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Provocar al cuerpo social

Título: LOUIE.
Creador: Louis CK.
Reparto: Louis CK, Hadley Delany, Ursula Parker.
Cadena: FXN.
Calificación: ●●●○○

FRANCAMENTE, no soy fan de Louie. Es una serie que ya va por la quinta temporada y que recibe aclamaciones por doquier. Comenzó con un formato de stand up comedy (comedia en vivo), tipo Seinfeld, pero con otro humor. Poco a poco se fue transformando en historias donde la narración lineal cobraba importancia y hacían los capítulos más consistentes. Su fama fue creciendo a medida que se estrenaban temporadas.

Louis CK -el creador, director, actor, productor de la serie- es un cómico que interpreta a un personaje que pretende ser él mismo. Igual que Woody Allen y pelirrojo también como él. Aunque ahí se acaban las similitudes.

El humor de Louie busca la provocación y por tanto coloca finas agujas en los puntos estratégicos del cuerpo social sabiendo que ahí va a doler. Una parte de la población que podría calificarse de bienpensante se ofende y se escandaliza y cierra las cortinas de sus lujosas casas de Nueva York para no contemplar nunca más semejante espectáculo. Otra parte, que tiene mucho que ver con Les bourgeois bohème y su sofisticada manera de ser políticamente incorrectos, se troncha de risa. Los temas recurrentes de este tipo de humor son: escatología, raza, sexo -con la pederastia como contenido estrella- muerte y religión. Y la idea es llevar esos temas al límite, si es que hay un límite. Los que crean que el humor debería tener límites que ya no lo intenten porque cada gag va a ser para ellos un agravio. Por el contrario, los que opinen que no hay que poner barreras a la risa, probablemente, al menos en algún momento, se van a reír. Aunque también puede que se encuentren en la misma posición que yo y lo que a mí me pasa con esta serie no es cuestión de incomodidad moral o algo así, es que me cansa.

He de confesar que me gusta el equilibrio. Está bien, me arriesgaré a que piensen que soy una aburrida. Me viene a la mente un gag de Woody Allen en el filme Sueños de un seductor, en que la mujer del protagonista (o sea, él) decide abandonarlo porque no se divierte lo suficiente, dice que quiere participar de la vida, no ser una simple observadora como él. Quiere esquiar, quiere divertirse, quiere bailar, quiere ir en motocicleta, quiere ser libre, dice que él se pasa la vida viendo películas. El chiste subsiguiente a eso es buenísimo. Y después de años y años me sigo riendo. La razón por la que no me río con Louie tiene que ver con la reiteración. Es un ir constantemente al mismo lugar para tener la misma perspectiva. Es dar vueltas y vueltas sobre el mismo objeto de igual manera. Y me acaba resultando pesado. Apetece, no sé, que salga un poco de ahí y se pasee por otro paisaje.

El humor no es susceptible de ser definido. Encuadrarlo y calificarlo sería un poco como acabar con él. Sí que es cierto que hay aproximaciones y tendencias. Hay negro y blanco, sutil y tosco. Los caminos cómicos de Louie se construyen con lo que podrían llamarse irreverencias ásperas. A veces groseras, a veces desagradables. En la búsqueda de la comicidad se toman decisiones. La de Louis CK es la de no levantar ni una sola barrera al chiste. Lo cual está bien. Si te ríes.

Cinco temporadas no son pocas, por lo que podemos deducir que la mayoría se lo pasa bien. Desde que se estrenó en 2010, ha recibido numerosos premios. Prueben a ver qué sucede. Sean libres y aventureros. Diviértanse. Quizá lleguen a la conclusión de que esa vía es la adecuada y es ese humor el que estaban esperando. (Si son asiduos de Ricky Gervais, seguro que sí).

Yo, de momento, me sigo quedando con Allen. Como él. Viendo películas. Sin ofender.

Para comer mejor a ciegas

A punto de estrenarse en Cuatro un súper programa: First dates. Se trata de un formato conocido en el resto de cadenas internacionales, pero aquí todavía no había llegado. Y ya notaba yo que me faltaba algo. Tenía como un vacío que se ha llenado de repente. Varias parejas van a comer a un restaurante y la chispa es que no se conocen. Pero van allí a ver si se gustan entre plato y plato. Son citas a ciegas y se supone que nos tiene que interesar verlos en esa tesitura. Ay.

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