Entrevisté a José Ramón Varela Portas en medio de un cumpleaños, el de su criatura, el de un Breogán que festejaba por entonces su medio siglo de vida. La cita fue en el Pazo dos Deportes, adonde tuvo la amabilidad de desplazarse desde A Coruña, su lugar de residencia, justo antes de un partido, no recuerdo cuál.
Se retrasó un poco por culpa del tráfico, no mucho, pero sí lo suficiente como para que el baloncesto ya hubiese invadido el Pazo cuando llegó. Los jugadores apuraban el calentamiento y las gradas se empezaban a llenar cuando el presidente fundador del club comenzaba a subir las escaleras que llevan a la zona posterior al palco. Lo hizo con calma, con toda su vida a la espalda, mientras grupos de niños con camisetas celestes lo adelantaban por ambos lados. El origen del Breogán veía cómo el futuro del club progresaba hasta perderlo de vista... a veces las metáforas se le cruzan a uno en el camino.
Antes dije que entrevisté a José Ramón Varela Portas, pero no es del todo cierto. Más bien lo escuché. No hacía falta preguntar nada. Los recuerdos; desordenados, algunos frescos, otros nebulosos llenaban la grabadora mientras la hora del partido de acercaba. "Me gusta decir que el comienzo del Breogán fue un cuento de hadas", aseguró. Y cada poco mostraba su asombro de hasta adonde había llegado su obra.
El ambiente del Pazo se fue colando poco a poco por debajo de la puerta hasta poner fin a la conversación. Nos despedimos cuando Areñas presentaba a los jugadores y desde la distancia pude ver cómo José Ramón Varela Portas se dirigía ilusionado hacia la grada para ver cómo seguía su cuento de hadas.
Han pasado cuatro años desde aquel día y la historia continúa. En el Pazo siempre hay un niño que te adelanta como un rayo cuando subes las escaleras en busca de tu sitio. Ya los había en el viejo Municipal cuando a José Ramón Varela Portas le dio por escribir las primeras páginas de esta aventura.
