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Procurador y soltero

Andan los políticos metidos en un trepidante desbroce curricular

Están los másters y cursos que nunca se han hecho, las licenciaturas solo empezadas, los posgrados lejanos que son en realidad de aquí al lado desapareciendo de los currículums de cargos políticos. Es este un desbroce fascinante, una limpieza zen en la que a veces queda lo más básico, la esencia, casi la nada.

Coincide todo Internet en que el arrebato más minimalista de todos es el del diputado del PP por Valladolid Tomás Burgos, que ha pasado de licenciado en Medicina, diplomado por el IESE en Dirección de Instituciones de Asistencia Sanitaria y máster ejecutivo en Gestión Sanitaria a Procurador Regional de las Cortes de Castilla y León (1987-1993) y soltero. Me conmueve esa reducción, sobre todo lo de soltero, que puso, deduzco, porque tenía que rellenar una línea para que no se le descuadrase la plantilla entera. ¿Qué se puede decir de uno mismo en una línea? Pues soltero mismo, venga tira, que anda Escolar peinando biografías y no hay más cursito que arañar. Procurador y soltero. Me lleva a binomio tipo truhán y señor, a canción de Julio Iglesias, así me funciona la cabeza.

portalon1El posgrado de Harvard de Casado fueron, en realidad, cuatro días en Aravaca. Si lo hubiera estudiado en Madrid centro no hubiera tenido tanta gracia, pero Aravaca da un titular de relamerse porque parece que está más cerca de todo, como pegado a donde sea que estás leyendo la noticia. Para mí, como si dice Rábade, igual. Ana Pastor ha olvidado su presunto MBA; Toni Cantó que fue pedagogo. Todo es estos días un abandono, un soltar lastre para ocupar ligeros los sillones.

Mentir es democrático, todos lo hacemos. Inflar el currículum es tan común que los de Recursos Humanos aplican una suerte de lectura comprensiva, una traducción simultánea que extrae lo que realmente es de aquello que dice ser. Inglés fluido significa que viajó a Londres un puente y no pasó hambre; máster de 'tal cosa' por la Universidad Aquella, que abrió la web de la universidad y no le tuvo mala pinta; colabora con tal empresa, que es una firma fundada por su colega y muy probablemente financiada por el padre de su colega.

Lo de Cifuentes, de nuevo, es otra cosa. Es el después, precipitarse dos mil escalones para no bajarse de donde estás, para no reconocerse. Es ilegal y es mentir a lo grande, que es algo que, según recuerda el investigador de la Universidad de Duke Dan Ariely nos impresiona tanto que nos parece imposible que nosotros podamos hacerlo.

Hay que trocear el camino, observar cada paso; que, vistos individualmente, son siempre pequeños, y preguntarse si nosotros no daríamos el primero


Cuando nos enfrentamos a mentiras extremas, a los impostores que se construyen una realidad alejadísima de la que tenían, a los Buffett, Armstrong, Dorribo hay que trocear el camino, observar cada paso; que, vistos individualmente, son siempre pequeños, y preguntarse si nosotros no daríamos el primero. Ese es el principal.

Lo que quiere decir Ariely es que se empieza haciendo algo que haría casi cualquiera, que la longitud final de la mentira, cuando se despieza, da una concatenación de acciones cuya distancia una de otra y de otra y de otra parece mucho menor que la suma de todas ellas. ¿No mentiría casi cualquiera en el currículum o en una entrevista de trabajo, atribuyéndose algo que no hizo o que no hizo como dijo que había hecho? Si se admite que se daría ese paso, quizás se daría el segundo. ¿Si se tiene la posibilidad de conseguir efectivamente el máster sin hacerlo, se diría que sí? Otro paso ¿Si se corriera el peligro de ser pillado no se intentaría tapar? Otro ¿Si se tuviera poder no se usaría para empujar a otros a tapar la mentira? Y otro.

No dar ni el primero parece la clave para no despeñarse en todos los demás. Así que, ya saben, concreción, contención, minimalismo. Procurador y soltero.

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