Opinión

El Coyote en la Tierra Plana

La combinación entre determinación y estupidez puede convertirse en un poderoso motor de avance científico

ES MUY probable que en este momento Mike Hughes esté muerto, con lo que se cumpliría estrictamente la definición que Chesterton hizo del periodismo: "Consiste esencialmente en informar de que lord Jones ha muerto a gente que no sabía que lord Jones estaba vivo". A lo mejor Mike Hughes ni siquiera está muerto, tal vez solo herido grave o milagrosamente intacto. Sinceramente, me trae sin cuidado, pero el caso es que puede que esté muerto, víctima de dos cosas en las que no creía: la ley de la gravedad y la infinidad de la estupidez.

"El loco Mike", como él mismo se hace llamar, tenía pensado lanzarse este sábado mismo dentro de un cohete casero hacia el cielo del desierto de Mojave, en California. Un disparo a 800 kilómetros por hora para recorrer 1,5 kilómetros a 550 metros de altura, con un único objetivo: fotografiar el horizonte para demostrar que no existe curvatura y que, por tanto, la Tierra es plana. La hazaña mayúscula podía seguirse por un canal de Youtube de pago, que no me he molestado en mirar porque el resultado me da lo mismo. Si él está en su derecho de no creer en la ley de la gravedad, yo estoy en el mío de confiar en la teoría de la evolución y la adaptación de las especies: haya pasado lo que haya pasado, y en especial si ha pasado lo más probable, nuestra especie habrá dado un pasito más y será hoy un poco más fuerte y mejor adaptada.

Hughes es un "científico autodidacta" que ha pasado los últimos años fabricando su propio cohete en casa, que impulsará desde una autocaravana reconvertida en lanzadera, un alarde de ingenio tecnológico que ha contado con la financiación de la Sociedad de la Tierra Plana. Serigrafiado en grandes letras amarillas y blancas sobre su cohete rojo luce orgulloso el lema "Investigación-Tierra Plana". El conjunto es clavadito a varios de esos ingenios marca ACME que el Coyote utilizaba para tratar de capturar al Correcaminos, solo que el Coyote tenía un objetivo mucho menos peregrino y contaba con la ventaja de ser un dibujo animado, lo que, quieras que no, ayuda mucho a la hora de estrellarte contra el suelo a cientos de kilómetros por hora.

Él ya tenía una idea aproximada de lo que se siente. En 2014 se lanzó dentro de otro cohete casero y recorrió unos 500 metros antes de caer a plomo. Salvó la vida de milagro. Es lo que tiene la ley de la gravedad, que a ella le trae sin cuidado que tú creas o no, no se para en discusiones tontas ni necesita convencer a nadie con argumentos; te revienta contra el suelo y punto.

Puede que esté muerto, víctima de la ley de la gravedad y de la infinidad de la estupidez


Pero no hay prueba ni evidencia que se pueda oponer a la estupidez. La teoría de que la Tierra es plana está rejuveneciendo gracias al auge de los movimientos anticiencia que florecen últimamente con las redes sociales como cohete casero de lanzamiento. Según ellos, la idea de que la Tierra es esférica parte de un complot internacional liderado por la Nasa y todas las agencias espaciales y gobiernos del mundo para convencernos, aunque tampoco aciertan a explicarnos con qué fin ni que ventaja sacarían con ello. Por supuesto, el hombre nunca ha viajado al espacio, las fotografías tomadas por los satélites son meros montajes, la Estación Espacial Internacional no existe, al igual que el resto de las pruebas, sean basadas en la ciencia o en la mera observación.

Defienden Hughes y sus colegas, entre ellos muchos personajes famosos y un sinfín de blogs, webs e "influencers" en las redes, que la Tierra es un planeta plano con el Polo Norte el centro y los continentes distribuidos en torno a él en un disco que está rodeado por un enorme muro de hielo en sus confines. Todo ello bajo una bóveda celeste en la que estarían también el Sol y la Luna, a solo unos cuentos cientos de kilómetros y orbitando en torno a esa planicie. Esto es lo que quiere demostrar el Loco Mike arriesgando su vida para fotografiar el horizonte en su artefacto ACME.

Sin embargo, esa es la enorme diferencia de Hughes con el resto de los cretinos terraplanistas, él está dispuesto a sacrificarlo todo por su visión. En este momento es para mí el gato de Schorödinger, no sé si está vivo o muerto, pero no tiene la más mínima importancia para el hecho de que no pueda evitar sentir cierta ternura hacia él. Me pasa como con el Coyote, probablemente el dibujo animado que más injustamente ha sido tratado: trabajador, entregado, sacrificado, ingenioso e impermeable al fracaso, pero eclipsado injustamente por un Correcaminos que se queda hasta con el nombre de la serie.

Pesa a todo, hay que reconocerle a este imbécil maravilloso una determinación y un empeño casi románticos, dignos de los grandes pioneros de la ciencia. Sin pretenderlo, ya ha aportado otra prueba empírica para la confirmación de una de las teorías más celebradas de otro grande, Einstein: "Solo hay dos cosas infinitas: la estupidez humana y el Universo, aunque no estoy seguro de lo segundo". Gracias, Mike, por tanto.

Comentarios