Opinión

La parafilia del obispo

HA PASADO UN poco desapercibido, pero esta semana hemos vivido uno de los hechos más relevantes que se han producido en la Iglesia católica española desde la aparición de Tarancón. Algún feligrés despistado puede pensar que me estoy refiriendo a la pastoral de la Conferencia Episcopal '‘Iglesia, servidora de los pobres'’. Es este, en efecto, uno de esos documentos que, en una institución de maniobra corta y digestión lenta, pueden ser calificados de rupturistas sin exageración alguna. Si su publicación se acompañase además de su aplicación, sería lo más cerca de un hecho milagroso que habrá estado este país desde que se dejó acariciar por la mano incorrupta de Santa Teresa.

Pero no. Esa pastoral trata, en cualquier caso, de asuntos menores, meramente colaterales en la doctrina española de las últimas décadas, y quien dice décadas dice siglos: doctrina social, crítica al sistema de capitalismo financiero salvaje, ruptura con las políticas oficiales de la derecha, reconocimiento del error propio de haberse alejado de los más necesitados... Menudencias. Por eso ha contraprogramado esta publicación con otra que sí va directa a la razón primera de existir de la Iglesia oficial desde que Pedro recibió aquel mandato de «sobre este lecho edificarás mi iglesia», que no es otra que enseñarnos a follar como Dios manda.

El documento más rupturista en décadas de la CEE no puede hacer sombra al libro 'Sexo con alma y cuerpo' del obispo Munilla

De ahí el libro ‘'Sexo con alma y cuerpo'’, en el que por fin el obispo José Ignacio Munilla se mete a fondo en el asunto para dar satisfacción de la buena al ansia de conocimiento de su desorientado rebaño, desde el magisterio en que en las cosas de gozar en este país siempre se le ha supuesto a un obispo. Se ha ayudado en su tarea, es de suponer que solo para la escritura, de Begoña Ruiz, seglar consagrada, que no sé exactamente qué significa pero suena a una especie de relación prematrimonial con la Iglesia.

Yo tengo que reconocer que soy un encendido seguidor del género. Quizás esté desarrollando una nueva parafilia con los obispos y el sexo, que a lo mejor hasta ya no es tan nueva, pero últimamente me noto que si no leo por lo menos un par de buenos consejos de estos a la semana voy tenso, cargado, y miro sucio, en plan te cogía aquí mismo y te leía una encíclica que te iba a poner mirando a Roma. Raro, ya digo. Y sucio, repito.

La predisposición al lío es proporcional a la ingesta de alcohol

Lo mejor de ‘'Sexo con alma y cuerpo'’ es que su formato libro le permite abordar los asuntos del sexo en toda su extensión y con detenimiento, que es como a mí más me gusta, hasta con preliminares: «La ideología de género y la revolución sexual son una forma clara de manipulación y de sometimiento al servicio del poder».

Y desde el principio y por pasos, para todas las edades, empezando por donde empezamos todos, la masturbación, «una especie de violencia sobre el cuerpo porque pretende arrancarle el placer, sin vivir a cambio la verdad del amor que le da sentido». Cuánta razón tiene el obispo, y qué bien habla, porque esto es lo mismo, pero mejor dicho, que me decía siempre mi amigo Ricardo, que empezó a perder vista muy pronto: «Correrse está muy bien, pero follar tiene que ser la leche». Así de ciegos y sin rumbo nos hemos formado en este país, hasta llegar a donde estamos, que nos pensamos que cualquier desazón, sea por desamor, por exceso o por falta de trabajo, por salud o por aburrimiento, se arregla con una paja. Pues no, los problemas sociales se arreglan en grupo, todos juntos. En manifestación, quiero decir, no en orgía.

El resto pueden imaginarlo: el desorden de la homosexualidad, la limpieza del polvo como reacción hormonal en la mujer...

Pasa luego Munilla, todo muy ordenado, al tema ligoteo, aunque aquí estoy algo confuso. La predisposición al lío y su cantidad, afirma, es directamente proporcional a la ingesta de alcohol, con lo cual yo debería haber perdido la cuenta hace mucho tiempo. Y no, me sigue llegando para contar una mano, como para lo del párrafo anterior. Va a ser que necesito una segunda lectura, quizás sin alcohol de por medio.

No me alargo más, porque el resto bien pueden imaginarlo, o incluso buscarlo en internet, que si vale para el porno malo será que no alcance para esto: control de erecciones involuntarias, el desorden de la homosexualidad, la limpieza del polvo como reacción hormonal en la mujer, la castidad como bien superior... todo el paquete.

Si se tiene voluntad, también se puede buscar el documento '‘Iglesia, servidora de los pobres’', pero no tiene ni punto de comparación, es una jodienda.

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