Blog | El periscopio

Plenos maratonianos

La última sesión de la corporación finalizó a las cuatro y media de la madrugada

LA EXTENSA sesión plenaria que celebró la corporación municipal de Monforte, de ocho horas de duración, con una veintena de puntos en el orden del día y con otras tantas preguntas a la alcaldía, me recordó algunas de las míticas reuniones del pleno en la era de Celestino Torres como alcalde, a principios de los años 90. Entonces no había un cronómetro como ahora en el salón de sesiones y a los portavoces de los grupos políticos se les permitía hablar y hablar hasta que no podían más. Las sesiones, como la del pasado lunes, acababan de madrugada. Eran maratonianas. Por ello, en alguna ocasión, se hacía un pequeño receso para coger fuerzas.

Se llamaba a una cafetería cercana para que acudiesen a la casa consistorial, que entonces estaba situada en lo que hoy es el Centro do Viño da Ribeira Sacra, con unos bocadillos y bebidas. Mientras se daba cuenta de la comida reinaba un momento de distensión. Los reproches y acusaciones se habían quedado en el salón de plenos esperando la vuelta de los concejales para que los de la oposición volviesen a arremeter contra el alcalde y sus compañeros de gobierno, del PSOE.

Pensé que no se volvería a vivir tal experiencia, sobre todo por la existencia de ese cronómetro que limita los tiempos de intervención. Pero el caso es que son cinco los que intervienen en cada punto y si agotan los tiempos que tienen marcados la cosa va para largo, como cuando se debatió una moción de los populares pidiendo el apoyo a la prisión permanente revisable, tema de gran profundidad a nivel municipal, cuya exposición duró 40 minutos.

No deseo quitarle mérito a las numerosas propuestas que registran los partidos de la oposición (fueron una quincena), pero quizá deberían hacerlo con más mesura para no tener que pasar ocho horas al pie del cañón, algo que considero inhumano; o bien plantearse la necesidad de celebrar dos sesiones plenarias, aunque esto último no es del agrado de los ediles, argumentando que no se debe cargar al erario municipal más gasto del debido.

Un concejal cobra 50 euros por asistencia a pleno, dinero al que hay que sumarle los 30 que percibe aquel otro que va a la comisión informativa previa, unas reuniones que, visto lo visto, no tienen objeto alguno, por lo que deberían plantearse anularlas.

Digo esto porque esas comisiones existen para debatir los asuntos antes de la sesión plenaria y realizar un dictamen, pero la mayoría de las veces el edil de turno no interviene y dice que su grupo se reserva para el pleno, con lo que, dirán ustedes, la función de la comisión informativa se desvirtúa, pasando a ser un mero trámite administrativo.

El alcalde, el socialista José Tomé Roca, ha dicho que tal situación, la de un pleno maratoniano, es un sinsentido. Las sesiones, por ley, deben finalizar a las doce de la noche del día en el que se convocan y si quedan puntos sin tratar se debe convocar otra junta para el día siguiente.

Tomé dice que no tiene inconveniente alguno en que la reunión se prolongue una hora más, hasta la una, pero que lo del otro día no se puede volver a repetir. "Non é normal", dijo.

También piensa que todo obedece a una, y cito textualmente, "estratexia de acoso" de los partidos de la oposición, que han clavado sus ojos en su figura con el fin de desgastarlo políticamente.

Esto último es lo que hace cualquier partido que esté en la oposición. Es connatural a ello, por lo que José Tomé no debería extrañarse, máxime por dos cuestiones.

Una es la falta de empatía con todos los grupos opositores, a los que no atiende sus mociones aunque sean aprobadas por la mayoría del pleno. La otra, la cercanía de las elecciones municipales, previstas para el mes de mayo del próximo año, por lo que la paz dentro del pleno municipal de Monforte se antoja un tanto imposible a estas alturas.

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