Blog | El periscopio

Indignación espontánea

TODAVÍA NO HE SALIDO de mi asombro por lo sucedido en el pleno de la corporación monfortina celebrado este lunes [30 de mayo]. La sorpresa no me la causó la actitud del público que se congregó en la sala de sesiones, que increpó a los concejales del equipo de gobierno, los socialistas de José Tomé; y a los del BNG por negarse a apoyar la cesión del bajo del hotel Comercio a la asociación que promueve el Camino de Invierno para abrir un centro de recepción de peregrinos y de interpretación de la ruta jacobea. 

No entra dentro de la anormalidad que la gente se sienta molesta si lo que escucha hiere sus sentimientos. Tampoco es para abrir ojos como platos si esas mismas personas dan a conocer de forma espontánea y a viva voz lo que piensan de los políticos que los representan, que fue lo que pasó en ese pleno. 

Sin embargo, el alcalde monfortino, como si oír críticas no le fuese en el cargo ni en el sueldo, se mostró indignado por las palabras vertidas por el público. A micrófono abierto, a Tomé se le escuchó decir :"¡Vaya por Dios!" y "¡Qué vergüenza!". Incluso, dijo que habría que plantearse que las sesiones de la corporación contasen con la presencia de la Policía Local para garantizar la seguridad. 

Esto es lo que me ha causado asombro, la falta de, no sé si cintura o qué, del mandatario local para saber encajar una crítica espontánea que apenas duró un minuto, el tiempo que tardaron los vecinos en levantarse y abandonar el pleno mientras mostraban abiertamente su indignación.

El alcalde de Monforte se enfadó porque un grupo de vecinos lo increpó en el pleno

Asombro me causó que se dirigiese al Partido Popular y acusase a sus ediles de llevar a ese público, a los de la asociación del Camino de Invierno, a la reunión de la corporación y perfectamente aleccionados para que mostrasen su crispación hacia socialistas y nacionalistas. 

No sé. Tal vez tuviese un mal día, su memoria ya no sea lo que fue o que estar al frente de una institución pública cambia el carácter y la forma de entender la vida. n

Lo del lunes [30 de mayo] fue pecata minuta comparado con hechos ocurridos en otro tiempo en los plenos monfortinos, como cuando el alcalde ya fallecido Celestino Torres Rodríguez había tenido que ser escoltado por la Policía Nacional desde la casa consistorial a su domicilio mientras era insultado por un grupo de vecinos. 

Pleno agrio fue también uno celebrado al final del mandato de Nazario Pin, en 2003, cuando aquel famoso movimiento vecinal que se oponía a la subida del precio del agua puso de verano a todos los concejales, sufriendo hasta uno del BNG un zarandeo; o como cuando ya con el bipartito BNG-PSOE, los ediles de PP e Inga tuvieron que abandonar la sesión en la que se debatía sobre la presidencia de la Fundación dos Ferrocarrís de Galicia cansados de escuchar insultos del público. 

Son solo tres muestras de varios incidentes que se sucedieron en los plenos de Monforte desde que en 1979 llegó la democracia a los ayuntamientos. 

Lo que está claro es que todo es del color del cristal con el que se mire, pues cuando se está en la oposición y la gente aplaude las intervenciones de uno, ese mismo no hace nada para requerir al presidente de la corporación a que mantenga el orden. Las alabanzas no duelen, las críticas, sí, y a algunos mucho. 

En cuanto a la indignación vecinal mostrada el lunes [30 de mayo], considerarla justificada, pues al tiempo que el trabajo desarrollado por la agrupación del Camino de Invierno era alabado por PSOE y BNG, ambos grupos le negaban la posibilidad de montar un centro de acogida de peregrinos e interpretación de la ruta en un local que el Ayuntamiento le tiene alquilado a la Xunta de Galicia desde hace tres años y por el que le paga 360 euros mensuales, bajo al que nunca se le ha dado uso alguno y que, por los indicios que hay, no lo tendrá en bastante tiempo.  

* Artículo publicado en la edición impresa de El Progreso el día 05/06/2016

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