Un grupo de investigadores ha creado una pieza de hardware con transductores ultrasónicos que son capaces de renderizar los efectos hápticos en la boca. Esto que acaban de leer lo he copiado directamente de internet y, como decían Los Suaves, no entiendo lo que dice; sí lo que quiere decir. Es la explicación al último paso que han dado los encargados de diseñar el mundo virtual que amenaza con colarse en nuestras vidas. Ya han creado todos los universos de colorines posibles, así que ahora se han marcado el reto de imitar las sensaciones que nos hacen latir el corazón. Porque eso que han leído al principio viene a ser nada menos que un beso virtual. Hay que ponerse unas gafas de realidad aumentada con un aparato parecido a una armónica que envía hacia los labios una serie de vibraciones ultrasónicas y aire, de manera que uno tiene la sensación de besar a alguien. Es increíble lo mucho que avanza la tecnología, tanto que tengo la esperanza de que pronto dé la vuelta y tenga que empezar desde cero. Pasa algo parecido con los juegos de fútbol para las consolas. Son tan reales que cualquier día un chaval abre la caja y se encuentra una pelota. Y se va a jugar al parque después de darle un beso a su madre.
