Opinión

Newton confinado

Tan humana es la pulsión por romper límites como la resistencia a traspasarlos

SEGURO QUE a alguno también le habrá llamado la atención una imagen de Isaac Newton que anda estos días circulando por las redes sociales con el texto: "Cuando Newton se quedó en casa para evitar la peste negra, descubrió las leyes de la gravedad, la óptica y el cálculo. ¿Ustedes cómo van?". Pues en comparación, muy retrasado, la verdad.

BarraLibre-interiorTanto, que mis limitaciones apenas me dan para comprobar si es cierto lo que dice el meme. No si Newton descubrió todo eso, que lo hizo y mucho más, sino si lo consiguió en esas circunstancias, como si de algún modo descubrir que no fuera a compensar en algo la miseria de mis capacidades intelectuales. Pues ni así, la información no es exacta, pero sí correcta en su mayor parte.

El genio inglés, probablemente la mayor mente científica que hemos conocido, se recluyó con su familia en una granja entre 1665 y 1666 huyendo de la peste bubónica. Fue, según Google, "un período muy intenso de descubrimientos, entre los que destaca la ley del inverso del cuadrado de la distancia en la gravitación, su desarrollo de las bases de la mecánica clásica, la formalización del método de fluxiones y la generalización del teorema del binomio, poniendo además de manifiesto la naturaleza física de los colores". "Sin embargo", lamenta el autor del texto, "guardó silencio durante mucho tiempo sobre sus descubrimientos ante el temor a las críticas y al robo de sus ideas". Por temor, intuyo, a gente como yo. Siempre fue así. Los grandes nombres que recordamos y de los que nos orgullecemos como ejemplo de la grandeza de la que es capaz el ser humano son personas que han sabido abrir sus mentes, que han querido ver más allá de los límites que el resto considerábamos infranqueables. Y prácticamente siempre, invariablemente, han pagado un precio por ello, han sido castigados por sus contemporáneos, reacios a romper unas estructuras en las que se sentían cómodos y seguros. Porque nos guste o no, esa también es nuestra naturaleza como especie, como masa. Y también, de algún modo, nos ha ayudado a protegernos mientras avanzábamos. Puro instinto de conservación.

En sus proporciones, esta pandemia de Covid-19 puede perfectamente compararse a aquella de peste negra que obligó a Newton a recluirse un año. Me gustaría también que en algún lugar del mundo hubiera una mente que se le pudiera comparar buscando un medicamento, una vacuna o simplemente una manera de aliviar la situación.

Para el caso, da lo mismo, no todos pueden ser Newton. De hecho, solo Newton puede ser Newton. Pero sí que podemos estar seguros de hay muchas personas en estos momentos intentando mirar más allá, tratando de romper esos límites en los que hasta ahora nos movíamos y nos sentíamos tan falsamente cómodos y seguros para abrirnos nuevos horizontes. Conocemos noticias de sus intentos, de sus ensayos, de sus nuevas líneas de investigación a diario. Y también a diario, noticia de sus fracasos, de sus complicaciones, de nuevos problemas que significan que todos tendremos que seguir otro día más aquí dentro. No existe otro modo de hacerlo que a base de ensayo y error.

"¿Ustedes cómo van?", pregunta el meme de Newton. Pues yo, dadas mis carencias, trato de estorbar los menos posible. Por puro egoísmo, simple instinto de conservación.

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