Blog | El periscopio

Momentos de crisis

El PP de Monforte tiene que aclarar su futuro ante las inminentes elecciones locales

EN UNA OCASIÓN tuve el atrevimiento en esta sección de intentar demostrar que la concepción de que el tiempo no es lineal, sino cíclico, es una realidad, en contra de la opinión de la práctica totalidad de los estudiosos de la historia, que consideran todo ello una falacia. En la antigüedad estuvo muy de moda la teoría del eterno retorno, propuesta que acabó considerándose un bonito cuento. Fábula o no, lo que no deja de llamar la atención son las coincidencias entre sucesos producidos tiempo atrás con otros actuales. Fíjense ustedes en la crisis que padece el Partido Popular a raíz de la existencia de movimientos para desbancar a su actual portavoz municipal y presidenta local, Julia Rodríguez Barreira, como cabeza de lista a las elecciones municipales que se celebrarán en el plazo de seis meses, y el paralelismo que tiene con lo sucedido hace quince años en el seno de esta formación, una crisis que también giró en torno a los comicios locales.

En 2003, el PP monfortino reventó por los cuatro costados tras perder la alcaldía que había mantenido durante ochos años. Un grupo de militantes habían salido a la palestra pidiendo regeneración, que se echasen a un lado aquellos que llamaban vieja guardia. Hubo un choque de trenes que tuvo como consecuencia la constitución de una gestora, a cuyo frente se había colocado el médico Alejandro Sousa, con el fin de reconducir una situación difícil, que no era otra que recuperar los votos perdidos.

En 1995, el PP se hizo con la alcaldía monfortina con mayoría absoluta gracias a las 5.859 papeletas conseguidas, número que en 1999 bajó a los 5.077 y que en 2003 solo fueron de 4.497.

Hubo todo tipo de teorías acerca de la sangría de votos para explicar algo que parecía inexplicable si se atendía al hecho de la millonaria inversión realizada en la ciudad por parte de la Xunta de Manuel Fraga.

No hubo forma de salir de la crisis en marcha, ni tan siquiera apartando a Nazario Pin y colocando como cabeza de cartel a una persona muy conocida en la ciudad, el maestro Manuel López Eiriz, pues los resultados obtenidos en las elecciones de 2007 fueron realmente desastrosos, al lograr tan solo 2.838 votos.

Fue otro momento de inflexión en el seno del Partido Popular para intentar reconducir la deriva. Cuatro años después, en 2011, las familias populares monfortinas se avinieron. Fue cuando se produjo la entrada en escena de Julia Rodríguez Barreira, que consideraban un gran activo, sobre todo de futuro.

Las cosas no salieron del todo mal, pues con ella al frente de la candidatura el PP consiguió remontar y situar su techo de voto en 3.993 papeletas.

Todo hacía indicar que se iba por el buen camino, que había mucho margen de mejora, pero las ilusiones cayeron pronto en saco roto, solo cuatro años después, cuando en 2015 el PP pierde 1.100 votos con respecto a los anteriores comicios.

Y aquí estamos de nuevo, con la urgencia de intentar parar la sangría sin antes estudiar a qué se debe la herida y cuál es la mejor forma de cerrarla, de sanarla.

Supongo que los populares tendrán especialistas en diagnósticos, pero me atrevería a decir que no los tiene dentro de la sensible área de relaciones públicas, pues de lo contrario no se hubiese montado el actual revuelo.

Y es que, ¿cómo se puede explicar, si no, que Julia Rodríguez diga desconocer oficialmente que quieran relevarla y que varios concejales estén dispuestos a abandonar el grupo municipal si desde la dirección provincial no ponen todas las cartas sobre la mesa?.

Es lo que pasa cuando se carece de tacto y cuando hay falta de comunicación. Las urgencias nunca fueron buenas, como quedó demostrado con la crisis de Nazario Pin y, ahora, con la que ha surgido en torno a Julia Rodríguez Barreira.

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