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Verano tórrido y otoño caliente

El escenario de dos procesos electorales no favorece los pactos

SEÑOR DIRECTOR: Con independencia de lo que pronostique la meteorología para el próximo verano y otoño, se puede estimar una subida de la temperatura política y social. Habrá que acostumbrarse a la presencia de tormentas. Al Gobierno le corresponde adoptar medidas de política económica como respuesta a una crisis que todos pintan muy mal: previsión de caída del 9,2% en el PIB e incremento del paro al 19%, según la vicepresidenta Calviño. Son cifras malas pero se juzgan optimistas. La estrategia de gobierno en clave de polarización ideológica pide cambio. Así cabría entender la invitación de Pedro Sánchez al PP y a los agentes sociales para pactos de reactivación de la actividad. La constitución de comisiones parlamentarias a tal fin pronostican enredos más que realidades.

Ilustración para el blog de Lois Caeiro. MARUXA

Payasadas
Esta semana conocimos algunos datos que invitan a la urgente necesidad de aterrizar en la nueva realidad, que será más problemática. La situación no va a mejorar, aunque nos distraigan, con los pronósticos idílicos de que cuando salgamos de esto todo y todos seremos diferentes, para bien, ni se resuelve con la multiplicación hasta el infinito de las noticias de las payasadas que pueda decir Trump, y las que se le atribuyan. Un detalle curioso: el presidente estadounidense ha pasado a ser la diana en las redes sociales españolas. Y en los noticieros ocupan posición de apertura las cifras —no tasa, claro— de muertos en EE.UU. Para encontrar referencias a Suecia, que es otra cara de las estrategias frente al virus, no se sabe todavía si buena o mala, se exige esfuerzo de busca.

Prima la vertiente propagandística y de desinformación, con independencia de que todos actúen de forma partidaria hasta en el dolor y la desgracia de las personas. Pero los males y fallos de uno no hacen bueno ni creíble al competidor. Algo que no entienden los hooligans que siguen la línea de discurso marcado.

Pinceladas
Permítame unas pinceladas de aproximación económica y política al escenario preocupante en el que estamos. Permítame también que señale algunas circunstancias y obstáculos que hay en el escenario y que podrían complicar la necesaria respuesta para reactivar la economía con la trayectoria de la “V asimétrica” que anuncia la vicepresidenta Calviño.

¿Puede haber pactos con dos procesos electorales abiertos, en Galicia y Euskadi? Un motivo más para poner fecha, y no lejana , a la cita con las urnas de gallegos y vascos. Los acuerdos de Andalucía, que se utilizan como escaparate, no son un referente válido. Son solo un “quejío”, según el bautizo que de los mismos hace con brillantez Carlos Mármol. No hay contenido, solo tactismo: empujar a Casado al pacto con el Gobierno y al tiempo que se erosiona a Susana Díaz como oposición al popular Juan Manuel Moreno en Andalucía. Sánchez, por otra parte, aseguró en una de sus últimas comparecencias que no admitiría como condición para pactos que tuviese que hacer modificaciones con sus socios de gobierno. ¿Es posible así el encuentro en política económica entre Gobierno y PP? Nadia Calviño es un parapeto para que se vea al Gobierno dentro de los márgenes de la ortodoxia de Bruselas pero ese papel de escudo queda más a la intemperie para la política interna.

Sin precedentes
El dato de hundimiento del PIB, caída del 5,2%, en el primer trimestre, incluye solo quince días de parálisis de actividad. Nos han advertido de que es el peor dato de toda la serie histórica. Para visibilizarlo más convirtieron ese 5,2% en cifras que entendemos todos: 35.000 millones de euros. Las previsiones de la vicepresidenta Calviño, que ya le cité y los datos de este segundo trimestre de parálisis, nos aproximarán a la dimensión real del parón. El malestar expresado por diferentes sectores de actividad ante las fases de desescalada aprobadas por el Gobierno reflejan preocupación por la supervivencia de sus negocios, no estrategia política. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), no se anduvo en esta ocasión con paños calientes: “Una recesión sin precedentes en tiempos de paz”. Y, para aterrizar en nuestro territorio, el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, que cuenta ya con un comité de expertos académicos y empresariales, advirtió también esta semana que “la crisis económica del coronavirus es mucho peor que la de 2008”.

No hay duda de la urgencia de ponerse a la tarea de reactivar la economía desde las políticas europeas, estatales, autonómicas y locales. Incluso el pintoresco Trump ponen en marcha comisiones con figuras empresariales y sindicatos e intenta pactar con los demócratas una ley de medidas y ayudas económicas. Paul Krugman, además de zurrarle como es obligado para él a Donald Trump, avisa, para que no haya luego decepciones: la recuperación no va a ser en forma de V. Ni siquiera asimétrica, como la ve la vicepresidenta económica española. No va a ir para arriba de un tirón, a velocidad de crucero, para situarnos en meses en donde estábamos. Hay asuntos que estaban pendientes que exigen la atención y la acción: Alcoa o As Pontes. O los peajes de la Autopista del Atlántico, sin que nos pretendan distraer, y no resolver, con quién es el culpable.

Cuestiones que regresan
Además de la economía, como urgencia, hay asuntos políticos pendientes, algunos con plazo de vencimiento: las elecciones en Galicia y Euskadi. Los procesos electorales no son el momento que favorezca consensos, ni de mínimos. Está por ver cómo regresa al escenario la cuestión catalana, con un Gobierno en Madrid que se apoya para su estabilidad en votos independentistas. Las últimas broncas en las sesiones del Congreso apuntan más a la confrontación que al entendimiento. A la activación del fuego no son ajenas algunas medidas adoptadas, más allá de la razón estrictamente sanitaria, y algunas líneas de discurso de los socios de Gobierno.

Quedaron aparcadas también cuestiones como las cuentas millonarias en Suiza o una fundación en Panamá, que apuntan al rey emérito. En un escenario de crisis económica y social pueden encontrar el mejor caldo de cultivo para instalar en el debate público la opción república frente a monarquía. Un componente importante dentro de un pretendido cambio de sistema que denuncian figuras políticas diferentes y no de Vox. El vicepresidente Pablo Iglesias el pasado 14 de abril, en plena crisis sanitaria, reactivó el tema república. Está por tanto en la agenda de quienes se sientan en el Consejo de Ministros.

Hoja de ruta
No hay un manual para reiniciar la economía. Hay cierta coincidencia en que será necesario un cambio de mentalidad : en quienes cobran bonus de seis cifras, o más, y en quienes tienen salarios de tres. No parece válido calificar de “indecencia” la propuesta de que habrá que trabajar más para que la reactivación sea real. Lo hizo un representante de la CFGT, uno de los grandes sindicatos franceses, en un panel sobre medidas reactivadoras. En otra dirección diferente, este sindicato pactó para este verano en PSA dos semanas de vacaciones en lugar de tres.

El impacto negativo será mayor en el Sur de Europa: “doble castigo”. Culpar a “a los del Norte” nada resuelve. Después de diez años de austeridad, España llega en peores condiciones por la limitada capacidad para el endeudamiento al que obliga la lucha sanitaria , las ayudas económicas a quienes quedan en la inactividad y la movilización de recursos que exijan las políticas de reactivación. Después de una larga austeridad y carencias, con horizontes salariales y de calidad de vida nada atractivos para quienes se incorporan con dificultad al mercado laboral, la prolongación de esta situación en el tiempo o su agravamiento sería inestabilidad social y política: tendría receptores la llamada al cambio de sistema.

De usted, s.s.s.

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