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Los muertos dañan el negocio

La negativa a la información alimenta las peores sospechas
Los muertos dañan el negocio
photo_camera Los muertos dañan el negocio

SEÑOR DIRECTOR:

El silencio, la negación de la información nunca es rentable. La cerrazón acaba por producir los efectos negativos que se pretendían evitar. Domus Vi, la empresa que cuenta con 30 geriátricos en Galicia, se opone a que sean públicos los datos de muertos en sus instalaciones durante la pandemia por "un demérito en la estima pública de las empresas titulares de los centros". Con ese objetivo recurre a los tribunales y desde el Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) le deniegan tan descabellada pretensión de censura en un asunto de interés general.

El demérito o el daño a la imagen de la empresa y los centros ya lo produce el recurso a la vía judicial para impedir la información. Si las cifras de muertos necesitan ser contextualizadas, sin duda, con datos de edad, salud de las personas o patologías previas, háganlo. Esa información se puede ofrecer con todas las garantías para la intimidad de los clientes o usuarios. En España, como en otros países, son muchas las familias de muertos que demandan información.

Le recuerdo la impactante portada del francés Liberation del 5 de abril de 2020. Continúa vigente. "Tragedia a puerta cerrada" titulaba sobre una foto a toda plana. Un anciano, cubierto con un gorro de lana, se tapa la cara con unas largas manos huesudas de pieles secas y arrugadas: "Tragédie à huis clos». La estimación de muertos, las cifras "son heladoras", en las ‘casas de jubilados’. Esa portada basta para justificar la exigencia de datos, información y todas las explicaciones necesarias para hacer luz sobre la tragedia, a puerta cerrada en la pandemia, de los viejos en los geriátricos. Eran viejos y sobre todo personas y ciudadanos con derechos. No es un asunto privado. No se debería ni decir en alto que priman los intereses de una empresa sobre la aclaración de las circunstancias de la muerte de personas.

Una gestión y un trabajo eficiente, en este asunto como en cualquier otro, ante el menor indicio de dudas, sería la parte más interesada en ofrecer toda la información que se demandase. Eso dice el sentido común.

DomusVi es la gran gestora de residencias en España. En Galicia se hizo con los geriátricos de las desaparecidas cajas de ahorro. Un repaso de cómo y dónde acabó toda la economía y la gestión cultural y social que movían las cajas en Galicia es también una necesidad informativa pendiente. Volvamos al "negocio de los abuelos". Según Economía Digital, DomusVI está controlada por el fondo británico ICG y una de las primeras fortunas de Francia. El multimillonario galo Yves Journel vio hace décadas las posibilidades de negocio que genera una población envejecida. DomusVi contaba en 2020, según el citado portal de información económica, con 30 geriátricos en Galicia y 143 en toda España.

Esta potencia en el ‘negocio de los abuelos’ acudió a los tribunales para que la Xunta no haga públicos los datos de muertes por covid en sus residencias. Entiende que le produciría "daño reputacional y perjuicio comercial y económico" y, como ya le decía, "un demérito en la estima pública de las empresas titulares de los centros». A esto se le llama poner la venda antes de la herida. "La opacidad podría dar lugar a especulaciones sobre las razones de no hacerlo", responde con toda lógica la sentencia del Tribunal Superior de Xustiza que le deniega a la empresa la petición de censura. Suena hasta provocador argumentar que el daño que se le puede causar a la imagen de las empresas es superior al interés público. No le diré a usted que suponga un desprecio a la ciudadanía, a las personas. Podría parecerlo.

Algunas de las residencias de esta sociedad en Galicia fueron intervenidas por la Xunta en los meses duros de la pandemia. La administración autonómica no andaba entonces sobrada de ocupaciones extraordinarias como para asumir más centros privados que estaban o deberían estar eficientemente gestionados. Algo no debía ir como debería cuando la Xunta actuó.

El acceso a la información de interés general o ciudadano es un derecho que ejercita usted cada día. Define a una sociedad abierta. Suponíamos que estaba asumido, interiorizado, por todos. Parece que no. Nadie tendrá dudas de que es de interés general lo que sucedió durante la pandemia en las residencias de ancianos, privadas o públicas. Y sin pandemia, seguirá siendo de interés general. Son personas las que residen en esos centros.

Afortunadamente el Tribunal Superior de Xustiza no comparte el descarnado interés de parte que pretende impedir que la sociedad conozca el número de muertos en los geriátricos bajo la pandemia. "Difícilmente puede concebirse asunto sobre el que exista un mayor interés público que justifique transparencia en la actuación y el acceso a la información que la gestión de la pandemia", sentenciaron tres magistrados del TSXG. Es argumento extensible más allá de las residencias. Por ejemplo, con los pescadores de fortuna en la tragedia y los incautos, o cómplices, que lo permitieron o colaboraron.

Si quienes gestionan este negocio de los abuelos bajo la marca DomusVI no andan acertados en legalidades para silenciar los datos, tampoco aciertan en la imagen institucional.

Es norma que la cerrazón informativa casi siempre produce los efectos contrarios a los que se pretenden. Es una estrategia equivocada y negativa en el mercado o en la política. Incluso para convertir en creíble el propósito de la enmienda, para definir en términos de catequesis la voluntad de rectificación. En caso de error, la transparencia es el camino más corto para recuperar la confianza pública.

Algunas informaciones, declaraciones de testigos directos —trabajadores, militares que entraron en algunas residencias— e imágenes, y no referidas a Galicia precisamente, crearon auténtica alarma social sobre la situación de los mayores en las residencias. La alarma se desató, desde Madrid por ejemplo, a pesar de que nos ocultaron datos e imágenes del drama que representó la pandemia para mucha gente: muertos, enfermos y familiares.

Si una información veraz, contrastada, de una fuente oficial, daña la reputación de una empresa no sé yo qué podríamos pensar sobre las razones reales de esa pretensión de silencio.

De usted, s.s.s.

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