HAY VECES en que las coproducciones entre cadenas televisivas consiguen sacar adelante un producto de calidad; hay otras veces que no se acaba de definir la idea y el resultado es pobre, sin personalidad; y hay otras en que, simplemente, no sale, porque no se llega a un acuerdo entre empresas y ninguna asume el riesgo individualmente. El caso de la miniserie 'The Missing', estrenada el año pasado, se encuentra entre los primeros. Afortunadamente para los espectadores. Una coproducción de Starz, canal de pago estadounidense, y la BBC, cadena pública británica, que apuesta por una historia emotiva y de tintes más bien sobrecogedores. Un drama absoluto. Parece difícil, en ocasiones, establecer la línea divisoria entre un dramón, en su sentido peyorativo, y una narración dramática, bien escrita, bien estructurada y bien contada en imágenes. No siempre son mundos diáfanos, muy al contrario, los espacios se enturbian a menudo y la claridad de una idea se va ensombreciendo a medida que avanza su ejecución. Así, un argumento con posibilidades puede derivar en un producto de teleserie de cinco de la tarde o en una historia nominada a los Globos de Oro. Solamente hay que tener cuidado y saber en qué terreno nos queremos mover (y esto sirve tanto para creadores como para productores y espectadores).
'The Missing'. Una familia - madre, padre, niño – inglesa, se va de vacaciones a un pueblecito de Francia y oh cielos, el niño desaparece. Con una estructura narrativa que intercala flashbacks para explicar la historia, el capítulo piloto arranca ocho años después de la desaparición con el padre volviendo al mismo lugar y en posesión de lo que él cree que es un indicio lo suficientemente poderoso como para remover todo de nuevo. Otra vez. Está rodado con el nervio justo, sin caer en las debilidades propias de la tragedia que supone el hecho en sí, pero sin, por ello, perder el pulso emocional, por momentos desbordante, aunque siempre bajo control. El tono es el adecuado para narrar una desdicha de semejantes dimensiones, equilibrado, medido. Y el tempo general es un adagio sostenuto a modo del primer movimiento de la Sonata Claro de Luna de Beethoven (Sonata para piano nº 14 en do sostenido menor), por poner un modelo grandioso, que nunca está de más soñar con la excelencia.
Ese lento transcurrir de los acontecimientos permite al espectador entender a los personajes, estar con ellos el tiempo preciso para atender a sus acciones y reacciones y dotarlas de sentido. Es un guión sólido que nos va proporcionando el andamiaje para que vayamos construyendo el edificio narrativo hasta llegar a la comprensión total. O al menos a la ilusión de comprensión total. Porque hay cosas en este mundo que no se alcanzan.
'The Missing' está, además, respaldada por unos intérpretes que mantienen el nivel y le dan coherencia al relato, consiguen la tan complicada empatía y resisten al melodrama –también tomado en ese sentido de ofensa, porque hay, dentro de ese género, historias poderosas, ¿se acuerdan de 'La heredera', de William Wyler, con una Olivia de Havilland sufre que te sufrirás durante toda la película?-. El melodrama también posee sus líneas maestras.
No es, pues, esta miniserie, un producto sentimentaloide. No es, por tanto, un esfuerzo vano contemplarla hasta el final. Ya está anunciado el rodaje de la segunda temporada, que presentará un nuevo caso, siguiendo la estela de 'The Killing' o 'True Detective'.
No es tan brillante como los ejemplos señalados, pero ha sabido escoger un camino lleno de intención. Se honra, desde aquí, su valentía.
Título: 'The Missing'
Creador: Harry Williams
Intérpretes: James Nesbitt, Frances O'Connor, Tchéky Karyo
Cadena: Starz y BBC
Calificación: 4 / 5
Mirando por un agujerito…
Hay un programa en La Sexta que se llama 'Mujeres ricas'. No entiendo. ¿Qué es lo susceptible de ser programable, ser mujer, ser rica, o que los dos vocablos vayan juntos? Bueno, son cinco mujeres ricas, riquísimas que nos cuentan a los televidentes -sentados embobados en nuestros sofás de Ikea- cómo viven, qué compran, qué hacen para pasar su rato eterno de ocio existencial. Nos sumergimos, según la Sexta, “en el mundo del lujo y la exclusividad”. Oh, gracias, gracias!
