Opinión

El milagro de los gorrillas

Cuerpos presentes. XESÚS PONTE
photo_camera Cuerpos presentes. XESÚS PONTE

LUIS MIRABA CON desconfianza desde una distancia prudente a aquel grupo que se había ido formando junto las escaleras de madera de leirapárking. Así, a bulto, serían no menos veinte euros en una buena mañana, pero fijo que ninguno de ellos le había soltado un céntimo por aparcar. El cortejo esperaba por la alcaldesa, que había anunciado su aparición en cuerpo mortal y la promesa de algún milagro.

Aprovechando la disculpa, ignoré los gestos para que aparcara allí cerca que me hacía Luis con su paraguas, como uno de esos soldados que dirige el tráfico de vuelos en la cubierta de un portaviones, y pise el acelerador para alejarme. Enseguida comprendí la expresión de "este es gilipollas" que se había dibujado en el rostro de Luis, en cuanto empecé a balancearme dentro del coche como si estuviera en el París-Dakar. Uno puede volcar con más facilidad en esa sucesión de enormes baches que en la peor zona de dunas de Rub al-Jali. Hay que ser Carlos Sainz para atreverse a meter segunda.

Como hasta el Hula no llega el carril bici, la alcaldesa también fue en coche. Después de dar una vuelta por la zona, fue a aparcar en un sitio a la entrada, junto a Luis, aunque supongo que esta vez tampoco cobró nada. El mercado, amigo, se está poniendo fatal.

Había planos coloreados y reparto de pins y el cielo encalimado parecía un prodigio, todo invitaba al asombro y a la postración

Del coche oficial salió primero el concejal Miguel Fernández y se acercó a pie hasta el grupo de vecinos. Por un momento, viéndolo caminar por aquel barro horadado, pensé que el anuncio iba a ser que harían allí el circuito de motocross que hace tanto que prometió, instalando unas cuentas rampas de salto entre fochanca y fochanca.

No acierto ni una. El milagro que venía a anunciar la alcaldesa era la ampliación de plazas públicas de aparcamiento en el Hula, que falta hacen. Se van a acondicionar otras dos parcelas, 11.500 metros cuadrados en total, pero esta vez como la ingeniería manda: con su suelo de asfalto y sus rayas pintadas y sus plazas ordenadas, nada de zahorra en carretillas.

El milagro fue más bien una profecía de Nostradamus, porque se hará cuando por fin se apruebe el cinco por ciento del plan urbanístico municipal que todavía falta por aprobar, que lleva en tramitación un par de décadas. Pero había planos coloreados y reparto de pins y el cielo encalimado parecía un prodigio, todo invitaba al asombro y a la postración. Y hubo palmadas en los hombros y felicitaciones mutuas y deseos de buena salud. Y reproches a la Xunta porque nos sigue chuleando a los lucenses con lo del párking subterráneo del Hula, que se está poniendo a precio de tratamiento de diabetes.

Al fondo, al otro lado de la carretera, Luis y su primo miraban con curiosidad mientras seguían ordenando su aparcamiento privado, ignorantes de que se estaba hablando de la ampliación de su negocio. Pronto van a necesitar más hermanos y primos, los gorrillas bien pueden convertirse en una de las mayores bolsas de empleo de la ciudad.

Si fuera uno de los aparcacoches alegales iría creando la ONG Gorrillas Sin Fronteras; o si no, la Asociación Vecinal Poblado de Nazaret

Como armas de disuasión, el Concello planea instalar cámaras de vigilancia en los aparcamientos públicos comprometidos. No explicaron qué extraño y poderoso influjo ejercerán esas cámaras sobre los gorrillas, personas que no tienen nada ni, por tanto, obligación de hacer frente a las multas que se les ponen. La miseria es a veces como la riqueza: para algunas cosas, lo mismo da 10 que 10.000.

La solución puede venir de la propuesta de la Federación Vecinal, también allí de cuerpos presentes: ha reclamado a la Xunta que adjudique la gestión del párking subterráneo a una asociación "sin ánimo de lucro", y que esta lo gestione aplicando a los usuarios solo los costes de explotación.

No me parece mal. Viéndola venir, si fuera uno de los aparcacoches alegales iría creando la ONG Gorrillas Sin Fronteras; o si no, la Asociación Vecinal Poblado de Nazaret, para unirme a la Federación Vecinal y esperar a ver qué cae. Porque un profesional siempre es un profesional.

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