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Portugal

La peregrinación de Rebelo de Sousa a Compostela es una contribución a un Xacobeo lastrado por la pandemia
Rebelo de Sousa con Feijóo. EFE
photo_camera Rebelo de Sousa con Feijóo. EFE

SEÑOR DIRECTOR:

Marcelo Rebelo de Sousa, el popular presidente portugués, peregrinará a Compostela en este año jubilar en el que la pandemia vació los caminos a Santiago e igualmente las rúas y plazas de la ciudad del Apóstol. El anuncio lo hizo el presidente de Galicia. A finales de mayo fue recibido en el Palacio de Belém por el máximo mandatario de Portugal. El eco mediático de la presencia del Rebelo de Sousa en Galicia está asegurado por la proyección que este político tiene dentro y fuera de su país. El pasado viernes se fue en Madrid con el rey de España a almorzar a la terraza de un restaurante próximo al Palacio Real. El gesto no supone una mala contribución a la imagen de la monarquía española en estos momentos, tanto por los deteriores producidos desde dentro de la misma como desde fuera.

La presencia de Núñez Feijóo, el presidente gallego, en Lisboa o en Porto debería formar parte de la normalidad. Me atrevo a decirle que hay que ver al mandatario gallego en Portugal con la misma normalidad con la que se le pueda ver en la capital de España. A ver si algunos por la Villa y Corte borran ya la expresión de una enfermiza ignorancia y de visiones ideológicas de fantasmas que entiende como intromisión en la política exterior española, que compete al Gobierno, el cultivo por las instituciones autonómicas y locales de las relaciones y la defensa de los intereses entre Galicia y Portugal. No es política exterior, son regiones o territorios de una misma región dentro de la Unión Europea. Aviados vamos si Galicia espera que el trabajo se lo hagan desde Madrid.

De esto precisamente quiero hablarle una vez más: de la asignatura pendiente entre Galicia y Portugal. También pendiente por parte gallega. O hay presión ante Madrid desde los poderes públicos gallegos y de la sociedad civil gallega y, al tiempo, gestión directa de las relaciones y los intereses comunes con la región norte de Portugal o la cosecha será el olvido y la nada en forma de buenas palabras. La mirada de las autoridades de Madrid cuando contemplan Portugal nunca pasó con gobierno alguno por Galicia. Entienda usted el titular que recojo del lisboeta diario Público de ayer como una muestra: «Espahna popôe polongar comboi Madrid-Badajoz ate Lisboa». La propuesta es de Renfe a su homóloga portuguesa. Está dentro de una estrategia de potenciación del eje suroeste en la península Ibérica que impulsan empresarios de los dos países.

¿Qué hay del eje noroeste? Sería el camino lógico hacia Europa. Nada hay que objetar a esa iniciativa que recoge Público salvo que existe el olvido y la marginación -sí, marginación- del eje noroeste por los diferentes gobiernos de Madrid. Puede usted incluir a los ministros y ministras gallegas que han sido.

Recordará, señor director, que en los últimos meses del pasado año la ministra portuguesa de Coesâo Territorial, Ana Abrunhosa, mandaba un mensaje a Madrid: Lisboa tenía como prioridad ferroviaria el eje atlántico. No fue ni es la posición del Gobierno español. Repare usted en Punta Langosteira, el puerto exterior de A Coruña, que no cuenta con enlace ferroviario y pretendían presentarlo como un punto de atracción internacional para las mercancías hacia Europa. Nadie lleva al hipódromo a competir un caballo cojo.

Claro que para que Madrid mire hacia el noroeste peninsular el primer paso será la conciencia aquí de la necesidad de potenciar la eurorregión Galicia-Norte de Portugal. Debería ser una prioridad en la agenda gallega. No es una cuestión sentimental. Galicia está deslocalizada en su posición geográfica y en las comunicaciones: seguimos siendo un finisterrae. Un posicionamiento adecuado para las comunicaciones hacia Europa pasa por sumar Galicia, el Gran Porto y el norte portugués y todo el noroeste español. Una aceptable velocidad de marcha en la economía y el desarrollo de Galicia pasa por asumir aquí la condición de Eurorregión con el norte portugués. No me atrevería a decirle que esta conciencia y este trabajo evolucione a velocidad de crucero.

Son buenos indicadores noticias como el foro sobre turismo en la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal que esta semana se celebró en Sanxenxo con empresarios de uno y otro lado del Miño. Como lo es el anuncio también de un gran parque de ocio transfronterizo entre la localidad gallega de Goián y la portuguesa de Vilanova da Cerveira. Como estratégicamente lo fue, y lo sigue siendo siempre que se alimente, la implicación de todas las regiones del noroeste español en la concepción de una realidad supraautonómica en los objetivos de interés común de la Eurorregión del noroeste. Solo desde esa unión serán alcanzables objetivos como las salidas a Europa que superen la visión y los planteamientos centralistas de Madrid.

Me permitirá usted que para despedirme regrese al inicio de esta carta con el anuncio por Núñez Feijóo de la peregrinación de Rebelo de Sousa a Compostela. Hay que interpretarlo como un acontecimiento auténticamente relevante en el actual contexto de bajón del turismo. Le propongo un breve desvío por la catedral compostelana.

Hasta hace escasamente una semana, algo inimaginable en los últimos años santos, no era necesario hacer cola para cruzar la puerta santa, la puerta de los perdones de una basílica que luce brillante restauración, nueva iluminación y un acertado encuentro de contemporaneidad en el diseño del mobiliario en el absoluto respeto al marco histórico. Aunque la ausencia de peregrinos y turistas daba y da una imagen de soledad en la capital gallega, es una triste noticia para una economía que tiene en el turismo uno de sus pilares, usted me entenderá si le confieso que la visita a la catedral sin aglomeraciones, con contadas personas en su interior, en espiritual silencio, hacía prolongar la permanencia y entenderla como un auténtico privilegio para el disfrute. También para constatar que la imagen del Santiago matamoros ya no se ve en el interior de la basílica. ¿Imposiciones de los tiempos y borrado de la historia aunque pertenezca al mito? Aún se observa esa imagen en la fachada sobre el tejado del pazo de Raxoi. ¿Será menos prudente el poder secular que el religioso?

De usted, s.s.s.

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