Blog |

Tres euros y 20 céntimos

Se me ha roto la cremallera de un bolsillo del vaquero, de uno pequeño que hay en un lateral por encima de la rodilla y que utilizo para guardar las monedas. Antes las almacenaba en el delantero derecho, pero el móvil se ha hecho con el lugar. Un día apareció, se metió ahí, y dile tú ahora que salga. El problema es que me han quedado unas monedas dentro y no hay manera de abrir. Al tacto calculo que serán unos tres euros y 20 céntimos que han desaparecido de mi vista, pero que siguen siendo míos; como si estuvieran en el banco. Lo raro es que no me hayan llamado para recomendarme que los meta en un fondo de inversión la mar de seguro o en un plan de pensiones. Nada, ahí están, inalterables, como si durmieran escondidos en un sobre debajo del colchón. Han pasado por la lavadora dos veces y no se han registrado alteraciones en la cuenta. Lo sé porque de vez en cuando echo allí la mano y sigo palpando tres euros y 20 céntimos. Pero el día menos pensando, tal y como anda de revuelta la inflación, me veré obligado a utilizarlos. He pensado en el momento y para acceder a ellos no veo otra opción que romper la telilla de dentro del bolsillo. Es lo que hay. En estas cosas nadie se libra de las comisiones.

Comentarios