Blog | Arquetipos

Vencer y dominar o servir

El próximo día 27, Netflix emitirá la tercera temporada de House of cards, adaptación de la estupenda serie británica estrenada en 1990. Estos remakes son interesantes en cuanto a la nueva visión que aportan, que tiene que ver con aspectos reconocibles de la idiosincrasia nacional, con el país en el que se vuelven a rodar, tras unos giros de guión que reproducen usos y costumbres propios.

Hay especificidades inglesas que la versión norteamericana de House of cards no tiene y hay muchos elementos característicos del sentir americano presentes en ella. Ambas poseen calidad suficiente para destacarlas y ambas respetan al pie de la letra sus enfoques particulares de la política, de los negocios, de los medios de comunicación y de las relaciones entre ellos.

La House of cards estadounidense ha apostado por un protagonista de acción, que no solamente piensa sino que también actúa a lo grande (cuestión ésta muy americana), ejecuta sus malévolos planes caiga quien caiga, muera quien muera, para alcanzar el tan ansiado poder. La inglesa es más sutil, recrea una urdimbre mental que el protagonista pone en marcha poco a poco, sin ruido, como susurrando. Sin llegar al asesinato físico, ese murmullo obstinado también se cobra vidas políticas y almas humanas. Interesante esta serie porque ayuda a comprender al tiempo que entretiene y desmoraliza, a partes iguales, creo yo. Refleja de un modo veraz el funcionamiento de la máquina política y su entramado, esas redes que fortalece o destruye, según conveniencia, para seguir creando otras y otras, sin poder nunca desprenderse de esas ataduras y utilizándolas, en la mayoría de las ocasiones, para un fin contundente: conseguir, afianzar, mantener el poder. Atracción poderosísima la del dominio, que lo destruye todo. El servicio público no es algo que importe a los personajes de la serie, y es una apuesta arriesgada de guión, porque de ser así, lograría humanizarlos un poco y, de este modo, obtener la empatía de los espectadores. Sin embargo, la opción ha sido la de mostrar a una personalidad marcadamente maquiavélica, con un objetivo señalado desde el principio. No hay sorpresas en cuanto a las intenciones y la narración adquiere vigor mostrando al aspirante a presidente de los EEUU llevando a cabo sus hábiles y peligrosas tretas. El riesgo es grande, pero vale la pena, nos recuerda continuamente el protagonista mirando a cámara y hablando con nosotros. Seguimos pues las habilidades de este personaje, entre la admiración y el desagrado.

Qué importante es esta dicotomía de emociones para todo aquel que tenga intención de sacarle partido. Esa fascinación por alguien que logra unas metas asociadas al poder es el origen de muchos males. Esa especie de encantamiento que se produce al observar a alguien que -aparentemente- posee las claves del éxito, conlleva a la absolución de toda acción, sea del tipo que sea, llevada a cabo para estar donde está. Saber eso, manejarlo con verdadera astucia, supone tener mucho camino andado. La política, claro, se presta para estos juegos arriesgados y las consecuencias, en la realidad, no son mucho mejores que en la ficción. Dominar y no servir, someter y no ocuparse de. Conceptos bien distintos que tienen que ver con el ser, el querer ser y el deber ser, con una reflexión personal y colectiva, con un posicionamiento moral. O con dejar de pensar y permitir que nos lleven por oscuras sendas fabricadas por mentes que tienen claro que nosotros solo estamos para asentir estupefactos ante su brillantez. Habrá que elegir qué queremos para el mundo.

Ficha
Título: House of cards
Creador: Beau Willimon
Intérpretes: Kevin Spacey, Robin Wright, Kate Mara, Corey Stoll
Cadena: Netflix

Puntuación: 4/5

Por un drama, casa nueva

No solo se adaptan series de ficción, también hay adaptaciones de realities. Hay uno que produce bastante una fascinación irracional y se llama en América “Extreme makeover: Home Edition” y en España, “Esta casa era una ruina” y consiste en derribar una casa elegida y hacer otra en tres días. La que destruyen era un horror y la que construyen es estupenda. Tienes que mandar una carta y explicar en ella tus desgracias, casa incluida. Si tienes suerte, van y te la tira

Comentarios