Blog | El periscopio

El alcohol y la ira

Monforte vivió una riña tumultuaria que no acabó con muertos de puro milagro

TODOS SABEMOS que algunas personas, cuando están bajo los efectos del alcohol, reaccionan de manera agresiva ante la más mínima provocación. Pero, ¿por qué esta forma de actuar se da en unos individuos y en otros no? La respuesta parece estar, según diferentes estudios, en la ira.

Una investigación ha analizado los tres componentes básicos de la ira (cognitivo, afectivo y conductual) y ha comprobado que es este último el que más influye a la hora de desencadenar una reacción agresiva en los hombres que se han pasado con las copas, algo muy habitual en estas fechas navideñas. Además, señala que los varones con elevados índices de ira conductual e ira cognitiva tienen más riesgo de ser agresivos cuando toman bebidas alcohólicas.

Los estudios apuntan a que factores tales como la propia personalidad del sujeto, su genética, el consumo de sustancias o el ambiente en el que se crió, entre otros, influyen en que unas personas tengan más componente conductual de ira que otras. También se ha constatado que el alcohol no aumenta la agresividad en todas las personas ni en todas las situaciones, insistiendo en que la ira juega un papel muy importante, aunque no absoluto.


"Fue cosa del alcohol". Si llega a introducir el componente de la ira cognitiva y conductual, lo borda


Por último, los autores de estos estudios consideran que la ira es difícil de controlar para algunos individuos en estado de embriaguez, ya que el alcohol les ayuda a desinhibirse y, por lo tanto, a dar rienda suelta a todo tipo de actitudes, sobre todo, si sienten que les están provocando.

Estos apuntes vienen a cuento del desagradable suceso ocurrido la pasada Nochevieja en Monforte, con una veintena de jóvenes metidos en una riña que acabo mal, muy mal, con cabezas abiertas y magulladuras salpicando el cuerpo de unos y otros. Estos apuntes también vienen a cuento para descartar cualquier componente xenófobo de tal pelea, entre jóvenes de nacionalidad española y rumana.

El follón se montó por la existencia de esa ira conductual y de la desinhibición que las copas de más causó en aquellos que decidieron tomarse la justicia por su mano, vengar a unos compañeros de andanzas que habían sido vapuleados. La desinhibición fue tal que no dudaron en acudir hasta la casa de los rumanos y montar la marimorena. Gracias a dos tiros al aire efectuados con una escopeta la cosa no fue a más, pues la trifulca comenzaba a cobrar tintes todavía más oscuros y peligrosos, con motosierras por medio.

Desconocía las dotes de piscólogo del inspector jefe de la comisaría de la Policía Nacional de Monforte, Juan Mariñas Canabal. Digo esto porque hizo una perfecta lectura de las causas que propiciaron esta riña tumultuaria en la ciudad del Cabe. Resumió todo en cuatro palabras: "Fue cosa del alcohol". Si llega a introducir el componente de la ira cognitiva y conductual, lo borda.

Y hablando de la Policía y el papel que jugó, qué quieren que les diga. Disponer de solo dos agentes para controlar lo que pudiese ocurrir en una noche de fin de año es, a todas luces, una situación anormal, máxime sabiéndose que la Rúa Duquesa de Alba, la calle de copas, es un constante lugar de peleas. La noche del follón, me han contado, hubo otras tres en esta zona.

Hay quien piensa que estas situaciones podrían solucionarse enviando una pareja de policías a patrullar arriba y abajo la Rúa Duquesa de Alba. No estoy de acuerdo. No creo que sirviese como medida disuasoria, además de no considerar lógico tener a dos agentes todos los fines de semana apostados en esta calle. Sí, es especial, pero no merece tal esfuerzo de un uso desmesurado de los recursos públicos. Además, la Policía poco o nada puede hacer contra el cóctel que forman alcohol e ira, eso más bien sería una función que debería ser asumida por un psicólogo. Saber qué tienen en sus cabezas los agresivos, de dónde procede su ira y reconducirlos, además de aconsejarles que dejen de beber.

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