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Teresa o el sol por dentro

Título: Teresa o el sol por dentro
Dirección: Rafael Álvarez 'El Brujo'
Fotografía: Félix Méndez
Regidor: Juan Bastida
Realización de vestuario: Talleres Moustellier
                                                                                    Director musical: Javier Alejano

RAFAEL ÁLVAREZ 'EL Brujo' lo ha vuelto a hacer: repetirse hasta aburrir. Aún así, el texto invita a una reflexión tremendamente interesante sobre la mística y la física cuántica sumergiéndonos en ese "castillo interior" de Santa Teresa. El misticismo cuántico entiende que en la mecánica cuántica se incorporan ideas místicas similares a aquellas que encontraron algunas tradiciones religiosas. En otras palabras se lo decía el zorro de Saint Exupery
al Principito: lo esencial es invisible para los ojos. El Brujo se sigue rindiendo a la palabra como único modo de expresión, renunciando a cualquier montaje teatral. Así, en la primera media hora tuve la impresión de estar asistiendo a una conferencia académica en la que el autor introducía diversos temas en un 'bombo imaginario': mística, física cuántica, desintegración de los átomos, teletransportación, Rajoy, Panamá… Todos sin nexo aparente. A este espacio de palabras el autor le llamó su prólogo. A continuación vimos la luz, igual que Santa Teresa se dio cuenta de que tenía un sol por dentro. Existe una palabra clave, en nuestra vida y en la de Santa Teresa: la mirada. Se acaban de cumplir 500 años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús pero nuestros mundos se parecen. El Brujo nos mostró a esa Teresa niña a la que no le servían las respuestas vagas, necesitaba profundizar para activar su carácter ya intrépido. Quizás, con siete años, estaba buscando su sol. Su época fue un momento complejo y semejante al nuestro. Dos reyes: Carlos y Felipe, una monarquía católica a la que crecía un germen discordante que daría lugar al protestantismo y conflictos internacionales con creciente aumento de impuestos.

Analógicamente Santa Teresa sería una perroflauta de nuestra época a la que no le valían las respuestas  que le daban. Si pudiéramos teletransportarnos como nos proponía El Brujo quizás nuestros mundos separados por la distancia de cinco siglos sean paralelos. Todos somos capaces de visualizar
una obra de arte pero no todos podemos ver más allá. El Brujo utilizaba el símil de un cuadro que representa una montaña. Es fácil ver la montaña pero
pocos pueden subirse a ella y una vez arriba ver el paisaje que hay detrás. Eso le pasaba a Santa Teresa en su castillo interior, era capaz de ver más allá.

Me he quedado con las ganas de ir más al fondo de ese castillo interior de la santa. Una amiga, gran conocedora de la obra de Santa Teresa, me decía, a la salida, que le había parecido una muy pobre utilización de la obra de Santa Teresa. Yo, en este universo de palabras también me hubiera gustado escuchar parte de su obra. El Brujo es un monologuista trovador que maneja la lengua de una forma excepcional pero necesita improvisar y establecer
una conexión con su público. En Lugo la ha establecido para una gran parte del Auditorio que se ha levantado en aplausos. La otra parte hemos resistido en silencio.

Esta obra se estrenó en junio del 2015 en el Festival de Teatro Clásico de Cáceres pero no ha tenido, por ahora, un gran recorrido ni unas críticas halagadoras. Quizás se transforme en una obra menor del autor que anda a la par en asuntos relacionados con el misterio de El Quijote y el Lazarillo de Tormes que tan buen resultado le han dado.

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