Blog | Marta está harta

Los padres debemos reprimir el impulso de la "bofetada por su bien"

CUANDO UNA madre o un padre pegan a su hijo son ellos los que tienen un problema y no sus hijos, aunque muchos de esos padres suelen justificarse con la manida frase de que "lo hacen por los niños" . Y es que tienen asimilado que esa es la forma “normal” de educar .Sin embargo, hay muchas otras formas de educar a los niños sin necesidad de recurrir a la violencia física. Vaya por delante que cuando hablo de “violencia física”, hablo de hacer daño, de humillar, no de collejas de madres desesperadas, que están cansadas de tantas malas contestaciones, y es que me declaro fan de la colleja de toda la vida. 
Los padres tenemos que hacer el esfuerzo de reprimirnos ante el impulso de acudir a la “bofetada” y optar por otras herramientas, como la de explicar al niño con palabras, sin gritos, que lo que está haciendo no es correcto. Y eso no quiere decir que a un hijo no haya que advertirle que tendrá consecuencias si se vuelve a repetir la situación que motivó el incidente.
Todo esto es la teoría,  pero no podemos olvidar que el día a día de los padres va cargando su mochila de problemas, preocupaciones y estrés, lo que finalmente hace que ante un mal comportamiento, una mala cara o una mala contestación recurramos al “cachete, por su bien"  y  después llega el sentimiento de culpa, que provoca que bajemos el tono e incluso de repente nos volvamos  más permisivos, todo un error educativo. Para no llegar a este punto debemos de tener en cuenta:
Es importantísimo dedicar tiempo a estar con nuestros hijos, pero tiempo de calidad , en el que dejemos de lado nuestra “mochila de las preocupaciones” y nos dediquemos a disfrutar de sus juegos y su compañía, estableciendo una convivencia positiva.
Las normas y límites deben ser adecuados a su edad, a veces somos demasiado exigentes con estas cosas. Sobre todo en la adolescencia, es importante que impliquéis a vuestros hijos en la elección de las normas y límites que se van a establecer y así será más fácil que las cumplan. No obstante, es recomendable que les dejéis claro que, como padres, tenéis la obligación de protegerles y buscar su bienestar. Pero no debemos olvidar nunca que usar el castigo físico como método para educar es perjudicial en todos los niveles de desarrollo. Además, puede generar a largo plazo dificultades en las relaciones con los demás y alteraciones en la salud mental.