos como un 'Bohs' más.
 

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