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Nada que esperar

Iberdrola debería ayudar a solucionar el problema del deterioro del túnel de Montefurado

EL TÚNEL que los romanos excavaron hace 2.000 años en una pequeña montaña de Montefurado para desviar el río del Sil con la finalidad de extraer el oro acumulado en el lecho del cauce desecado está, por así decirlo, enfermo. Se han detectado una serie de problemas estructurales en alguna de sus partes que deberían ser subsanados si se quiere garantizar la estabilidad estructural de una obra de ingeniería única y, por qué no decirlo, perfecta, ya que ha sido capaz de mantenerse en pie durante 20 siglos.

Ha resistido dos milenios y si ahora se considera del todo necesario estabilizarlo es debido a la acción del hombre, en concreto a los efectos causados por las presas hidroeléctricas situadas aguas arriba, que en época de intensas lluvias sueltan agua a dolor, inundando prácticamente el túnel y degradándolo.

El director del Instituto Universitario de Xeoloxía Isidro Parga Pondal, Juan Ramón Vidal Romaní, ha dirigido una investigación para llegar a saber qué acciones acometer e impedir el colapso de esta estructura de la que no hay otra similar en toda península Ibérica.


Visto lo visto, nada que esperar más allá de que Iberdrola continúe con sus negocios


También ha apuntado que la financiación de las obras a ejecutar bien podía ser asumida por las empresa hidroeléctricas, cuanto menos parcialmente, dice, para que así retornasen a Galicia parte de los beneficios que se han llevado durante años y años gracias a un río que es de todos. Añade Vidal Romaní que también podrían echar una mano en la reparación de los cambios que ha sufrido el paisaje, derivados de convertir el Sil en una cadena continua de embalses.

Comparto, hago mías estas palabras. Solo voy a puntualizar una cuestión. Habla de empresas hidroeléctricas, cuando en realidad solo es una, la compañía que preside José Ignacio Sánchez Galán, Iberdrola. una de las grandes empresas eléctricas a nivel internacional, segundo grupo de producción eléctrica en España y primer grupo energético por capitalización bursátil.

En el río Sil dispone de catorce presas desde Ourense hasta la desembocadura en el Miño, en Os Peares, donde almacena la mayor cantidad de agua posible para que sus 19 centrales hidroeléctricas hagan el milagro de la transmutación. El agua se convierte en electricidad y esta, en dinero contante y sonante del que por aquí no vemos ninguno en acciones, como apunta Vidal Romaní, para conservar el paisaje o elementos patrimoniales.

Las ganancias que generan estas centrales, Iberdrola las reinvierte en la creación de otras, como ha sido el caso de las presas de Santo Estebo y San Pedro con el fin de obtener aún más rentabilidad, pues a eso, y no a otra cosa, está la compañía del señor Sánchez Galán.

Para muestra un botón. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) publicó el pasado año un durísimo expediente en el que acusaba a Iberdrola de manipular el mercado eléctrico e intentar forzar una subida de la tarifa superior al 10% para millones de hogares. Este organismo consideró probado que la eléctrica retuvo el agua de sus presas en los embalses del Duero, Tajo y Sil para encarecer el precio del mercado entre los días 30 de noviembre y 23 de diciembre de 2013, en vísperas de la celebración de la subasta eléctrica que tenía que determinar el precio de la luz en el primer trimestre del siguiente ejercicio.

Competencia consideró que se trató de una «conducta muy grave» y sancionó a Iberdrola con una multa de 25 millones de euros. Más o menos calderilla, ya que la sanción fue equivalente al 1% de su beneficio en 2014.

Visto lo visto, nada que esperar más allá de que Iberdrola continúe con sus negocios. Olvídese señor Vidal Romaní, olvídense vecinos en general, que tenga a bien aportar una donación para arreglar un desaguisado cocinado por ella misma.

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