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Para aprender a respirar

ESCRIBIR LO QUE ves, lo que no aciertas a ver, lo que no entiendes, lo que te inquieta, lo que te clava al suelo, lo que te echa a volar. Escribir con tiento, sin prisa, con cierto fervor antiguo que nació tal día, en tan buena hora. Escribir como si escribir fuera lo único que sirve, la herramienta primera y última, en este mundo que no conoces, que no conocerás, aunque busques, remuevas maleza o escombros o historias de vidas o vidas. Aunque haya detrás paisaje inerte o multitud de organismos que respiran, que sienten, que miran y que escriben. Cómo tú. Escribir sabiendo que no conocerás este mundo. Seguir escribiendo como si preguntaras cosas, como si gritaras cosas.

Escribir de rabia, de impotencia, de dolor. Escribir de carcajada y de locura. Escribir dudando, atreviéndote a dudar, avanzando hacia abismos. Escribir con gracia y con soltura; una ligereza a tiempo, en la frase justa. Escribir como opción, como voluntad, como futuro. Para ser honesta y ser quien eres y ser voz propia, palabra propia. Escribir lo que no se escribe y lo que ya se escribió, de una forma que sea tuya; escribir nutriéndose de otros diccionarios, de otras escuelas, de otros mapas, lejanos y ajenos; próximos. Y desconocidos. Escribir porque sí. Porque no puedes no. Porque no quieres no.

Que la escritura sea como la balsa del náufrago, como el náufrago, como el océano. Que sea como el sol cayendo a plomo como la piel resquebrajada como la sed eterna. Que sea eso y que sea lo contrario y lo que no existe. Que sea algo que pueda existir, tal vez, en alguien o en eso que no tiene nombre. Que sea, a un tiempo, devenir y arribar, columna y corriente. Que las palabras se conviertan en verdades con las que escribir ficción, que sean rocas sin peso con las que escribir poemas.

Escribir lo que oyes, lo que pisas, lo que persigues. Escribir mientras caminas, mientras comes, mientras vas —sin rumbo— hacia lugares remotos o a la vuelta de la esquina. Escribir cuando la escritura se esconde, cuando no hay nada para decir. Escribir, incluso, cuando no escribes.

Escribir desde la palabra misma. En ese espacio de tinta que se emborrona o brilla o no significa más que una definición certera, pero vacía. Escribir como si se tuvieran menos años o más arrugas o ninguna piel. Cómo si se escribiera sólo con huesos o sólo con vísceras. Con el mismo arrebato de quien no tiene nada que perder, por más que pierda.

Escribir, entonces, ante la incertidumbre, ante el fracaso, ante la traición, ante la memoria. Escribir resistiendo y combatiendo. Escribir donde se cae una y otra vez y donde se recogen los restos de los relatos; escribir donde se tiran los cuentos, las bromas, los espejos; donde la basura es silencio o es desamor o es soledad o es tristeza. Escribir en los vertederos de besos y de infelicidad. Desde ahí, en el medio de eso, escribir con furor y con delicadeza.

Escribir contra lo que no concuerda, lo que no atraviesa, lo que no despierta. Escribir de frente y de horror y de belleza.

Escribir para partir en soledad y para convivir con los otros. Escribir para saber que ni eres tú sola ni eres tú siempre ni eres tú todo. Escribir palabras que puedan partirse, compartirse, expandirse. 

Palabras consuelo o palabras vínculo o palabras raíz. Palabras miedo o palabras secreto o palabras justicia. Escribir bajo coste, bajo tierra. Escribir entre fuego cruzado, entre la espada y la pared. Escribir hacia alguna parte, como en proyección; sin fronteras o a pesar de las fronteras. Escribir lo que fue, sin rencor, sin pudor. Escribir como si creyeras que el mundo puede ser mejor, como si desearas que el mundo fuese mejor. Escribir sabiendo que no lo es.

Escribir de lo humano, de lo nuestro. De qué pasa cuando las presas estallan, cuando las casas se desalojan, cuando las pateras se hunden. De qué sucede cuando no se hunden y llegan. Escribir de cómo llegan quienes llegan.

De qué vida les espera cuando llegan. Escribir por ti y por ellas. Porque eres mujer y escribes, porque muchas no pudieron escribir. Escribir para aprender, para respirar. Escribir para aprender a respirar.

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