Blog | El periscopio

Hablemos de carreteras

HA SIDO una larga gestación y el parto aún no se ha producido. No importa que se hayan abierto al tráfico once kilómetros del corredor rápido a Lugo entre Monforte y Bóveda, pues aún quedan siete por inaugurar, los que van desde la capital bovedense hasta O Incio, a la altura de la factoría minera Magnesitas de Rubián.

Pocas carreteras han tenido una ejecución tan prolongada en el tiempo. Ha pasado tanto desde su planteamiento hasta ahora que no me acuerdo bien cuándo comenzó todo, pero debe de hacer por lo menos dos lustros, sino más. En lo más profundo de la memoria guardo algo relacionado con dejar todo proyectado para desdoblar esta carretera y convertirla en autovía, iniciativa por la que, al paso que se ha hecho el actual trazado, tendremos que esperar ya no lustros, sino décadas.

Pero volviendo al día de hoy, nada que objetar a disponer de una buena carretera que acerque a los vecinos de la comarca de Lemos a la capital de la provincia. Sin embargo, siempre hay quien ve en estas carreteras que no atraviesan núcleos urbanos un problema. Entienden que el desarrollo económico de las localidades pasa por vender unos cuantos cafés a los automovilistas de paso. Es tal y como se lo cuento, sino pregunten en Bóveda.

También se le podría preguntar a los comerciantes monfortinos, siempre quejándose de la fuga de clientes a las ciudades con centros comerciales, como si la culpa de ello fuese de las carreteras, de unas buenas vías de comunicación, y no, quizá, de ellos y de aquellos a los que les gusta acudir a estas grandes superficies comerciales.

En este último caso, que no se preocupen por la nueva carretera a Lugo. Un buen número de monfortinos ya tenían como hobby acudir al centro comercial situado en la entrada de Ourense, a donde se llega en tan solo 30 minutos. Con el corredor a la capital de la provincia seguro que no se incrementa el número de personas con este pasatiempo, en tal caso se repartirán las existentes entre la ciudad de As Burgas y la de la muralla, a donde llegaremos en 40 minutos.

Pero volviendo a las infraestructuras viarias, aquí aún queda bastante por hacer, como la autovía a Ponferrada, la famosa A-76, de la que no hemos vuelto a saber nada desde hace tiempo. Menos mal que hay una comisión de seguimiento formada por alcaldes y agentes sociales y económicos de las zonas que atravesaría. En caso de que no existiese tal grupo, el proyecto de esta carretera estaría en el limbo en vez de dormir el sueño de los justos.

El que sí está en el limbo es aquel plan de construcción de una autovía entre Chantada y Monforte, nacido de manos del llamado Plan Galicia, diseñado con motivo de la catástrofe del Prestige.

El 24 de enero de 2003, el presidente del Gobierno central José María Aznar reunía a su gobierno en el palacio de María Pita, en A Coruña, donde anunciaba un plan dotado con 12.459 millones de euros, casi la mitad, 5.200 millones, destinados a nuevos proyectos, principalmente infraestructuras, que a día de hoy están inacabados, como el tren de alta velocidad, o no se llegaron a ejecutar, como es el caso de la autovía a Chantada, que una década y dos años después sigue siendo solo un dibujo en un papel.

Y si seguimos con las carreteras tenemos que hablar también de los enlaces del puerto seco de Monforte. Es necesario conectar la plataforma logística con el nuevo corredor a Lugo y que los accesos que están a punto de concluir desde la antigua carretera a A Pobra do Brollón se prolonguen hasta la Nacional 120.

Son dos actuaciones imprescindibles si en realidad queremos que el famoso puerto seco sea verdaderamente atractivo para las empresas. Confiamos que al menos estas últimas actuaciones no tarden tanto en hacerse como la vía rápida a Lugo, de la que aún, acuérdense, faltan siete kilómetros.

Cien plazas de guardería son pocas para Monforte

El Instituto Galego de Estatística recoge en sus fichas municipales que en Monforte de Lemos nacieron el pasado año 120 niños. Con este número queda perfectamente demostrado que el centenar de plazas en guarderías en la ciudad es insuficiente, pues los niños no las abandonan hasta los tres años.

Hay tres escuelas infantiles. Dos son privadas y una pública de carácter municipal, esta última con 45 plazas, construida allá por mediados de los años 90, cuando en Monforte funcionaba una que gestionaba la fundación de Caixa Galicia y que daba respuesta a un buen número de las necesidades que había en aquel momento, pero el centro cerró y los problemas surgieron.

Un grupo de jóvenes madres se están organizando para, como ocurrió hace ya cerca de dos años, volver a la carga sobre la necesidad de aumentar la oferta y no tener que echar mano de la picaresca, que no es otra que censarse en municipios limítrofes para llevar allí a sus niños a la escuela.

La cooperativa Icos es un modelo de gestión a seguir

La cooperativa Icos, con sede en Chantada y en la que participan algo más de mil ganaderos y agricultores de la comarca chantadina y de O Deza (Pontevedra), no para de crecer. El pasado año facturó 51 millones de euros, un 15 por ciento más que en el ejercicio anterior. Ahora, se ha embarcado en un ambicioso proyecto para facturar en torno al millón de euros más al mes en 2016.

Lo hará en la planta de Lasurgal, ubicada en Melide y de la que forma parte desde el mes de agosto. Allí se producirán quesos del país vinculados a las denominaciones de origen gallegas. También habrá una línea centrada en los sueros lácteos y otra de elaboración de alimentos especiales para la infancia.

Icos nació en el año 2000 y ha ido aumentando su volumen de negocio poco a poco, sin prisa pero si pausa, convirtiéndose en un modelo a seguir. Además de las ventajas que tienen los cooperativistas, decir que ha generado 116 puestos de trabajo. Es, insisto, todo un ejemplo tanto en funcionamiento como en gestión.

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