Nunca el "Fiesta, qué fantástica esta fiesta" de Rafaella Carrá provocó un hielo tan profundo en el cuerpo como cuando la tararean los cinco actores de Jauría a ritmo de palmas. La historia la conocemos: una violación múltiple a una joven de 18 años durante los sanfermines en Pamplona.
La forma de contarla en teatro la borda Miguel del Arco para Kamikaze. Lo hace mediante espacios que aluden a la sumisión, al miedo o al abuso, primero de la violación y luego del juicio intimidatorio. Espacios abiertos para ellos que se exculpan, bailan y cantan. Ella se empequeñece con su miedo, inseguridad y ese sentimiento de culpa que tanto ha acompañado siempre a las mujeres. Todo el escenario es un lugar común que podemos perfectamente reconocer. Un lugar de abuso por placer, que muestra la voracidad que pone en el centro el sexo totalmente exento de empatía.
María Hervás hace un trabajo para quitarse el sombrero. Se retuerce en una silla para empequeñecerse entre su temor, su llanto y su culpa. Es la mujer cosificada que ha sido usada y tirada. Representa a todas «las mujeres con miedo» que tanto hemos visto en los últimos años. Solo le llega un soplo de aire desde fuera con una sociedad que le grita: «¡Si te creemos!». María Hervás interpreta también a la fiscal que pone el acento en el sentimiento, con una visión que parece que nadie ha apreciado.
Raúl Prieto hace, como siempre un trabajo soberbio, metiéndose en la mente de un pobre chico al que la sociedad ha enseñado que ser hombre es eso. Sus gestos, apoyando la mirada en los amigos, delatan la poca inteligencia y valor del que abusa y se siente fuerte en grupo. Fran Cantos lleva la voz cantante del que se cree líder simplemente porque es más grande. No hay una palabra de ficción, Jordi Casanovas traslada las frases de la sentencia hecha pública tras el fallo del tribunal. En el interrogatorio judicial se le preguntó a la víctima: "¿Usted se encontraba, permítame la pregunta, excitada?". Los miembros de La Manada se mandan un mensaje: "Follándonos a una entre los cinco. Ja, ja, ja. Todo lo que cuente es poco. Puta pasada de viaje. Hay vídeo". Uno de La Manada le dice a la chica: "Este es cinturón negro en chupar coños". La fiscal apunta: "Una mujer de rodillas, con cinco hombres rodeándola".
Es una obra necesaria desde el instituto, recomendable para el público adulto y sobre todo ha sido una apuesta difícil de Miguel del Arco en el momento en que el tema de La Manada estaba candente.
Resulta triste pensar que es una imagen de nuestra sociedad, de la voracidad construida a través del sexo, de la necesidad de poder y de la total ausencia de empatía. No es sórdida, es tristemente realista. La actuación y dirección son impecables. Es una obra necesaria desde el instituto, recomendable para el público adulto y sobre todo ha sido una apuesta difícil de Miguel del Arco en el momento en que el tema de La Manada estaba candente.
Hervás dijo que "el teatro como reflexión comunitaria de los aspectos públicos y políticos tiene que ser en el momento. Te tienes que meter en el barro cuando es barro, no cuando se ha secado". La obra termina con un gran abrazo de los protagonistas mientras esperan los aplausos. Raúl Prieto cuenta que al acabar los duros ensayos les salía abrazar a María como muestra de apoyo y cariño.
Al final fue un gesto grupal que repetían, una forma de limpiarse de todo aquello que soltaban en escena. También, un modo de desmarcarse de lo que hacen los personajes y posicionarse en el otro lado. Al director le gustó ese gesto y propuso que los saludos empezaran siempre con ese abrazo. Jauría ha recibido los premios Max 2020 a mejor adaptación teatral (Jordi Casanovas) y mejor espectáculo teatral. Después de un año difícil para la cultura nos merecíamos ver un Auditorio de Lugo lleno del aforo permitido.
Calificación: ●●●●●
