OJALÁ FUESEN como los Rolling Stones, que llevan amagando con su última gira desde los 90 y el próximo miércoles iniciarán otra en Madrid. Ojalá fuesen como Jagger y Richards. Ojalá se les pudiese esconder en una isla del Caribe y sacar de vez en cuando para que impartiesen una lección más, para que sirviesen de ejemplo. Pero el fútbol no es como la música. Es más cruel. No hay transfusión de sangre que valga. Aquí el tiempo acaba por descubrir todas las trampas. El de hoy será el último partido de Pita y Seoane con el Lugo... Pita y Seoane.
Cuenta la leyenda que si pronuncias sus nombres muy rápido a orillas del Miño en noches de luna llena se convierten en uno solo y arrasan con lo que se les ponga por delante en el centro del campo. Debe de ser cierto. Durante años fueron un único ente, una imagen, una bandera; la del Lugo. Ojalá en el futuro, si hubiera peligro en el Ángel Carro, se pudiese subir el telón para que aparecieran de nuevo sus majestades. Pero el telón que bajará hoy no habrá quien lo levante jamás. Cada día que pase será más pesado. Ya solo nos queda soñar con ver algún día algo parecido a orillas del Miño. Yo no pido milagros, con que toquen la mitad de bien me conformo.
