Opinión

No-muertos y resucitados

LA RESURRECCIÓN está muy sobrevalorada. En ocasiones, me parece hasta de mal gusto, de una petulancia impertinente; otras veces, no es sino una versión un poco más sofisticada de la pataleta infantil, mera inseguridad, inmadurez para asumir las consecuencias de tus propias decisiones. Y siempre la constatación de un trabajo inacabado, mal hecho. Yo no soy nada partidario, salvo en casos extremos.

Uno podría ser el de la resurrección de Cristo, por pura necesidad comercial: no hay manera de vender un dios muerto. Sí, Cristo está mucho mejor resucitado. Aunque nadie parezca recordarlo, es de hecho la resurrección el único pilar irrenunciable del cristianismo, lo que da sentido al resto de la doctrina, entendiendo en este caso «dar sentido» sin rigorismos, en interpretación generosa. Por algún motivo que ignoro -en parte por desinterés y en parte por ignorancia pura-, la cosa ha ido derivando con el tiempo más hacia el espectáculo sádico y necrófilo de su pasión y muerte que hacia la exaltación jubilosa de su regreso a la vida. Doctores tendrá la Iglesia, pero para mí que hasta Cristo estaría más cómodo reviviendo cada Semana Santa por las calles de España su ascensión a los cielos que recordando con tan macabro detalle una tortura para la que ya en su día mostró muy poco entusiasmo, que tuvo que compensar con mucha resignación y un notable sentido del deber. Admirable, incluso.

Andan PP y PSOE cantando saetas al brazo incorrupto del bipartidismo, convencidos de que buenas son reliquias a falta de milagros

Pero vaya, es en cualquier caso una resurrección justificada. Sin un mérito extremo, al ser dios omnipotente, con las ventajas que eso da, pero justificada. Y bien hecha, sin alardes innecesarios ni ánimo de ofender a nadie ni de darle vueltas y vueltas a las cosas, ahora sí ahora no. No como otras. La del PSOE a cuenta de Andalucía, por ejemplo, se me está haciendo pesadísima, cuando como resurrección no tiene ni punto de comparación. El socialismo patrio está de postureo, en plan rearme doctrinal, y me da que lo suyo no llega ni para extras en The Walking Dead. Un revivir capado, muy de deambular de aquí para allá sin rumbo fijo, a ver si pillamos algo que comer para no volver a morirse de hambre, un votante despistado, por ejemplo.

Ha sido recuperar el movimiento de las extremidades la no-muerta Susana Díaz y levantarse de su tumba hasta Pablo Iglesias, el ya-muerto, no el aún-vivo-pero-quién-sabe-hasta-cuándo. Dicen que Pedro Sánchez hasta estuvo tentado de ir a meterle la mano en las llagas a la andaluza, porque de fe andaba justito, pero que se lo pensó mejor al darse cuenta de que empezaba a manar liderazgo a chorros por las suyas. Todavía debe andar pidiendo puntos de sutura, entre lamentos asaetados, más confiado en evitar su calvario que en ponerse con milagros mayores, como las resurrecciones.

A eso están en el PP, un partido que desde el principio de los tiempos tuvo claro que no venía a este valle de lágrimas a sufrir, así que eligieron a un mesías que ya venía muerto de casa, lo colaron como gran estadista y dejaron que fueran los ciudadanos los que sufrieran el calvario. Ellos se han saltado esa estación y han pasado directamente a la resurrección.

Estuvo tentado de ir a meterle la mano en las llagas a la andaluza

Su problema es que de tanta crucifixión no han hecho más que acumular muertos, y aún no tienen candidato a resucitado, de tan ocupados como están intentando amortajarse unos a otros. Por catecismo, debería ser Rajoy, pero parece que ya hasta dudan de que valga la pena tanto esfuerzo para un milagro tan nimio, dada la escasa diferencia que se percibe entre el Rajoy vivo y el muerto. Él dice que no lo está, que solo se lo hace, pero se lo hace tan bien que la fe de algunos no alcanza ya más que para becerros de oro y algún ídolo con pies de barro.

Decía en aquel vídeo Carlos Floriano que lo que les había faltado era piel, y resulta que lo que no tenían era entrañas. Piel les sobra, a tiras se la están arrancando ahora que en Génova empiezan a oler a muerto y cada uno piensa que es el de al lado. Ha fallado la comunicación, sí, pero sobre todo entre ellos, porque los demás hemos entendido el mensaje como si fuera la palabra de dios.

Y así han vivido unos y otros su semana de pasión y muerte, de penitentes, cantado saetas al brazo incorrupto del bipartidismo. Reliquias, a falta de milagros. Bien llega, a estas alturas del vía crucis no están ya los domingos para andar resucitando. Bastante tendremos con que nos dejen descansar en paz.

Artículo publicado en la edición impresa del domingo, día 5 de abril de 2015.

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