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Monterroso versus Sober

Raquel Arias se encontró bastante sola en Taboada, donde tuvo más protagonismo Candia

EL PARTIDO POPULAR de Lugo busca un nuevo guía espiritual. El anuncio de José Manuel Barreiro de dejar la dirección del partido a nivel provincial ha abierto la puerta a la sucesión, personificada en forma de mujer. Las aspirantes son la mindoniense Elena Candia y la soberina Raquel Arias, quienes batirán el cobre por coger las riendas de la agrupación.

De la primera, por eso de vivir en el sur, no dispongo de grandes referencias, solo que es una mujer enérgica que ha sabido moverse como pez en el agua en la Diputación, de la que fue presidenta durante unos meses hasta que prosperó la moción de censura de socialistas y nacionalistas.

Se fue a la oposición, sí, pero fue capaz de entenderse con el díscolo del PSOE Manuel Martínez para hacerle la puñeta al gobierno bipartito siempre que puede. Ya se sabe, hoy por ti, mañana por mí.

De la segunda tengo más referencias. Su progresión en el Partido Popular fue meteórica desde que en 1999 se hizo con la alcaldía de Sober cuando muy pocos daban un duro por ella. Lo de ser mujer, de aquellas, era una especie de lastre en política, algo que cambió radicalmente cuando se puso de moda lo de la paridad. Qué decir de Raquel Arias. No es momento de glosar sus logros, solo de señalar que tiene una enorme capacidad de trabajo y de empatía.

Serán los presidentes de las agrupaciones locales del PP de la provincia, figura que se corresponde también con la del alcalde de aquellos ayuntamientos en los que gobierna el partido de la gaviota, los que decidan si Candia o Arias.

Llegados a este punto sería necesario analizar los apoyos con los que cuenta una y otra, si ser delegada de la Xunta en Lugo pesa más que haber estado la frente de la Diputación de Lugo unos meses. Una posible muestra de cómo están las cosas es lo acontecido hace justamente una semana en la Feira do Caldo de Ósos de Taboada.

En la típica foto de familia, la de los cargos políticos que suben al palco para acompañar al pregonero y al alcalde de turno, hubo varios detalles que no pueden pasar desapercibidos.

Elena Candia se colocó justo en la parte central de la línea longitudinal que formaron los políticos, mientras que Raquel Arias estaba a dos puestos a su derecha. En el medio se encontraba el alcalde de Pantón, José Luis Álvarez, quien mantuvo pequeñas pero animadas charlas durante el acto con Candia, casi obviando a Arias, quien en un momento dado se movió unos puestos hacia su derecha, alejándose de su competidora a la presidencia del PP lucense y recalando junto a su valido Luis Fernández Guitián, regidor de Sober.

Arias y Candia, Candia y Arias no se cruzaron palabra, siendo el foco de atención por parte de casi todos la de Mondoñedo. El primer teniente de alcalde de O Saviñao, Juan Carlos Armesto Quiroga, se olvidó de la delegada territorial, de su vecina de Sober, y solo tuvo ojos para su mentora, la que cuando presidió la Diputación lo colocó como responsable de turismo y portavoz de la formación en el pleno provincial.

Creo que Raquel Arias se sintió olvidada por los que antes, cuando no tenía competidores, le hacían la ola. Se le veía en la cara que se encontraba sola. Su gesto serio creo que así lo reflejaba.

Habría que haber visto el gesto que hizo cuando se enteró de que el aún poderoso alcalde de Quiroga, Julio Álvarez Núñez, anunció su apoyo a Elena Candia y su entrada en su ejecutiva en caso de coger el mando del PP en Lugo; mismo camino que han seguido la presidenta del partido en Monforte, Julia Rodríguez, y el regidor pantonés, Luis Álvarez Blanco.

Visto lo visto, ser de la zona sur de Lugo no le reportará ningún beneficio a mayores a la de Sober. Tiene garantizados el apoyo del alcalde de su municipio y el de Bóveda, pero del resto no se sabe. Si se les pregunta se van por peteneras, no saben ni contestan en un ejercicio de quedar bien.

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