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Ya siempre serán las elecciones del coronavirus

[Texto publicado en la edición en papel el domingo 15 de marzo de 2020]

A LA ESPERA de decidir si se mantiene la cita con las urnas para el 5 de abril, un extremo más improbable a medida que pasan las horas, las elecciones autonómicas de 2020 pasarán a la historia como las del coronavirus, independientemente de la fecha en la que acaben celebrándose. El impacto de la crisis sanitaria es tan brutal que resulta imposible desligarla de cualquier aspecto de nuestra vida cotidiana. Y mucho menos de algo tan relevante como unas elecciones.

→ La imposibilidad de votar
Con el estado de alarma decretado y la movilidad de ciudadanos restringida no tiene ningún sentido mantener los comicios el 5-A, por lo que se espera algún anuncio oficial para las próximas horas. Movilizar a más de un millón de personas en un solo día en el actual contexto es descabellado. Los partidos lo saben y llevan tiempo advirtiéndolo, por lo que solo falta el formalismo de aplazar los comicios, por mucha complejidad legal que entrañe este paso inédito. Aquí, en España, sí se decretó en más ocasiones el estado de alarma —la última en 2010 con la crisis de los controladores aéreos—, pero no se suspendieron unos comicios.

→ La elección de la nueva fecha
Las calculadoras de los partidos echan ahora humo con la posible nueva fecha de las autonómicas. La única que se atrevió a aventurar algo al respecto fue Ana Pontón, que pidió que se celebren antes del verano. Sin embargo, en el escenario actual la previsión de la líder del BNG es muy optimista. Hay que tener en cuenta que si el pico del coronavirus se produce, como estiman algunos expertos, a mediados de abril, todavía habría que esperar un tiempo prudencial para recuperar la normalidad en una sociedad a la que acaban de confinar en sus hogares durante bastante tiempo. Las previsiones más benevolentes hablan de cierta normalidad en el mes de junio, lo que obligaría a montar la campaña, los debates y, finalmente, a votar hacia finales de ese mes. En un a previsión sanitaria más pesimista las elecciones serían sí o sí en otoño. La fecha límite, sin modificaciones legales forzadas por una situación extraordinaria como la actual, es octubre.

→ La influencia en el voto
Pero incluso en el caso de retrasar la llamada fiesta de la democracia hasta después del verano, los comicios seguirían totalmente marcados por el Covid-19. Porque marcó un antes y un después en la gente a nivel social, psicológico y también económico. Se vote cuando se vote, se hará valorando la actuación de los diferentes líderes políticos en la gestión de esta crisis. Y también evaluando el comportamiento de los servicios de sanidad, que como se sabe siempre es uno de los factores que más votos mueve en unas elecciones por su capacidad para cabrear al elector. Igualmente, la crisis sanitaria generará más paro y más ajustes económicos. Y hará difícil meter en el debate los verdaderos problemas de la comunidad.

Por todo eso, se vote cuando se vote, las de 2020 ya siempre serán las elecciones del coronavirus.