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Una excusa hacia el final

PARA HABER durado casi un mes, el Breogán-Joventut se quedó un poco escaso en cuanto a canastas. No en cuanto a emoción, tensión, taquicardias y esas cosas de las que, con el paso de los años, acabas hablando con el médico de cabecera.

Es difícil ganar con un nivel de acierto como el mostrado por el conjunto celeste en algunas fases del partido de ayer; por ejemplo, el último cuarto, en el que tardó 5.26 minutos en anotar sus primeros puntos.

Dicen que en el deporte de élite lo que decide a qué lado se marcha el triunfo y las sonrisas con los pequeños detalles. Lo de ayer fue un muestrario entero; un cúmulo de tiros cómodos fallados, bandejas que se salían de dentro, pases al enemigo, carreras sin sentido... un desastre.

El último cuarto es con lo que un breoganista amenaza a su hijo si no se termina la cena. "Acaba o te lo cuento otra vez". Pero aún así, no se respiró en el Pazo ambiente de tragedia. La afición sabe que el equipo aún no se ha recuperado de una pretemporada histórica en cuanto a fatalidades, que hay jugadores que apenas pueden trabajar durante la semana, y que esto es la ACB y delante había ayer una camiseta que no hace mucho era de las más temidas en Europa.

Sin apenas tiempo para que bajen las pulsaciones toca pensar en el partido ante el Obradoiro del sábado. Lo de ayer fue una pena porque incluso con semejantes baches, el triunfo estuvo al alcance hasta el tramo final. Pero hay que pasar página, mirar al frente y no buscar excusas. Aunque en realidad el Breogán tenía una muy buena. La dejo aquí al final, medio escondida, para que no suene a lo que es. Y es que este miércoles, el equipo lucense no pudo contar con Jordan. Así, sin poner el nombre, impresiona un poco, ¿verdad?.

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