Como los Reyes Magos, los besos también llegaron de oriente. Fue hace 5.000 años cuando Europa importó esa práctica cultural con la que, de alguna manera, se da forma al amor. Y ahora, cinco milenios después de aquel primer beso, la Universidad de Cambridge descubre que fue entonces cuando surgió la cepa del virus que está detrás del herpes facial y labial. También en el amor hay daños colaterales. Y también de oriente, del de España, llegó a Pamplona un joven para disfrutar de los pasados Sanfermines. No se sabe si se trataba de un rey o de un mago, pero varios días después apareció en la portada del Diario de Mallorca un anuncio que decía: "Mallorquín de Alicante roba el corazón a una navarra el 6 de julio en los sanfermines. Aludido, escriba al Apdo 4122, 31007 Pamplona, Navarra". Desconozco cómo acaba la historia y no me interesa mucho descubrirlo. Creo que es de esas que empeoran si se le ponen un punto final. Aunque he de admitir que, allá en el fondo, el cuerpo me pide que la última escena sea la de una pareja besándose ajena a la multitud que corre sin miedo a las cornadas delante de los toros, como ellos tampoco temen a los herpes faciales y labiales que vienen de oriente.
