Blog |

Sin mirar atrás

OLYMPUS DIGITAL CAMERA
Soy de los que se ponen muy nerviosos cuando una patrulla de la Guardia Civil les da el alto en carretera. Ya puedo estar seguro de que todo está en regla, que como me indiquen que me detenga en la cuneta me altero como si llevase una tonelada de cocaína en el bolsillo. En una ocasión me pararon en Hendaya, en la frontera entre España y Francia. Enseñé la documentación y el agente me preguntó que qué llevaba detrás. Contesté que el maletero. "Perdón, maletas, es que vengo de viaje", añadí. "Bájese del coche", escuché desde el otro lado de la ventanilla. Con el paso del tiempo me he propuesto afrontar el momento con calma... les cuento lo que me pasó hace un rato. Conducía por una carretera sin tráfico cuando me dieron el alto. ¿Hay cierre perimetral? No. ¿He bebido alcohol? No. ¿Circulaba a la velocidad adecuada? Sí. ¿Tengo todos los papeles en regla? Sí. ¿Me he saltado el toque de queda? No, son las 3 de la tarde. Pues vamos allá, pienso. Bajo la ventanilla y veo cómo se acerca el guardia civil con el aparato para medir el nivel de alcoholemia. Me adelanto a su saludo y le suelto un ‘buenas noches’ en pleno mediodía. ¡Mierda! Doy 0,0. Me manda seguir y veo la duda en su rostro. Por si acaso, arranco sin mirar atrás.

Comentarios