Blog | El periscopio

El sabor de un paisaje

TODO ESTÁ listo para que los viticultores de la Ribeira Sacra se lancen a los viñedos que salpican los ríos Miño, Sil y Cabe para recoger en torno a los cinco millones de kilos de uva que darán como resultado un vino en el que la impronta del paisaje y de la tierra que lo conforman formará parte de su cuerpo, de su olor y de su sabor. La comarca puede presumir de la calidad de sus caldos, pero también del esmero con el que se cuidan los viñedos, del titánico trabajo que se realiza a lo largo del año para que las inclemencias del tiempo en forma de persistentes lluvias, heladas o inesperadas tormentas causen el menor perjuicio posible en esas uvas que reciben todo tipo de mimos.

El resultado está ahí. Desde hace ya años son numerosos los elogios que reciben nuestros caldos de personas de todas las partes del mundo que los catan, pero más si cabe de aquellos que se interesan por conocer la zona en la que se producen. Quedan totalmente extasiados de lo que contemplan, de esos viñedos encastrados en empinadas laderas. Son los que aconsejan incluir como valor añadido en el vino el llamado ‘terroir’.

En eso se está, como en el impulso del etnoturismo, un nicho de negocio cada vez más en auge que puede complementar, y mucho, la comercialización del vino.

Ya hay bodegas que así lo han entendido, ofreciendo visitas guiadas a sus instalaciones, mientras que algunos han dado un paso más y no han dudado de montar un restaurante asociado, una iniciativa que está dando muy buenos resultados.

Otros no quieren quedarse atrás en esta posibilidad de negocio y a la vez promoción de sus caldos. Cinco bodegas de la denominación de origen Ribeira Sacra han recurrido al Grupo de Desenvolvemento Rural (GDR) Ribeira Sacra-Courel buscando ayuda para llevar adelante varios proyectos de mejora de sus instalaciones.

Han pedido subvenciones de los fondos Leader para modernizar sus bodegas y a la vez crear salas de cata y puntos de venta de sus productos, todo pensado en el potencial mercado del enoturismo, algo que ya vio hace tiempo el consorcio de turismo de la comarca, quien años atrás no dudo ni un momento en montar el Viñobús, una iniciativa que acerca el mundo de la viticultura a los curiosos, y más en estas fechas de vendimia.

Quienes se apunte recibirán explicaciones sobre la vid, las variedades existentes en la zona tanto de blancas como de tintas, pero también conocerán la importancia de los suelos, pues es parte esencial en las cualidades organolépticas que le imprime al vino.

Posteriormente se les enseñará a vendimiar para poder participar en algo que en la Ribeira Sacra se vive como una fiesta. Una vez finalizado el proceso de recogida, irán hasta las bodegas, donde se les explicará cómo se elabora el vino mientras hacen una cata de uvas, mostos y vinos. Seguidamente elaborarán la bebida de forma tradicional, es decir, con el pisado de las uvas. El mosto se introducirá en las cubas para su fermentación. Pasado el tiempo necesario, los participantes recibirán en sus domicilios el vino que ayudaron a realizar.

Toda una experiencia para los turistas,  para aquellos que viven en lugares en los que no hay viñedos. Cada año son más los asistentes y hasta alguno repite experiencia.

Esta iniciativa comenzará el próximo fin de semana, con la vendimia abierta ya de forma oficial, pues el consejo regulador ha fijado como fecha recomendada para el inicio de la recolección de la uva el próximo día 25.

Algunos ya han  empezado con permisos puntuales. Es el caso de 27 de las 95 bodegas que este año se han apuntado para elaborar los caldos, que, como dije al principio de estas líneas, llevan incluidos en su olor y sabor el paisaje de la que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad.
 

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